La cultura es segura

Críticas a la doble vara de medir con los conciertos de Love of Lesbian y Raphael: «Allí no gobierna Ayuso»

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Diana Arias

La cultura es segura, y así lo está mostrando desde el inicio de la pandemia siempre que tiene ocasión. En Madrid los teatros y cines están abiertos y son lugares ‘free covid’. Pero la polémica llegó en diciembre de 2020 cuando se organizó un macro concierto de Raphael con 5.000 espectadores en el Palacio de los Deportes de Madrid.

Mientras unos defendían la buena organización y medidas que tomó la Comunidad de Madrid, otros, principalmente los partidos de izquierdas, cargaron duramente contra la presidenta Isabel Díaz Ayuso por permitir un evento de masas en plena pandemia. Lo cierto es que el protocolo se cumplió y no hay datos que revelen un repunte por la actuación.

Pues bien, a día de hoy está pasando todo lo contrario. Este pasado sábado Barcelona vivió otro macro concierto ‘free covid’: el de Love of Lesbian. Se trataba de un experimento para ver las consecuencias de celebrar un evento de masas de estas características.

Las medidas fueron férreas: se hizo un cribado masivo antes del concierto (sólo seis personas dieron positivo de las 5.000), se les tomó la temperatura y se les entregó una mascarilla FFP2. También había cientos de litros de gel hidroalcohólico y los accesos a los servicios de bar y a los lavabos estaban diferenciados por grupos.

Eso sí, no había ninguna distancia social de seguridad entre los participantes.

Por su parte, el concierto de Raphael, duramente criticado, contó con otras medidas que resultaron eficaces. Presentó un 25% de su aforo habitual (cuando podía hacerlo hasta el 40%), se respetó completamente la distancia de seguridad, se mantuvo la mascarilla durante todo el evento, se tomó la temperatura, se dispensó de gel hidroalcohólico y se hizo un test a los cerca de 300 profesionales que trabajaron en la organización.

Dos formas de organizar un concierto de manera segura pero vistas de manera muy diferente. Unos apostaron por la distancia de seguridad mientras que otros obviaron eso pero apostaron por hacer un cribado masivo. Dos formas seguras pero tratadas de manera distinta.

Lo cierto es que entre uno y otro sí que ha habido diferentes medidas pero ambas, tal y cómo se ha podido comprobar, han resultado completamente eficaces. Eso sí, las voraces críticas no han sido las mismas. La izquierda, lejos de apoyar la cultura, quiso censurar el concierto de Raphael en Madrid y atacó duramente a Ayuso.

Ahora, con el de Love of Lesbian callan. Incluso todo lo contrario, y defienden que la cultura puede ser segura y felicitan a los organizadores. Una doble vara de medir que ha sido fuertemente criticada por miles de usuarios en las redes sociales que no entienden por qué cuando lo organizan unos está bien, y cuando lo hacen otros mal.

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