Este ganadero gallego, de nombre Roberto y miembro de la asociación Agromuralla, que agrupa a ganaderos de Lugo y La Coruña, clama al cielo por el precio ridículo de la leche que no alcanza ni para cubrir su coste de producción. «Este litro de leche [afirma mostrando una botella] cuesta 32 céntimos cuando a nosotros producirlo nos cuesta 42. Nos estamos arruinando porque están aumentando los costes de producción y no llegamos a fin de mes. Y al final nos lo tenemos que comer nosotros todos: ataques de lobos y jabalíes, las normativas de la Dirección de Derechos Animales… Los pueblos se están quedando vacíos porque no hay quien quiera trabajar la tierra».
Su mensaje es un tiro a la línea de flotación de un Gobierno más ocupado en perseguir el «racismo canino» y prohibir los anuncios de dulces que en dar soluciones a un sector que hace 30 años tenía sólo en Galicia más de 30.000 pequeñas empresas ganaderas cuando hoy sólo quedan 6.000. El mensaje también va dirigido al lobby vegano que exige más impuestos a los ganaderos por emitir mayores cantidades de CO2 que la producción de vegetales: «¿Leche vegetal? Leche es esto, lo que sale de las vacas».