ASESINATOS DE BARBATE

Marruecos se burla de Marlaska y no entrega a la Guardia Civil pistas sobre los asesinos de Barbate

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Pelayo Barro

Marruecos no colabora en la búsqueda de los asesinos de la narcolancha de Barbate que el pasado mes de febrero mataron a dos agentes de la Guardia Civil. Todos los intentos de la Benemérita por conseguir pistas de la Gendarmería sobre el paradero de los verdaderos autores han sido infructuosas: cada puerta que han tocado los investigadores al otro lado del Estrecho «estaba cerrada». Consideran que el responsable de este caos es el Ministerio de Fernando Grande-Marlaska, que es quien debería haber hecho valer el convenio bilateral de cooperación policial que obligaría a Rabat a colaborar en la causa.

Se van a cumplir cuatro meses de la fatídica noche en la que David y Miguel Ángel, dos de los agentes de la Guardia Civil que iban en aquella zódiac neumática en el puerto de Barbate, murieron tras ser embestidos por la narcolancha que pilotaba Karim Gabarde. Un narco marroquí con amplio historial criminal que, aprovechando la confusión de aquella noche, puso proa hacia Marruecos y cruzó el Estrecho a toda velocidad en busca de refugio, mientras la Guardia Civil perseguía y alcanzaba en Sotogrande (Cádiz) a la narcolancha de Kiko el Cabra, que terminaría demostrándose inocente -al menos, de este delito de asesinato-.

En su huida, señalan fuentes de la Guardia Civil, sospechan que a Karim Gabarde y su cuadrilla -otras tres personas, dos de ellas españolas- recibieron apoyo ya en tierra marroquí. Su lancha, por ejemplo, creen que fue desguazada aquella misma noche, cuando conocieron la noticia de la muerte de los dos agentes y la detención de los presuntos -falsos- autores.

Sin embargo, la pista falsa de los detenidos en Sotogrande hizo perder a los investigadores un tiempo fundamental para localizar a Gabarde. Tiempo que este utilizó para desaparecer de la faz de la tierra. Fue Mustafá, uno de los narcos que testificó en el juicio de Barbate, quien puso a los agentes sobre la pista de un tal «Karim». Fue tal el desconcierto en esos primeros días, cuentan fuentes de la investigación, que la Guardia Civil llegó a identificar a otro Karim, detenido poco después de lo de Barbate, como posible autor. Pero finalmente se descartó y se inició una investigación al otro lado del Estrecho que, aún a día de hoy, no ha dado ningún fruto.

Según explican a OKDIARIO fuentes de la Guardia Civil, todos los intentos de conseguir la colaboración de la Gendarmería marroquí para este asunto han resultado en vano. No hay ayuda policial, buenas palabras, promesas, pero ningún avance. «La Gendarmería dice que no tiene ni una sola pista de él», dicen. Y eso que ha habido contactos al más alto nivel político, tal y como les ha llegado a los agentes de la Policía Judicial de la Comandancia de Cádiz que investigan el caso junto a compañeros de la UCO especializados en las mafias del hachís.

«Nos consta que Marlaska llamó en mayo al ministro marroquí para que se nos abran puertas, pero cada una que se toca allí está cerrada», señalan fuentes próximas a la investigación.

Un convenio clave

El Gobierno de Pedro Sánchez tiene una baza para agilizar la búsqueda de los verdaderos asesinos de Barbate, ahora en paradero desconocido en Marruecos. Esa herramienta está recogida en un convenio policial firmado por ambos países en 2019. Sin embargo, y pese a que desde hace semanas se sospechaba de esta línea de investigación, «aún no se ha activado el convenio».

Los 8 detenidos en Barbate por el asesinato de dos guardias civiles, que la UCO ha señalado que no estaban a bordo de la narcolancha aquella noche, representan un problema para el Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska: los cuatro presuntos asesinos, de nacionalidad marroquí y fugados a aquel país, están en paradero desconocido. No hay pistas de su ubicación y la investigación depende de la colaboración de Marruecos.  Pero desde Madrid no se ha solicitado que lo hagan.

El Gobierno de Sánchez ha optado, así, por no presionar a Marruecos exigiéndole el cumplimiento del «Convenio entre el Reino de España y el Reino de Marruecos sobre cooperación en materia de seguridad y de lucha contra la delincuencia», firmado en 2019 por el ministro Fernando Grande-Marlaska y su homólogo marroquí, Abdelouafi Laftit.

En su artículo 2, España y Marruecos se comprometen al «intercambio de información y la prestación de ayuda en la actividad operativa de investigación» en una serie de aspectos concretos de la lucha contra la delincuencia, como «la investigación y búsqueda de las personas que hayan cometido o sean sospechosas de haber cometido delitos en el territorio de alguna de las Partes» y la «búsqueda en el territorio de una de las Partes de objetos, efectos o instrumentos procedentes del delito o empleados en su comisión a petición de la otra Parte».  Es decir, de los verdaderos asesinos de Barbate y de la narcolancha que utilizaron, que a estas alturas dan por «desguazada» y limpiada de cualquier prueba.

«En esencia, y en teoría, ese convenio faculta a la Guardia Civil a levantar el teléfono y llamar al otro lado del Estrecho para decir búscame a este y a este otro, que han matado a dos de los nuestros. Sin tener que recurrir a burocracias extensas que alargan los plazos ni nada», resumen a OKDIARIO fuentes policiales.

Sin embargo, explican fuentes de la investigación, Marruecos no ha dado muestras de colaboración en todo este tiempo. No hay voluntad, dicen, de colaborar para resolver este doble asesinato de guardias civiles. El convenio de colaboración, dicen, «requiere de respaldo político por parte del Gobierno y del ministerio», que es quien debería exigir a Marruecos su cumplimiento. Pero no ha ocurrido.

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