El Gobierno de Page pidió absolver al celador que «eyaculó en la boca» de una paciente en Guadalajara
El hospital, del que era gerente el actual diputado del PSOE por Guadalajara, no denunció los hechos.
Un diputado del PSOE intentó ocultar abusos sexuales en el hospital de Guadalajara donde era gerente
Un alto cargo de Page cobró 448.000 € por encargos a dedo y sin contrato de alcaldes del PSOE
La Junta de Gobierno de Castilla-La Mancha, que preside el socialista Emiliano García-Page, se puso judicialmente del lado del celador que abusó sexualmente de una paciente de 18 años que estaba ingresada en el hospital Universitario de Guadalajara. Tal y como consta en la sentencia a la que ha tenido acceso OKDIARIO, la Administración autonómica se alineó «en el mismo sentido» que el abogado del celador y pidió su absolución. La Fiscalía sí apoyó a la víctima. El agresor, que aprovechó el estado de la joven paciente para practicarle una penetración oral y eyacular en su boca, ha acabado condenado a cuatro años de cárcel.
Este caso también salpica de lleno al actual diputado nacional del PSOE por Guadalajara, Aurelio Zapata, que, cuando ocurrieron los hechos era director de gestión del hospital y que ha eludido atender las preguntas de OKDIARIO sobre lo ocurrido, según ha comunicado el servicio de prensa del PSOE en el Congreso. Pese a su también condición de abogado, Zapata no denunció los abusos que, según la familia de la víctima, le notificaron personalmente. De hecho, acusan al ex gerente del hospital de haber participado en el intento para ocultar lo ocurrido. Trataron de convencer a la joven para que no denunciara.
Page, PSOE y delitos sexuales
A pesar de la gravedad de los hechos, el hospital no sólo no cursó denuncia de oficio, sino que tampoco emprendió acciones laborales contra el celador, que disfrutó de su contrato temporal durante otro año y medio más. Lo más que hizo la dirección del centro fue destinar al celador a otra sección del mismo complejo hospitalario.
La actitud del Gobierno socialista de Page choca con los más elementales protocolos de acción para prevenir y perseguir los delitos sexuales, al punto de ponerse en este caso del lado del agresor para intentar eludir la responsabilidad civil subsidiaria que también le corresponde a la Junta como titular del hospital y de sus servicios sanitarios. Pero tampoco esto lo ha conseguido porque el tribunal, además de imponer cuatro años de cárcel al abusador, también ha condenado al Gobierno de Page a indemnizar a la víctima con 9.000 euros.
Reproche judicial a Sanidad
Además, la sentencia reprende al Servicio público de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) por su pasividad ante lo ocurrido, al censurar que «poco aportan las declaraciones de la legal representante del Sescam, siendo llamativo, como afirma, que desconoce el tema de las cámaras, si funcionaban». Es decir, la dejadez del centro llegó al punto de no poder contribuir a aportar pruebas visuales pese a disponer de un circuito de grabación.
La joven, que entonces sólo tenía 18 años, consciente de que la única prueba que tenía era su propia versión, fue la que denunció lo ocurrido, con el apoyo de su familia y la posterior adhesión de la Fiscalía. En la sentencia, a la que ha tenido acceso OKDIARIO, se relata con crudeza cómo, tras dos episodios previos de tocamientos, la joven sufrió la penetración oral del celador. El tribunal considera probado que «el acusado, con ánimo de satisfacer su instinto, se bajó los pantalones y la ropa interior, mientras la chica seguía sentada en la butaca, se cogió el miembro viril y lo introdujo en la boca de la víctima, donde eyaculó, quedando ella bloqueada en estado de shock ante la inesperada situación». La víctima llevaba semanas ingresada por un trastorno del comportamiento alimenticio.
Graves secuelas
El testimonio de la joven se ve respaldado también por los informes periciales que, por encargo del tribunal, han elaborado psicólogas forenses del Instituto de Medicina Legal de Guadalajara. Destacan el grave cuadro que estos abusos provocaron a la víctima. Así, cuatro días después de la agresión sexual, la joven «sufrió un trastorno por estrés agudo, en un contexto de posible estrés postraumático, sufriendo una fuerte crisis de ansiedad con episodio de agitación psicomotriz, hiperventilación y contusión en la mano derecha (…), seguida de un estado sincopal, en un contexto de desbordamiento psicológico (…) que le produjo el fraccionamiento de varias piezas dentales y la necesidad de un tratamiento de odontología».
El tribunal subraya que el relato de la chica es coherente, racional y creíble. Explica que cuando ocurrieron los hechos era plenamente consciente, pero tenía mermada su capacidad de reacción debido a la medicación que tenía prescrita, de lo que también se aprovechó el abusador. La sentencia destaca que en la joven «no hay constancia de alteraciones en la esfera psicótica, descartando ideas delirantes (…), lo que explica que la falta de respuesta ante la agresión es precisamente de esa medicación».
Frente a la credibilidad y firmeza de la versión de la joven, los magistrados advierten que el testimonio que el acusado dio durante el juicio fue «dubitativo y en ocasiones contradictorio respecto a lo manifestado con anterioridad».
También ha sido tenido muy en cuenta por el tribunal la declaración de una auxiliar de Enfermería, que ha constatado el estado de abatimiento que mostraba la víctima los días posteriores a los hechos.