Censor Iglesias: bloquea su cuenta de Twitter a los comentarios de quienes no son sus amigos
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, se niega a escuchar las críticas. El también vicepresidente de Derechos Sociales ha blindado su cuenta en Twitter para que los españoles no puedan comentar sus mensajes. A partir de ahora sólo escuchará a sus aduladores, esas 3.200 personas a las que él sigue y a las que ha mencionado en alguna ocasión. Sólo ellas pueden desde este martes responder a sus tuits.
El número tres del Gobierno de España no quiere que los españoles comenten sus mensajes en su cuenta pública y oficial en esta red social. Tal como ha podido comprobar OKDIARIO, Pablo Iglesias ha decidido establecer esta restricción. Lejos quedan los tiempos en el que el vicepresidente social que pensaba, por ejemplo, que había que «naturalizar tanto las críticas como los insultos en las redes sociales».
En los últimos tuits de Iglesias aparece desde esta semana un mensaje de Twitter que advierte: «¿Quiénes pueden responder? Las personas que @PabloIglesias sigue o haya mencionado pueden responder». De esta forma, ahora llama la atención que todos y cada uno de los mensajes que recibe el dirigente morado son positivos. Iglesias consigue acallar a los españoles críticos con su labor de Gobierno. El vicepresidente se rodea así de halagadores que sólo aplauden sus tuits indiscriminadamente. Se puede ver en sus nombres de usuario que muchos tienen el triángulo rojo propio del comunismo o directamente tienen lazos con Podemos. Esta semana ha dejado de seguir a Teresa Rodríguez, ex líder del partido en Andalucía, por lo que le dificulta que objete algo a sus tuits.
Pablo Iglesias, que estando en la oposición siempre quiso liderar la bandera de la libertad de expresión y la necesidad de dar dosis de «jarabe democrático» a los políticos con reponsabilidades de Gobierno, ahora quiere amordazar a todo aquel que no piense como él.
Antes, las respuestas a sus mensajes eran habitualmente miles. Algunos en contra y otros a favor. Sus tuits menos polémicos acumulaban 1.000 comentarios y otros más controvertidos alcanzaban las 10.000 réplicas. Ahora, hay algunos tuits con una sóla contestación y, en otros, como mucho hay 5 apuntes de las personas que él sigue.
Para conseguir frenar en absoluto la contestación a sus mensajes, Twitter ha lanzado esta funcionalidad a la hora de emitir los tuits. Antes de publicar estos mensajes, Pablo Iglesias por norma señala en un menú emergente que sólo puedan contestar las personas a las que él sigue o ha citado en alguna ocasión. Por defecto está señalada la opción «Cualquier persona puede responder». Pero hay otra de «Sólo persona que sigues» y otra de «Sólo personas a las que mencionas en el tuit».
Esta decisión del vicepresidente se suma a la polémica abierta por el nuevo comité contra la «desinformación» del Ejecutivo de PSOE y Podemos. El Consejo de Ministros de Pedro Sánchez ya dado sus primeros pasos para oficializar su plan para vigilar a los medios de comunicación.
Ataques a la prensa
Por otra parte, cabe recordar que Iglesias ha atacado sin piedad a la prensa, lo que le ha valido la crítica de las propias asociaciones de periodistas. Comentó que los propios profesionales del sector tienen que « naturalizar las críticas y los insultos en las redes sociales» y ve necesario el «control público» de los medios de comunicación.
Ahora, La Moncloa tiene en mente la censura de «televisiones, radios, periódicos y plataformas digitales» ante lo que consideren ‘fake news’. Uno de los puntos clave que esgrime el Gobierno es su capacidad para «examinar la libertad y el pluralismo de los medios de comunicación», un ambiguo redactado que genera dudas sobre el control por parte de las autoridades públicas. No obstante, Pablo Iglesias no quiere ni siquiera que haya pluralidad en los comentarios en sus cuentas en redes sociales.
Iglesias ha dicho ‘basta’. Quiere que todo el mundo aplauda sus tuits y evitar que las redes estallen contra sus divagaciones. Ahora podrá poner sus recomendaciones de series de televisión o sus vídeos de autobombo sin que nadie le replique. Que sea el vicepresidente que siempre insiste en que las administraciones tienen que estar abiertas a los comentarios de la ciudadanía general sorprende sobremanera. Desde sus orígenes en política se había caracterizado por defender el derecho de manifestación. Sus apariciones en concentraciones para protestar contra los gobernantes se cuentan por cientos hasta que llegó a su despacho en el Paseo del Prado.
Aunque las grandes estamentos internacionales recomiendan insistentemente acercar las instituciones a la población, Iglesias hace lo contrario. En lugar de acercarse a las quejas, sugerencias, peticiones, etc. de los españoles a través de su cuenta en Twitter y de otras nuevas vías telemáticas, el líder morado construye su propia atalaya rodeada de muros en los que la gente no pueda penetrar con sus críticas razonadas.