Sánchez y Errejón mantienen contactos para tantear una futura alianza

Íñigo Errejón, Unidos Podemos
La bancada de Podemos en el Congreso, con Pablo Iglesias e Irene Montero en primera fila, tras ellos Íñigo Errejón, Alberto Garzón y Carolina Bescansa (Foto: EFE)

La relación entre Pedro Sánchez e Íñigo Errejón, que se traslada a sus respectivos equipos, se mantiene inalterable desde los tiempos en que Sánchez ocupaba la secretaría general del PSOE y Errejón era número dos de Pablo Iglesias.

En apenas unos meses, y ambos en una situación bien distinta, han continuado unos contactos que confirman desde el entorno ‘errejonista’. La posibilidad de que acaben trabajando juntos en un futuro proyecto es algo que siempre se ha tanteado, y más aún en una situación incierta como la que ambos dirigentes viven en la actualidad: con Sánchez en la carrera de las primarias del PSOE, y Errejón cada vez más apartado de la primera línea de Podemos.

Queda saber la forma que tendría esa colaboración: si Errejón acabaría integrándose en un PSOE liderado por Sánchez, o ambos conformarían un nuevo partido al margen de sus antiguas formaciones. Dos escenarios, aún aventurados.

Sánchez y Errejón fraguaron su buena sintonía en tiempos en que PSOE y Podemos negociaban una alternativa para desbancar a Mariano Rajoy. La posibilidad se frustró por la ambición de Iglesias de entrar en el Ejecutivo, controlando la vicepresidencia y competencias clave, como el CNI. Un golpe en la mesa del líder de Podemos que evidenció las diferencias en la cúpula en la forma de relacionarse con el PSOE: Errejón era más partidario de agotar «todas las vías» para lograr el acuerdo, y esa táctica agrió aún más la fractura con los ‘pablistas’. La ahora portavoz de Podemos en el Congreso, Irene Montero, reclamó una colaboración de «igual a igual» con los socialistas y admitió que, en el seno de su partido, podía haber «muchísimas posiciones diversas, no solamente dos».

Que Errejón mantiene unas tesis más cercanas a las defendidas por el PSOE es una realidad. Tanto, que desde el propio PSOE se reconocieron los temores ante la renovación de la cúpula podemita, en la pasada Asamblea de Vistalegre. Entonces, se consideró que una victoria ‘errejonista’ podría complicar sus futuras aspiraciones electorales, al competir por un espectro ideológico muy parecido y con unas herramientas similares. Caso distinto sería si Iglesias, como después, se hacía con el control total del partido. La moderación frente a la radicalidad.

Sánchez siempre ha visto en Errejón un interlocutor válido y sensato para negociar. De hecho, en varias entrevistas ha admitido que con el ahora secretario de Análisis Estratégico de Podemos se podría llegar a entender, lo que en muchas ocasiones se ha interpretado como la base de una estrategia en común.

En su documento para reconquistar la Secretaría General del PSOE, ‘Por una nueva socialdemocracia’, Sánchez habla ya de una «alianza de progreso» para hacer frente al que considera su único adversario, «el PP y el neoliberalismo». Una alternativa de fuerzas de izquierda y sindicatos, en la que, aunque sin mencionarlo, se refiere implícitamente a Podemos.

Con Iglesias al frente, la táctica de aproximación es ciertamente más complicada. Más aún cuando el líder de Podemos busca orientar definitivamente el partido hacia postulados más extremistas. La colaboración con Errejón, sin embargo, sería mucho más sencilla.

Errejón, harto de los desplantes

Según fuentes de su entorno, hace tiempo que el exnúmero dos, cada vez más marginado en Podemos, valora una retirada. La decisión se alimenta de los desplantes cada vez más frecuentes que recibe de Iglesias y la dirección podemita, como el veto a participar en la tertulia de ‘Hora 25’, en la Cadena SER, la única ventana mediática que actualmente le quedaba.

A ello se suma que las últimas decisiones estratégicas de Iglesias, como la fracasada moción de censura a Mariano Rajoy o el ‘Tramabús’,  han sido muy mal vistas en el sector ‘errejonista’. Críticos con la actual estrategia de Iglesias, consideran que les hace un flaco favor de cara a las elecciones. “Los votantes nos ven cada vez más populistas“, censuran.

Además, como informó OKDIARIO, Iglesias contempla un golpe de mando para que, finalmente, no sea el candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid, como ambos acordaron en el fragor de Vistalegre.

La posibilidad de ser el aspirante a las presidenciales madrileñas es de hecho, y a día de hoy, el único horizonte para Errejón. Sin embargo, Iglesias tendría en mente a Espinar. Además, el acuerdo, verbal, no se ha concretado por ahora en ningún pacto ‘oficial’.

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