TRAGEDIA EN LA VALLA DE MELILLA

Marlaska conocía las «graves deficiencias» para controlar los asaltos 4 meses antes de la tragedia

Marlaska Melilla
Fernando Grande Marlaska.
Pelayo Barro

El párrafo es de una contundencia demoledora: Melilla «supone un punto crítico de entrada a través de las fronteras españolas. Así está claro que los medios utilizados en esta área no son suficientes y deben ser reforzados». Así lo advertía al Ministerio del Interior un documento de la Guardia Civil firmado por el teniente general jefe del Mando de Apoyo en febrero de 2022. Una memoria fechada cuatro meses antes de la avalancha contra la valla de Melilla en la que murieron una veintena de inmigrantes -más de 70, según otras fuentes- y que amenaza con finiquitar la carrera política del ministro, Fernando Grande-Marlaska. El Gobierno de Pedro Sánchez dio por buena aquella actuación policial de Marruecos y ahora se niega a hacer públicas las imágenes de lo ocurrido.

El incidente de la valla de Melilla del pasado mes de junio, que costó la vida a cerca de 23 inmigrantes ilegales que trataban de entrar en suelo español, es visto a ojos de los agentes de la Guardia Civil que custodian la frontera como la mejor demostración de la falta de material y efectivos humanos que sufren en este «punto crítico». De hecho, así lo define esa memoria justificativa que acompañó a los pliegos de un contrato para reforzar el perímetro de seguridad de la valla, y que lleva el sello no sólo de la Guardia Civil sino también de Interior. Marlaska no puede alegar que no conocía, por boca de la cadena de mando de la Guardia Civil, la situación límite que se vivía específicamente en los fronterizos que conducen a Beni-Enzar. Entre ellos el del Barrio Chino, donde ocurrió la avalancha de junio.

En febrero de este mismo año, concretamente el día 18, el Servicio de Armamento y Equipamiento Policial a cargo del Mando de Apoyo inicia los trámites para la adquisición de un nuevo sistema integral de vigilancia destinado a reforzar el perímetro de Melilla. Cinco Estaciones Fijas de Vigilancia por valor de 2,5 millones de euros para «garantizar una vigilancia de las fronteras eficaz y reactiva». Ese aviso oficial se da con cuatro meses de antelación a la tragedia.

Alerta

El Mando de Apoyo de la Guardia Civil explica a Interior, a través de esa memoria que ha podido consultar OKDIARIO, que se necesita esa inversión millonaria, ya que «en la frontera de Melilla con Marruecos, dentro del territorio marroquí, se van formando bolsas de inmigrantes que intentan entrar de algún modo ilícito en territorio español, bien a través de los pasos fronterizos, la valla perimetral o por los espigones de la frontera marítima».

Señalaba igualmente ese «punto crítico de entrada a través de las fronteras españolas» que supone el paso de Beni-Enzar, muy próximo a la zona del Barrio Chino donde ocurrieron los hechos del pasado junio que ahora acorralan a Marlaska.

«Está claro que los medios utilizados en esta área no son suficientes y deben ser reforzados», señala contundentemente el escrito, reafirmando lo que venían replicando las principales asociaciones del cuerpo y la oposición durante meses: en Melilla hay un problema grave de medios técnicos y humanos para luchar contra la inmigración.

Memoria justificativa del contrato de la Guardia Civil para Melilla.

Pese a la urgencia con la que se instaba a reforzar ese perímetro, Interior no da luz verde definitiva a este contrato hasta el pasado 17 de octubre, fecha en la que se adjudica la adquisición. Es decir, cuatro meses después de la tragedia.

Vigilancia

Son claves para comprender la importancia de este contrato las denuncias insistentes por parte de la Guardia Civil de que en la avalancha de Melilla no hubo «alerta temprana» por parte de Marruecos. La Gendarmería marroquí permitió un embolsamiento de 5.000 inmigrantes en las faldas del cercano monte Gurugú en los días previos a esa avalancha que resultó mortal. Sin embargo, los agentes españoles tuvieron conocimiento del asalto cuando este ya estaba en marcha. No hubo tiempo a pedir refuerzos y eso obligó a la Guardia Civil a pedir soporte a los gendarmes marroquíes, que se adentraron en la zona de tránsito en la que Marlaska niega que haya ocurrido «ningún hecho trágico».

Un dato muy significativo, ya que este contrato busca precisamente dotar a la Guardia Civil de herramientas y elementos que les permitan anticiparse a posibles saltos masivos. Las estaciones de vigilancia requeridas por la Guardia Civil en febrero, que aún no han sido instaladas, permiten «la señalización de blancos y medidor de distancias mediante un iluminador láser; además de grabación de video digital, resulta eficaz para la detección, control y seguimiento de inmigrantes, tanto de día como de noche».

Los pliegos técnicos del contrato establecen que el sistema debe ser capaz de detectar y seguir movimientos de personas a distancias de, al menos, nueve kilómetros. Más que suficiente para poder controlar las masas de inmigrantes ilegales que se agolpan a pocos kilómetros de las vallas de Melilla en preparación de su intento de salto a la valla.

Además, el sistema que requería para la frontera el Mando de Apoyo permite hacer tracking sobre grandes masas humanas para poder analizar hacia dónde se dirigen e incluso el tiempo que resta hasta que alcancen el perímetro que separa España de Marruecos.

Es decir, la Guardia Civil puso en conocimiento de Interior, cuatro meses antes, la necesidad de dotarse de herramientas que les permitan anticiparse a los saltos sin depender de los avisos previos -e intermitentes- de Marruecos. La clave que marcó los acontecimientos, ya que impidió solicitar refuerzos a tiempo y dejó solos ante la avalancha a los 16 agentes de la Guardia Civil que la hicieron frente en los primeros momentos.

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