El ‘discurso del miedo’ que provoca el enfrentamiento entre Iglesias y Errejón
El secretario general del Podemos, Pablo Iglesias y el líder de En Comú Podem, Xavier Domènech, han sido las dos únicas voces que han podido escuchar los periodistas que han cubierto el Consejo Ciudadano de la formación en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. El resto se han sucedido a puerta cerrada. Los dos mantienen la misma línea política y ambos apuestan por un Podemos con un discurso beligerante. El de «cavar trincheras». Todo lo contrario que su ‘número dos’, Iñigo Errejón, quien busca un discurso moderado para ser partido de gobierno.
El discurso del miedo
Las diferencias han ido en aumento cuando Iglesias ha vuelto a rechazar ser moderados y pensar que el discurso del miedo ahuyenta a futuros simpatizantes. «La credibilidad nos la da no disfrazarnos de lo que no somos», dijo el secretario general.
El líder de Podemos insistió en que el debate no debe ser si Podemos da miedo, porque eso es una discusión de la «vieja izquierda» del PSOE y el PCE de los años 80. «Ahora la sociedad ya no tiene miedo», destacó Iglesias, que señaló que su partido ha conseguido «cortocircuitar» las claves del sistema político nacido de la Transición.
Una idea que Errejón rechaza apelando «a los que faltan». «Podemos volver a ser una fuerza dirigente que no solo hable a los compañeros que ya vibran, que se les pone la piel de gallina, sino que le hable a toda esa gente que a lo mejor no confía todavía en nosotros, que a lo mejor tiene algunas dudas, a la que a lo mejor le han calado algunos estigmas sobre nosotros», defiende siempre Errejón.
El ‘número dos’ de Iglesias busca un tono amable y no tan radical, que no asuste. Como ejemplo, no hace falta más que leer el lema de campaña de las últimas generales: ‘La sonrisa de un país’. Para quitar esa imagen fiera que Iglesias promociona con frases como las de este viernes: «En nuestras venas llevamos la sangre de luchadores antifranquistas».
¿Más calle que instituciones?
El líder de Podemos rechazó la falsa idea de que la política sólo se puede hacer o en la calle o en las instituciones y apostó por conjugar ambas estrategias y seguir «cavando trincheras» en la sociedad civil para evitar convertirse en una «fuerza política de coyuntura». Iglesias avisó de los «peligros» de que Podemos se haya convertido en muy poco tiempo en un partido con muchos cargos y «liberados», así como de las limitaciones del trabajo parlamentario cuando se ocupa la oposición. «Si no gobiernas, las instituciones se pueden convertir en una trituradora de la decencia», señaló.
El modelo Errejón busca defender las instituciones más que a un partido antisistema. «Cualquier hipótesis política revolucionaria que se base en que se van a caer (las instituciones) solo puede confiar en la nostalgia», llegó a decir en una conferencia. Errejón sostiene que «el 15-M no impugnó la totalidad». «Vivimos en Europa, en el primer mundo, una gran mayoría son ciudadanos que confían en el orden y las instituciones», llegó a decir.
¿Fiarse de la prensa?
En clave interna, Iglesias advirtió de que los «adversarios» tratan de influir en los debates «en abierto» que existen en el partido y, por ello, reclamó «responsabilidad» para que no sean los medios de comunicación quienes impongan las «reglas del juego» como ha pasado, a su juicio, con el PSOE. «Si nuestros debates se banalizan y se reducen a etiquetas habremos perdido la característica que nos identifica», remarcó Iglesias. Sin embargo, Errejón busca reconciliarse con los medios a los que el líder de Podemos ataca en sus mítines.
Iglesias apuesta en esta nueva etapa política por el trabajo de «hormiguita y de viejo topo» y por el «combate ideológico» después de un tiempo en que el partido se había limitado a ser una mera «máquina electoral». «Esto ya no es una carrera, ya no tenemos que ir muy deprisa, ahora nos tenemos que asentar en lo social», proclamó. Para ello, cree necesario ofrecer «seguridad y garantías» a aquellos sectores de la sociedad que tienen la sensación de que «todos son iguales» y dando respuestas como la «única formación de ámbito estatal que reconoce la plurinacionalidad del Estado». Una propuesta para no perder a sus compañeros en Cataluña e impida irse al nuevo partido de Colau, en proceso de formación.