Los errejonistas dan el primer paso para unirse a Sánchez: tras el verano decenas se irán al PSOE

Podemos
Iglesias, con Montero, este miércoles en el Congreso.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El sector crítico con la dirección de Pablo Iglesias en Podemos prevé un progresivo «desembarco» de errejonistas en el PSOE en los próximos meses. Tras el triunfo de Pedro Sánchez en las primarias socialistas ha ganado fuerza la idea, defendida por un sector del partido, de una futura alianza de izquierdas, una estrategia en la que Íñigo Errejón, tendría un papel protagonista.

Como ya informó OKDIARIO, los contactos entre los partidarios del exnúmero dos de Podemos y el entorno del nuevo secretario general socialista se han mantenido vivos en los últimos meses, en paralelo a la ‘defenestración’ que Errejón, y sus afines, han ido sufriendo tras  la victoria de Pablo Iglesias en Vistalegre II. 

No obstante, el regreso de Sánchez a Ferraz ha relanzado internamente a Errejón como una de las piezas clave para propiciar un futuro acercamiento a los socialistas. En medios internos se indica así que, tras el verano, se producirán «sorpresas»: un acercamiento paulatino con el PSOE y una integración de críticos del partido ‘morado’.

Entre Sánchez y Errejón no han faltado gestos públicos de cordialidad y entendimiento. De hecho, hace unos días, en un encuentro con empresarios en Zaragoza, el ahora secretario de Análisis Estratégico de Podemos insistió en que Podemos tiene «la mano tendida» al PSOE para buscar acuerdos. «Las formaciones políticas de izquierdas tenemos que buscar el entendimiento», dijo. Un «compromiso», ahora o en un futuro, que el dirigente podemita centra sobre todo en construir una «alternativa contra la corrupción» del Partido Popular.

Sánchez, por su parte, siempre ha admitido, en público y en privado, que podría entenderse con Podemos si el partido estuviera liderado por Errejón. Su entorno tampoco le niega las simpatías. Un tono bien distinto al que se mantiene con Iglesias. Entre los ‘pedristas’ no le perdonan aún que en su día frustrase la posibilidad de formar un Gobierno alternativo a Mariano Rajoy, forzando a Sánchez a excluir a Ciudadanos de las negociaciones. La decisión de la cúpula podemita deterioró aún más las relaciones con Errejón, partidario de proseguir las conversaciones.

En las semanas previas a las primarias, el líder socialista trató de marcar ciertas distancias con la actual dirección de Podemos, pese a que en su proyecto político sí habla abiertamente de una «alianza» entre formaciones de izquierdas. Así, en su programa  ‘Por una nueva socialdemocracia’, Sánchez apuesta por una «alianza de progreso» con otras fuerzas de izquierda-aunque sin mencionar a Podemos-y sindicatos. En su última versión-corregida con aportaciones de los militantes-se habla de una «alianza con formaciones de la izquierda que hayan madurado», lo que se interpreta como otra alusión velada al partido de Iglesias.

Podemos, «la nueva IU»

El triunfo de Sánchez tiene un impacto importantísimo para Podemos. En medios internos se asume que el nuevo líder socialista tratará de recuperar «espacio en la izquierda, a costa de alejarse del centro», dejando un «hueco estratégico» a Ciudadanos y escorando a Podemos a la radicalidad. El partido de Iglesias quedaría así reducido a «una nueva versión de Izquierda Unida», señalan en estas fuentes, en alusión al papel residual de los comunistas tras su alianza con la formación ‘morada’.

Sánchez pasaría a liderar así la oposición de la izquierda, un papel que, en los últimos meses, había tratado de ocupar Iglesias. Es en este contexto, en el que, entre un amplio sector de Podemos, se considera que el futuro pasa por una indispensable alianza de izquierdas, sin duda alguna más fácil de alcanzar con Sánchez que, en su caso, con Susana Díaz.

La estrategia inmediata de Iglesias es que Sánchez se redefina en el nuevo tablero político. Y en esa táctica, la moción de censura juega un papel esencial. La iniciativa obligará al líder socialista a posicionarse-previsiblemente, en la abstención-y servirá de termómetro para el nuevo tono parlamentario del PSOE.

Las relaciones de los próximos meses entre ambas formaciones vendrán muy marcadas por la posibilidad de articular una futura moción conjunta. En fuentes de Podemos se sugiere, sin embargo, que esta iniciativa no será inmediata. Creen que Sánchez tratará de dilatarla al máximo para ganar tiempo, «coger posiciones en el PSOE, imponer su hoja de ruta y, de paso, que Iglesias se vaya quemando» en una oposición cada vez más radicalizada y minoritaria.

Entre tanto, el líder de Podemos pretende utilizar el debate de la moción de censura, el próximo 13 de junio, como una primera prueba de fuego en la pugna con el nuevo PSOE por el liderazgo de la izquierda. Condenada al fracaso, los de Iglesias ven en la moción una oportunidad para relanzar su imagen ante las bases, como interpretan en medios internos.

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