Primo de Rivera, fusilado por «rebelión militar» contra la República, será el próximo exhumado de Sánchez
El Gobierno, a preguntas de OKDIARIO, ha confirmado que sus planes para exhumar al fundador de La Falange, José Antonio Primo de Rivera, siguen adelante. El Ejecutivo iniciará las conversaciones con la familia del líder falangista una vez se apruebe la ley de «memoria democrática» algo que, previsiblemente, ocurrirá el próximo mes de septiembre.
El fundador de La Falange (Madrid, 1903) fue fusilado el 20 de noviembre de 1936. Preso en la cárcel de Alicante desde marzo de ese año por el Gobierno del Frente Popular por posesión de armas, Primo de Rivera fue juzgado por conspiración y rebelión militar contra la Segunda República, pese a que cuando se produjo la insurrección ya llevaba cuatro meses encarcelado. Fue condenado a la pena de muerte y el fusilamiento, ejecutado por un pelotón de ocho milicianos anarquistas. Aportando documentos inéditos, el periodista José María Zabala narró en Las últimas horas de José Antonio cómo esa ejecución no vino precedido de la orden de «fuego» y los disparos se efectuaron «a capricho» y a apenas tres metros de distancia. Una auténtica «carnicería». Contaba con apenas 33 años.
Sus restos fueron exhumados del cementerio de Alicante y escoltados hasta el monasterio de El Escorial. El 19 de noviembre de 1939, fueron trasladados al Valle de los Caídos por orden de Franco. La figura de Primo de Rivera se convirtió en una leyenda en el bando nacional, pese a sus conocidas diferencias con el dictador, quien llegó a ocultar la muerte durante dos años. Ramón Serrano Suñer relató en sus memorias: «Respecto al mismo José Antonio no será gran sorpresa, para los bien informados, decir que Franco no le tenía simpatía. Había en ello reciprocidad pues tampoco José Antonio sentía estimación por Franco y más de una vez me había yo —como amigo de ambos— sentido mortificado por la crudeza de sus críticas». Durante esos dos años los falangistas intentaron evitar el famoso lema «¡Presente!» -usado para referirse a los caídos durante la guerra— por el de «José Antonio, ¡ausente!», esperando que volviera.
El Gobierno de Pedro Sánchez llegó a considerar a Primo de Rivera como una de las 33.000 víctimas del conflicto bélico que se encuentran en el Valle de los Caídos y a descartar su exhumación. Sin embargo, la nueva ley establece que «en el Valle de los Caídos sólo podrán yacer los restos mortales de personas fallecidas a consecuencia de la Guerra, como lugar de reconocimiento, conmemoración, recuerdo y homenaje a las víctimas allí inhumadas» y que «se procederá a la reubicación de cualquier resto mortal que ocupe un lugar preeminente en el recinto». Primo de Rivera está enterrado al lado del altar de la Basílica.