Iglesias dijo al juez que las protestas ante el casoplón afectaban a su «rendimiento laboral»

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Pablo Iglesias dijo al juez que las caceroladas y las protestas frente a su casoplón afectaron a su «rendimiento laboral» cuando era vicepresidente del Gobierno. Así lo manifestó el secretario general de Podemos durante la declaración, en calidad de perjudicado, tras querellarse contra Miguel Frontera, el vecino que hacía sonar el pasodoble Y viva España, de Manolo Escobar, frente al domicilio de Iglesias e Irene Montero en Galapagar (Madrid), en protesta por la gestión de la crisis de la pandemia.

En la declaración, a la que ha tenido acceso en exclusiva OKDIARIO, el instructor pregunta a Iglesias: «¿En sus funciones como vicepresidente le está afectando de alguna manera?». Ahondó: «¿Está dejando de realizar algún cometido que tuviera?».

Pablo Iglesias, con tono victimista, responde sobre las protestas ante el casoplón: «Es indubitable cuando tienes la cabeza en otra cosa. Yo entiendo que me va en el salario que haya protestas en mi lugar de trabajo, en el Ministerio. Pero cuando llegas a casa, que es un espacio familiar, si te encuentras con una situación así mentalmente estás en otras cosas. Es mucho más difícil cumplir con tus tareas y tus responsabilidades en la medida en que el espacio se ve afectado y esto crea estrés, al tener que evitar que los niños sufran. Lo que estamos viviendo es muy complicado de llevar y claro que afecta al rendimiento laboral».

Se olvida de los escraches a Soraya

En la declaración, el candidato a presidir la Comunidad de Madrid redefinió el concepto de escrache, una técnica de presión y hostigamiento a cargos públicos que él mismo alentó e incluso puso en práctica. Tanto Iglesias como la ministra de Igualdad, Irene Montero, argumentaron que los escraches son concentraciones que se realizan sólo durante unos minutos y únicamente en el lugar de trabajo, no en el domicilio personal. Iglesias se olvida así de las manifestaciones que sufrió en la puerta de su casa la ex vicepresidenta durante el Gobierno de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, y que él apoyó.

Durante el interrogatorio, el ex vicepresidente improvisó la definición de escrache sin siquiera consultar la Real Academia Española que lo define como «piquete a la puerta del domicilio de la persona titular del órgano competente para adoptar la decisión a que se refiere la protesta». Iglesias cambia el significado a conveniencia. En 2013, el líder podemita rechazaba las críticas de los políticos a estas protestas: «Lo que está claro es que los ciudadanos están hasta el gorro de algunos de sus representantes. Hacía falta que se viera en los medios a los ciudadanos», sentenció en su programa Fort Apache. Añadió: «Los escraches son el jarabe democrático de los de abajo». Un jarabe democrático que no defendió después, estando en el Gobierno.

Iglesias adoptó un papel victimista en el interrogatorio y aseguró que tiene miedo de los vecinos que acuden para quejarse de la gestión del Gobierno durante la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia. La letrada del querellado, Polonia Castellanos, le preguntó si había contratado a agentes de seguridad privada para proteger su vivienda, además de los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que escoltan el casoplón por orden de Fernando Grande-Marlaska. Iglesias respondió que no. Y la letrada le contestó: «Entonces no tendrá tanto miedo usted».

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