El prior del Valle de los Caídos pide perdón a Dios porque Sánchez usó la basílica para un fin no religioso
El prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, ha realizado este martes un «acto de desagravio» en la Abadía por el «uso de la basílica ajeno a su fin religioso» que llevó a cabo el Gobierno de Pedro Sánchez para proceder con la exhumación del dictador Francisco Franco.
Este martes, la basílica del Valle de los Caídos reabría sus puertas tras el acto central de la campaña electoral de Sánchez que la ha mantenido cerrada durante casi dos semanas. El prior de la Abadía, justo antes de oficiar la misa de 11 de la mañana, ha realizado el acto de desagravio antes mencionado por el uso «ajeno a su fin de religioso» que ha realizado Pedro Sánchez y su equipo de Gobierno.
Antes de la exhumación, el prior había presentado una denuncia ante el juez por el «acceso inconsentido» de los efectivos de la Guardia Civil al templo y también había avisado al Papa Francisco, al abad de Solesmes, a la Conferencia Episcopal Española, y al arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que no se estaba respetando la inviolabilidad de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, durante los preparativos para la exhumación.
El Valle de los Caídos ha reabierto al público este martes, a las 10,00 horas, tras la exhumación el pasado jueves de los restos mortales de Francisco Franco, y lo ha hecho sin la tumba del dictador, cuya sepultura ha sido cubierta por piezas de mármol negro y está precintada.
La foto prohibida por Patrimonio
En total, unas 60 personas han asistido a una misa celebrada a las 11,00 horas más allá de la mención que el prior a hecho a los «mártires» que reposan en el Valle de los Caídos. En los bancos se mezclaban creyentes, turistas y periodistas. Al terminar el oficio, todos han buscado, juntos y revueltos, el lugar donde Franco estuvo enterrado casi 44 años.
Sobre la sepultura ha desaparecido la losa de granito de 1.500 kilos colocada el 23 de noviembre de 1975 en el entierro de Franco. El hueco se ha reemplazado por piezas de mármol negro que se integran con el suelo de la basílica. En total, se han colocado 14 piezas nuevas, ocho más de las que eran necesarias para sustituir la lápida.
La sepultura de Franco, aunque camuflada, es fácilmente identificable porque permanece precintada. Sobre ella se han arremolinado visitantes curiosos y periodistas que buscaban la foto prohibida por Patrimonio Nacional.
Un vigilante de seguridad se ha desesperado lanzando avisos a los informadores, hasta que ha reclamado el apoyo de una pareja de Guardias Civiles. Sin embargo, cuando la Benemérita se ha personado en el altar de la basílica, las fotos ya estaban hechas. También se habían depositado flores rojas y amarillas en el lugar donde estuvo enterrado Franco.
Primeros visitantes ya sin Franco
Los primeros visitantes tras la exhumación han sido Rubén y Cristina, una pareja de moteros de Elche (Alicante) que han llegado a la sierra de Guadarrama tras una ruta por otras provincias y desconocían que hoy reabría el recinto. «Ha sido de casualidad», ha explicado Rubén, de 37 años, a Europa Press, que ha evitado valorar la exhumación del dictador. «Lo que haya ocurrido no lo he vivido y no puedo opinar», se ha limitado a decir.
Entre los visitantes se contaban muchos extranjeros, y también periodistas, apostados a la entrada de la basílica con las cámaras, o sin ellas para acceder al interior y asistir a la primera misa que se ha celebrado en la basílica del Valle de los Caídos tras la exhumación de Franco, cuya sepultura se encontraba entre el coro y el altar mayor.
Para acceder a la basílica hay que atravesar un control de seguridad con escáner, y los vigilantes advierten de la prohibición de grabar o fotografiar en su interior, algo que no ha disuadido a los informadores, presentes en la misa oficiada por el prior de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, que el pasado jueves estuvo presente en la extracción del féretro del dictador y oficio un responso a petición de la familia Franco