España asegura que la salida de Ghali fue «transparente» para reducir la tensión con Marruecos

Marruecos España
La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. (Foto: Europa Press)
Juanan Jiménez
  • Juanan Jiménez
  • Responsable de la mesa de coordinación. Especializado en información nacional e internacional, breaking news, periodismo de datos y visualización, también escribo sobre motor y tecnología.

El lío diplomático en el que se ha metido España con Marruecos por acoger al líder del Frente Polisario ha propiciado que el reino alauí esté a punto de romper relaciones diplomáticas. El Gobierno quiere rebajar la tensión tras la salidad de Ghali y asegura estar trabajando de forma «discreta» para resolver la crisis diplomática «lo antes posible».

El Gobierno de Pedro Sánchez cree que con la salida de Ghali de España, de la que dicen que fue totalmente «transparente» manteniendo informado a Marruecos en todo momento, se cerraría uno de los capítulos de mayor tensión con los vecinos del sur.

Fuentes diplomáticas aseguran que España «ni ha buscado ni ha alimentado» la tensión en las relaciones con Rabat. Marruecos es un socio «estratégico» para el Gobierno que cree que el principal objetivo sigue siendo «la normalización de la relación bilateral», algo que no se da por conseguido pese a la reciente salida de Ghali de España.

«Somos el mejor embajador que tiene Marruecos en la Unión Europea y así lo hemos trasladado», en público y en privado, han afirmado las fuentes, que pese a que no han querido detallar cuál es el nivel actual de los contactos sí han dicho que «no consta» ningún plan para una visita de rango ministerial al reino alauí.

Pero lo cierto es que el Ejecutivo español no ha hecho más que meter la pata por acción u omisión con Marruecos. El primero en torcer las relaciones, ya deterioradas desde la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, fue el ex vicepresidente Pablo Iglesias. El ex líder de Podemos aparcó a la ministra Laya y exigió un referéndum en el Sáhara Occidental, una afrenta según las autoridades marroquíes.

Y después, para acabar de torcer las relaciones, España acogió a Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, que fue ingresado en el hospital San Pedro de Logroño aquejado de coronavirus. Ghali llegó en un vuelo privado medicalizado y entró con identidad falsa. Rabat, que siempre ha considerado el Sáhara como casus belli montó en cólera al enterarse de la noticia.

Marruecos, en un hecho sin precedentes, distribuyó hasta tres comunicados desde el pasado lunes, cuando Ghali prestó declaración vía telemática desde el hospital. El líder del Frente Polisario tiene hasta tres causas abiertas en la Audiencia Nacional por torturas, violación y delitos de lesa humanidad. Pese a las mismas, el juez Santiago Pedraz decidió no tomar medidas cautelares con el polisario, lo que dejaba vía libre para su salida de España al mejorar su salud.

En sus comunicados, el Ministerio de Exteriores de Marruecos se mostró muy enfadado ante la «falta de confianza» demostrada por el Gobierno de Pedro Sánchez y por la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. Además, acusaron a Pedro Sánchez de intentar desviar la atención del caso Ghali hacia la llegada masiva de inmigrantes ilegales a Ceuta, entre ellos cientos de menas.

A día de hoy, la ruptura de relaciones diplomáticas entre Marruecos y España sigue en el aire, pese a las amenazas del reino alauí el paso daría un giro radical a las relaciones bilaterales.

Lo último en España

Últimas noticias