El PP prepara un plan B con generales tras las municipales si no hay Presupuestos

Rajoy-Soraya-Cospedal
Mariano Rajoy conversa con Soraya Sáenz de Santamaría, durante una sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. (Foto: Efe)
Carlos Cuesta

El PP prepara un plan B con elecciones generales tras las municipales en caso de que no haya Presupuestos. La última palabra la tiene el presidente Rajoy. Pero el escenario de dificultad de negociación de los Presupuestos Generales del Estado ha llevado a los ‘populares’ a no descartar la necesidad de realizar un adelanto de las elecciones generales.

No se haría coincidir con las elecciones municipales y autonómicas de primavera de 2019. Serían más tarde y antes de llegar a la fecha tope para celebrar las generales –junio de 2020–. Todo dependerá de la decisión final del presidente y de la marcha de las encuestas.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, rechazó hace más de un mes un adelanto de las elecciones generales por el resultado de las elecciones autonómicas catalanas del 21 de diciembre. Rajoy insistió en su intención de celebrar los próximos comicios nacionales en junio de 2020. “Los mandatos normalmente duran cuatro años, salvo que se produzcan situaciones de excepcionalidad”, afirmó en aquel momento.

Pero desde el PP prefieren estar preparados ante la marcha de las encuestas y, sobre todo, ante las dificultades extra que estaño encontrado para negociar unos presupuestos en los que se han mezclado ya todo tipo de cuestiones políticas: desde el golpe en Cataluña, hasta los presos de ETA.

El PNV sigue poniendo trabas a los PGE

La negociación de los Presupuestos no marcha al ritmo al que querría el partido en el Gobierno. PNV no quiere poner en peligro su relación con los separatistas catalanes y ha decidido meter presión a la negociación de las cuentas nacionales con exigencias netamente políticas. Entre esas peticiones se encuentra la del traslado de la competencia sobre las prisiones y el acercamiento de presos al País Vasco. Lo ha hecho, en primer lugar, porque, mientras continue la tensión en Cataluña, los nacionalistas vascos no quieren pactar con el PP y dar la sensación de que son los amigos de quien desafía al separatismo. Y el foco de tensión en Cataluña no parece muy claro que vaya a ser de rápida disolución.

Y, en segundo lugar, porque tienen la sospecha de que Ciudadanos tampoco tiene ahora un gran interés en alcanzar un pacto de Presupuestos que dé vida al Gobierno de Rajoy.

Por todo eso, y porque “será difícil que nos ofrezcan mucho más en términos económicos”, como reconocen desde las filas nacionalistas”, la negociación de las cuentas con el partido vasco ha saltado a un peligroso terreno político. El PP sabe perfectamente que necesita de los Presupuestos para mantener la sensación de gobernabilidad y para evitar la imagen de una pérdida de capacidad legislativa. Pero sabe igualmente que un pacto en materia de pesos de ETA podría ser la gota definitiva que derramase el agua de su electorado en plena entrada en rally electoral.

C’s a la expectativa tras al auge en el CIS

Ciudadanos se encuentra igualmente a la expectativa. Ya ha dejado claro que no piensa respaldar un acuerdo con los presos etarras de por medio. Lo cual, deja la negociación de Presupuestos en tierra de nadie. No quiere dejar pasar el momento de auge de su intención de voto por el factor catalán, pero también sabe que no puede aparentar tener ganas de desestabilizar al PP, porque, a fin de cuentas, es el electorado al que pretende atraer demostrando que no es un partido oportunista sino defensor de lo mejor para España.

Con este escenario, el PP prefiere estar preparado. Porque, aunque está claro que Rajoy quiere aguantar los cuatro años de legislatura, es mejor estar preparado para un posible fracaso de las negociaciones de Presupuestos y, por lo tanto, para un desgaste por el agotamiento de la legislatura.

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