GUARDIA CIVIL

Marruecos torea a Sánchez: no entrega al asesino de Barbate, sobrino de un narco leal a Mohamed VI

La Guardia Civil empieza a plantearse la posibilidad de que se le escape Karim Gabarde, localizado en Marruecos

Barbate
Un guardia civil traslada a uno de los primeros detenidos -en falso- tras los asesinatos.
Pelayo Barro

La Guardia Civil pierde la paciencia en la operación para capturar a Karim Gabarde, el narco marroquí que conducía la lancha motora que arrasó a la zódiac de la Benemérita en el puerto de Barbate (Cádiz) el pasado febrero. Murieron dos agentes del cuerpo. Gabarde está perfectamente localizado en un pequeño pueblo costero, hasta el que le siguieron la pista agentes de la UCO. Sin embargo, y pese a que ya se ha comunicado a Marruecos su paradero, desde Rabat responden que desconocen dónde se encuentra exactamente. En la Guardia Civil ya dan por hecho que hay muchas opciones de que no sea capturado, en parte por unos lazos familiares que le sirven de protección en Marruecos: su tío es un jefe narcotraficante con buenas conexiones en Rabat y leal al régimen de Mohamed VI. 

Explican fuentes policiales expertas en el negocio del narcotráfico del hachís que en Marruecos existen tres reglas de oro para dedicarse a este lucrativo negocio y no poner en riesgo operaciones, al menos, desde esa orilla del Mediterráneo: no meterse en política interior, evitar cualquier problema con la Gendarmería y mostrar lealtad absoluta a la Corona. Unas reglas que cumple a rajatabla Abdellah El Merabet, uno de los principales capos del hachís que reside a medio camino entre Marruecos y la Costa del Sol, líder de los llamados Pus Pus. Un clan con grandes conexiones en Rabat.

Mientras se cumplan esas condiciones, Marruecos «trata bien» a su gente, explican. Y esa es la capa de protección que cae sobre Karim Gabarde, el narcotraficante que pilotaba la potente lancha que embistió y lanzó al agua a David Pérez Miguel Ángel González, dos agentes de la Guardia Civil que se habían metido por orden de un superior al agua de Barbate, junto a otros compañeros, para expulsar de allí a un grupo de narcolanchas. Gabarde es sobrino de El Merabet, lo que le convierte, dicen fuentes de la Guardia Civil, en un tipo «prácticamente intocable».

Según explican fuentes de la Guardia Civil involucradas en esta investigación, fueron agentes del cuerpo los que pudieron localizar a Gabarde en la localidad marroquí de Dalia. Lo consiguieron, dicen, sin colaboración alguna por parte de la Gendarmería marroquí. Allí vive como un fugitivo a la vista de todo el pueblo… y de las autoridades. Este mismo verano se le pudo ver disfrutando de un día de mar en una embarcación de recreo.

Según explican a OKDIARIO fuentes de la Guardia Civil, todos los intentos de conseguir la colaboración de la Gendarmería marroquí para este asunto han resultado en vano. No hay ayuda policial, sí buenas palabras y promesas, pero ningún avance. «La Gendarmería dice que no saben de él», dicen. Y eso que ha habido contactos al más alto nivel político, tal y como les ha llegado a los agentes de la Policía Judicial de la Comandancia de Cádiz que investigan el caso junto a compañeros de la UCO especializados en las mafias del hachís.

Por ello, explican, las esperanzas de que sea detenido y entregado a España, para ser juzgado por cargos de asesinato y atentado contra la autoridad -hubo más agentes heridos de gravedad- son cada vez menores. En la Guardia Civil sospechan que las buenas conexiones en Rabat permitirán una fuga a tiempo. Un chivatazo que le libre de una condena presumiblemente de décadas.

Huida y refugio

En su huida, señalan fuentes de la Guardia Civil, sospechan que a Karim Gabarde y su cuadrilla -otras tres personas, dos de ellas españolas- recibieron apoyo ya en tierra marroquí. Su lancha, por ejemplo, creen que fue desguazada aquella misma noche, cuando conocieron la noticia de la muerte de los dos agentes y la detención de los presuntos -falsos- autores.

Sin embargo, la pista falsa de los detenidos en Sotogrande hizo perder a los investigadores un tiempo fundamental para localizar a Gabarde. Tiempo que este utilizó para desaparecer de la faz de la tierra. Fue Mustafá, uno de los narcos que testificó en el juicio de Barbate, quien puso a los agentes sobre la pista de un tal «Karim». Fue tal el desconcierto en esos primeros días, cuentan fuentes de la investigación, que la Guardia Civil llegó a identificar a otro Karim, detenido poco después de lo de Barbate, como posible autor. Pero finalmente se descartó y se inició una investigación al otro lado del Estrecho que, a día de hoy, aún no ha conducido a su detención.

Un convenio clave

El Gobierno de Pedro Sánchez tiene una baza para agilizar la captura de estos fugitivos marroquíes. Esa herramienta está recogida en un convenio policial firmado por ambos países en 2019. Sin embargo, y pese a que desde hace semanas se sospechaba de esta línea de investigación, «aún no se ha activado el convenio».

El Gobierno de Sánchez ha optado, así, por no presionar a Marruecos exigiéndole el cumplimiento del «Convenio entre el Reino de España y el Reino de Marruecos sobre cooperación en materia de seguridad y de lucha contra la delincuencia», firmado en 2019 por el ministro Fernando Grande-Marlaska y su homólogo marroquí, Abdelouafi Laftit.

En su artículo 2, España y Marruecos se comprometen al «intercambio de información y la prestación de ayuda en la actividad operativa de investigación» en una serie de aspectos concretos de la lucha contra la delincuencia, como «la investigación y búsqueda de las personas que hayan cometido o sean sospechosas de haber cometido delitos en el territorio de alguna de las Partes» y la «búsqueda en el territorio de una de las Partes de objetos, efectos o instrumentos procedentes del delito o empleados en su comisión a petición de la otra Parte».  Es decir, de los verdaderos asesinos de Barbate y de la narcolancha que utilizaron, que a estas alturas dan por «desguazada» y limpiada de cualquier prueba.

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