La ex mujer de Gabriel Rufián adopta un galgo y le llama ‘Rufi’

La ex mujer del diputado de ERC Gabriel Rufián ha adoptado un galgo al que ha decidido llamar ‘Rufi’. La relación del dirigente político con su pareja acabó en 2018. Ahora, Varela, que ha mostrado en varias ocasiones su tristeza por la ruptura en redes sociales, ha elegido un nombre muy peculiar para su nueva mascota: Rufi.

Varela ha optado por adoptar en vez de comprar. En concreto se ha decantado por un galgo, la raza más abandonada en España. Su nueva mascota entró en la protectora ‘Asociación Galguetes’ con el nombre de Haikú. Tras su adopción pasó a tener un nombre que bien podría interpretarse como un mote cariñoso del diputado.

La protectora de galgos ha publicado la imagen del galgo junto a Varela y el hijo que ambos comparten. «Hoy Haikú se llama Rufi, vive en Sabadell vistiendo cada vez que le vemos un modelito distinto y disfrutando de largos paseos y aventuras. Su mamá Mireia procura suplir la energía que Rufi necesita gastar a diario y eso ha reducido muchísimo las trastadas y es que Rufi lo que necesitaba era esto: la vidilla que su familia por fortuna sabe y puede darle», ha añadido la asociación.

Mensaje en Instagram

A pesar de que el divorcio se hizo efectivo hace más de un año, la ex mujer de Rufián publicó un mensaje en su cuenta de Instagram lamentando la pérdida.

Lo hizo a través de una imagen en negro: «Despedí 2018 llorando sabiendo que perdía al amor de mi vida. Le lloré todos los días, tardes y noches. Le supliqué mil perdones y deseé cada hora su vuelta. Centenares de noches en vela. Sufrimiento inconmensurable. Aislamiento del mundo. Dolor a la gente que me rodeaba. Incomprensión del prójimo, terapias y medicación. Discusiones sin fin. Dolor, dolor y más dolor», escribió.

El dramático mensaje continúa con un todo desgarrador y asegurando que nada volverá a ser igual tras haber perdido al padre de su hijo:

 

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Despedí 2018 llorando sabiendo que perdía al amor de mi vida. Le lloré todos los días, tardes y noches. Le supliqué mil perdones y desee cada hora su vuelta. Centenares de noches en vela. Sufrimiento inconmensurable. Aislamiento del mundo. Dolor a la gente que me rodeaba. Incomprensión del prójimo, terapias y medicación. Discusiones sin fin. Dolor, dolor y más dolor. He despedido 2019 llorando sabiendo que ya no podré recuperarle. Lloro en este 2020 por perder al amor de mi vida, al que escogí como padre de mi hijo, a mi mejor amigo, a mi apoyo incondicional, a mi alma gemela, a mi amante fiel, a mi eterno defensor, a mi paciente protector, a mi infatigable luchador por mí, a mi sueño de familia ideal. No he perdido a una persona en mi vida, he perdido parte de mí misma en él. Hay cosas que el tiempo no puede curar, ni ocultar, ni cicatrizar. Hay heridas eternas. Hay amores que no mueren. Hay personas que no se olvidan. Hay momentos que no se superan. Hay errores que no se perdonan. La felicidad ni se busca ni se alcanza ni se encuentra, se construye. La vida son batallas; a veces hay que luchar y otras hay que saber rendirse. Y yo me rindo.

Una publicación compartida de Mireia Varela (@mireiavarela) el 1 Ene, 2020 a las 4:01 PST