Page paga la ‘paz’ con los sindicatos: 3,1 millones en subvenciones en plena pandemia
Emiliano García-Page ha decidido seguir los pasos de Pedro Sánchez y sellar la paz con los grandes sindicatos ante la llegada de momentos de dureza social. La crisis arrecia y mientras el presidente del Gobierno regala el control nacional de la negociación colectiva a CCOO y UGT, el presidente de Castilla-La Mancha entrega millones a las formaciones que pueden decidir que los trabajadores se echen a la calle o no en medio de una fuerte destrucción de empleo como la que ya ha comenzado.
El dinero repartido es bastante importante en Castilla-La Mancha. En el recién cerrado año 2020, la patronal CECAM ha recibido 1.327.745,97 euros; CCOO ha conseguido una financiación pública de 1.750.219,14 euros; y UGT hasta 1.355.912,34 euros.
Dos fundaciones dependientes de CCOO y UGT se suman a esta lista de supuestas prioridades presupuestarias en el primer año del Covid: la primera, la Fundación Formación y Empleo (CCOO): 20.190 euros; la segunda, la Fundación Iniciativas de Futuro (UGT): 3.000 euros.
En total, supone una inyección de más de 3,1 millones para los dos grandes sindicatos. Y de más de 4,4 millones para el conjunto de agentes sociales si se incluye a la patronal regional.
La cuestión, de todos modos, es verdad que no se circunscribe al momento Covid. Porque la costumbre de pagar esa paz social parece haberse instalado de forma perenne en el Gobierno de Castilla-La Mancha. De hecho, la cantidad total, actualizada desde 2014, asciende a 42,7 millones de euros. En esta cifra también se incluyen las concedidas a la Fundación Iniciativas de Futuro de Castilla-La Mancha (UGT) y la Fundación Formación y Empleo de Castilla-La Mancha (CCOO).
Es más, la costumbre de pagar a las grandes centrales sindicales para que no agiten el panorama social parece ser, no una moda de los socialistas de Castilla-La Mancha, sino de los socialistas en general.
Negociación con los sindicatos
Pedro Sánchez también se prepara para momentos de tensión social. La actividad económica sigue su deterioro, la financiación de las prestaciones sociales corre peligro, y el presidente, por el momento, ha preferido sellar esa misma paz con los sindicatos para evitar tentaciones de respaldar la tensión laboral. El paquete de reformas económicas que prepara ya el Gobierno les da el control de los convenios en plena debacle económica. La reforma laboral salta por los aires, pero los sindicatos vuelven a retomar el poder perdido en 2012.
La realidad es que aquella reforma laboral del PP apartó a los sindicatos del control absoluto de los convenios. O, mejor dicho, apartó a las grandes cúpulas nacionales de los sindicatos de ese control: la ultraactividad de los convenios desapareció y la negociación directa de los sindicatos de cada empresa con los directivos abrió una puerta a negociar con flexibilidad las condiciones laborales en los momentos de crisis. Todo ello con un fin: evitar los despidos masivos en las etapas de debilidad económica y favorecer despegues rápidos en los momentos de recuperación. La clave: el alejamiento de las cúpulas sindicales y de su control de los convenios sectoriales, de forma que pasase a mandar en cada situación lo negociado por aquellos trabajadores realmente conocedores y vinculados por la situación de cada empresa.
El Gobierno ha remitido ya a Bruselas un paquete de reformas que acompaña al plan de recuperación. El objetivo de este plan es definir los cambios legislativos de España en el corto plazo para convencer a la UE de que la economía nacional merece recibir el rescate de 70.000 millones de euros en ayudas directas. Y entre esas reformas figura la siguiente:
“Modernización de la negociación colectiva. Objetivo: adaptar las negociación colectiva a las necesidades de empresas y sectores, para vertebrar un sistema de relaciones laborales equilibrado a nivel nacional. Medidas: abordar los siguientes aspectos de la negociación colectiva, ultraactividad de convenios, relación entre convenios sectoriales y de empresa, mecanismos de consulta y negociación en los supuestos de modificación sustancial de las condiciones de trabajo y refuerzo de la representatividad de las partes negociadoras y la seguridad jurídica en su aplicación”.
Las fuentes consultadas por OKDIARIO han confirmado que la reforma de todo ello se dirige precisamente a devolver el poder a las cúpulas sindicales de las negociaciones colectivas, algo que no satisfará demasiado a Bruselas, pero que forma parte de los compromisos entre el PSOE, Podemos y los grandes sindicatos (UGT y CCOO).