El ‘escudo social’ de Sánchez: Hacienda exige 1.504 € a una viuda a la que adeuda 6 meses de ERTE

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Carlos Cuesta

Su nombre es Manuela. Su edad, 65 años. Su fuente de ingresos, una pensión de viudedad de 518,6 euros al mes. Su esperanza no era otra que la de haber seguido trabajando unos meses más para haber podido jubilarse con algo más de pensión. Pero su realidad es la de que no logró terminar 2020 con trabajo: fue incluida en un ERTE de la empresa para la que limpiaba cocinas un 11 de diciembre.

Hasta ahora no ha conseguido ver ni un sólo euro de los pagos mensuales por el sistema que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias definieron como el mayor “escudo social” de la historia española. Ahora, a su tormento se suma la petición de Hacienda de 1.504,51 euros. Porque Hacienda somos todos y Manuela debe pagar sus impuestos y cotizaciones para poder acceder al estado del bienestar. Todo ello, mientras sigue sin recibir ni un mes de pago del ERTE.

Manuela no pasó del 11 de diciembre sin que su empresa -Cocinas Centrales- la incluyera en un ERE. Ella trabajaba como auxiliar de servicio de limpieza por un sueldo de 587,36 euros al mes. Era fija discontinua.
Desde luego, no era mucho. Pero la pensión de viudedad -518,6 euros- y la ayuda de su familia le han permitido aguantar con una esperanza: poder cobrar los meses del ERTE que no ha cobrado.

Pero su esperanza ha recibido otro torpedo en la línea de flotación: una exigencia de Hacienda, en concepto de IRPF, de 1.504,51 euros.
Traducido: que mientras Manuela no consigue cobrar su ERTE, la Administración central le exige que pague por unos ingresos que no le han servido para recibir las prestaciones sociales comprometidas por esa misma Administración central. Por ese mismo Gobierno.

¿Fallo de la empresa al registrar el ERTE? ¿Impago de la Administración? A estas alturas, y como destaca la familia de Manuela, no llegan ni a saberlo. Porque ha sido imposible que esa misma Administración atienda a esta mujer de 65 años. En el camino ha quedado una exigencia de Manuela a su antigua empresa para que certifique que el ERTE se ha cursado: la empresa lo ha hecho, como confirma el documento que hoy publica OKDIARIO, donde Cocinas Centrales firma y sella que Manuela entró en el ERTE por el COVID el “pasado 11 de diciembre y que fue remitido a la autoridad laboral para su aprobación”.

ERTE
Carta de Cocinas Centrales a Manuela.

En el camino queda una visita a esa misma autoridad laboral -el SEPE, dependiente de la ministra Yolanda Díaz- para averiguar qué ocurría con el impago: visita que fue saldada con una prohibición de entrar sin cita previa.
También en el camino quedan “hasta diez llamadas sin contestación para conseguir aclarar qué pasa con el ERTE”.

Otros cientos de intentos de aclararse en las plataformas digitales del SEPE para conseguir la famosa cita previa. Y “otras tres llamadas en las que lo único que hicieron fue pasar la reclamación de teléfono en teléfono hasta colgar”. Porque, lo cierto, es que a estas alturas, Ni Manuela ni su familia saben qué pasa con el ERTE.

Lo único que saben es que esta mujer ni lo cobra, ni lo cobró. Y que no llega a fin de mes. Porque el escudo social les ha dejado de lado. Como a tantos. Y que ahora, para colmo, cuentan con una carta de Hacienda que les exige 1.504,51 euros. Eso sí, encima, podrán dar las gracias si Hacienda les permite fraccionar el pago por ser “beneficiarios de prestaciones de ERTE”. De un ERTE que no cobran. Y Hacienda aún no les ha contestado. Porque es posible que por no cobrarlo, se vean sin posibilidad ni de aplazar el pago del IRPF.

«Personas, no números»

La guinda a esta historia -“de personas, no de números”, como diría Pablo Iglesias- la pone el hecho de que Manuela no ha podido dejar de hacer la Declaración de la Renta que le ha llevado a adquirir esta obligación de pago fiscal porque, al haber cobrado en 2020 de dos pagadores, no tiene derecho a dejar de realizar ese trámite.

El hijo de Manuela no duda en reconocer a este diario que no pueden pagar. “No vamos a hacer frente al pago porque no podemos. Yo estoy intentando ayudar a mi madre y mi hermana también, pero tenemos sueldos normales. No sé cómo vamos a poder hacerlo”, añade.
El hijo no tiene mucho dinero. Pero sí tiene buena memoria. “Lo que más rabia me da es cuando me acuerdo de Pedro Sánchez, con su buena planta, diciendo que nadie se iba a quedar atrás. Nosotros no es que nos hayamos quedado atrás, es que nos hemos salido de la carrera y no vamos a llegar nunca”, señala.

Mi madre se siente avergonzada. Como si ella estuviese haciendo algo malo. Todos los días le pregunto si necesita dinero, pero ella se siente mal”, añade. “No quiero recriminarle nada a Pedro Sánchez, pero me gustaría saber en qué estaba pensando cuando prometió lo que prometió. Yo no le prometería a mi hijo que le voy a llevar a Eurodisney porque no puedo. No se me ocurre”, concluye.

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