Echenique difunde el apoyo a Montero de un chiringuito que se disfraza de organización internacional

Pablo Echenique, Irene Montero y el chiriguito que se disfraza de organización internacional.
Pablo Echenique, Irene Montero y el chiriguito que se disfraza de organización internacional.
Rafael Gallego

El siempre locuaz en las redes Pablo Echenique llevaba más de un día guardando silencio, en concreto desde poco antes de confirmarse el pacto electoral por el que Podemos se integraba en la coalición de Yolanda Díaz pese al veto de la coalición Sumar a la figura de Irene Montero. Hasta la noche del sábado. En un giro de los acontecimientos, el dirigente de Podemos se ha hecho eco del mensaje de un chiringuito disfrazado de organización internacional.

El primer comentario del en otras ocasiones siempre verborreico en redes sociales portavoz de Unidas Podemos fue un mensaje en el que difunde, y por partida doble, el anuncio que este mismo sábado había colgado la autodenominada International Human Rights Foundation, y que era un apoyo a la figura de la denostada Irene Montero. Lo que ocurre es que quien se esconde detrás del mensaje al que Echenique daba credencial de organismo internacional no es sino un chiringuito creado en Lérida en 2013 que se disfraza de tal para difundir sus mensajes y tras el cual se esconde Jaume d’Urgell, un activista de extrema izquierda que en su día llegó a ser condenado a prisión tras negarse a pagar una multa por izar una bandera republicana en un edificio público y negarse a pagar la multa que se le impuso.

Desde luego, esa International Human Rights Foundation no tiene nada que ver con la ONU, a pesar de que tome prestado de la organización que preside António Guterres los colores blanco y azul y el globo terráqueo para su logo. Se trata de un ánimo de crear confusión que bien pudo ser compartido por Pablo Echenique al colgar el mensaje, escrito en inglés y que el dirigente de Podemos acompañó de una traducción automática hecha por Google. En ese mensaje, esta organización sostiene que «lamentamos profundamente la posibilidad de que Irene Montero no esté en las Cortes en la próxima legislatura. Pocas figuras en la historia han tenido tanto éxito en la defensa de los derechos humanos en España».

¿Por qué quiso hacerse eco de este mensaje Echenique? La razón hay que encontrarla en el varapalo que la Organización de Naciones Unidas, la de verdad, la que tiene su sede en Nueva York y la que incluye a 193 estados soberanos del planeta, le propinó hace escasas fechas a la ministra española de Igualdad y artífice de la llamada ley del sólo es sí, cuyos efectos han sido las rebajas de pena a 1.127 abusadores sexuales y la excarcelación anticipada de 115 de estos sujetos. La ONU auténtica, por vía de su relatora especial sobre violencia contra las mujeres, Reem Al Salem, sentenciaba esta misma semana que «las desafortunadas consecuencias de esta ley podrían haberse evitado si se hubiera prestado más atención a las voces de las distintas partes interesadas que habían advertido» sobre ello, lamentando las «implicaciones de largo alcance» que la Ley Montero ha provocado.

Esa fue la conclusión de la ONU sobre los efectos de esta ley, una ONU que la propia Irene Montero conoció en persona el pasado mes de marzo de este mismo año con escaso éxito de convocatoria: hay que recordar que sólo logró convocar a 12 periodistas para exponer su intervención en una sala con capacidad para 50 personas. Lo cierto es que Montero llegó en aquella cita a Nueva York cuando la mayoría de ministros de gabinetes análogos al suyo ya habían participado en aquel encuentro en Naciones Unidas.

Pero Pablo Echenique hace oídos sordos a los informes que elabora la ONU de verdad y, en su tangencial relación con la verdad, ha preferido difundir el mensaje de una organización sin objeto ni utilidad contrastada, constituida en Lérida en el año 2013, con el decidido ánimo de distorsionar la realidad.

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