PDeCAT y PNV al chantaje: si Sánchez quiere impuestos para gastar más tendrá que dar soberanismo

Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (Foto: Efe)
Carlos Cuesta

PDeCAT y PNV inician el chantaje: si Pedro Sánchez quiere impuestos para gastar más tendrá que dar soberanismo. Se trata del mensaje rotundo que han hecho llegar ya los dos partidos separatistas al Gobierno socialista.

La ecuación se convierte en cada vez más complicada para Pedro Sánchez. Nada más estrenar el Gobierno lanzó promesas de incremento de gasto anual cercanas a los 8.000 millones de euros. Y ello, pese a que sabía que Bruselas le exigía recortes adicionales cercanos a los 7.000 millones de euros en dos ejercicios.

Pero aquello no preocupó a Sánchez. Extensión del servicio sanitario, eliminación de los peajes en las autopistas, incremento del poder de gasto de las CCAA en 2.400 millones de euros, plan de inversiones para Cataluña de casi 1.000 millones anuales, ampliación del gasto educativo, extensión temporal de las subidas de las pensiones. Y todo un largo etcétera de promesas llenaban sus anuncios de gasto hasta que sus propios socios le han dicho que nada es suficiente: que Podemos siempre pedirá más gasto. Y los separatistas siempre querrán más gasto y más independencia.

El primer freno ha llegado de la mano de la ley de techo de gasto. El Gobierno de Sánchez quería permiso para derrochar más 5.230 millones adicionales, que sumados a los que generaría de manera automática el aumento de recaudación por el crecimiento económico, permitían asumir un primer año de gasto claramente expansivo. Pero sus socios han dicho un rotundo “no”. Y eso supone que, o encuentra una vía adicional para satisfacer las ansias de sus socios o no podrá asumir ningún incremento adicional de gasto.

Aún más: sus socios, y en especial PNV y PDeCAT acaban de anunciar que también ese camino lo tendrá complicado. Porque o avanza en la agenda de cesiones separatistas o no le permitirán avanzar en la de subidas de impuestos. Y es que PNV y PDeCAT son separatistas, pero no comparten el deseo del resto de socios del puzle de gobernabilidad de Sánchez —en concreto de Podemos— de disparar hasta el infinito los impuestos.

PNV quiere el reconocimiento y aceptación de su nuevo estatuto de autonomía vasco: el que recoge un referéndum de autodeterminación. Y PDeCAT quiere relajación en las penas de los golpistas del 1-O e, igualmente, que se avance en un referéndum separatista pactado. Y, en caso contrario, Sánchez tendrá serios problemas para elevar el Impuesto de Sociedades con su tipo mínimo del 15%; o para incrementar su fiscalidad del diésel; o para sacar adelante su nuevo catálogo de impuestos medioambientales; o para elevar las cotizaciones de autónomos y rentas superiores a los 40.000 euros; o para crear nuevos impuestos al capital; o para elevar los tributos a la banca; o para adoptar cualquier otra medida de aumento fiscal que le pudiese permitir gastar más.

Y por si la situación fuese de por sí poco compleja para el viajero y amante de la música Sánchez, sus equipos jurídicos ya le han confirmado lo obvio: que el artículo 134 de la Constitución impide el uso de los Presupuestos para diseñar impuestos de nueva creación. O, dicho de otra manera: que si quiere sacar adelante sus nuevos impuestos, tendrá que hacerlo a través de decretos y, por lo tanto, necesitaría, de nuevo, de una mayoría en el Congreso similar a la aglutinó para echar a Mariano Rajoy del Gobierno.
Y, si no es así, se tendrá que despedir de su plan para recaudar casi 6.000 millones de euros anuales.

En resumen, que si Sánchez no cede a las exigencias separatistas, los dos partidos nacionalistas clásicos forzarán el Ejecutivo a tener que trabajar con la previsión de ingresos y gastos de los Presupuestos de 2018, pero en 2019. Con techo de gasto que no llega a los 120.000 millones, en vez de con los 125.064 millones pretendidos. Algo que, sin lugar a dudas, puede llevar al PSOE a tener un profundo enfrentamiento con Podemos y ERC. Y con sus votantes.

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