Ayuso responde a las críticas por el concierto de Raphael con 5.000 espectadores: «Se cumplió el protocolo»

Recuerda que el Wizink Center tiene un sistema de ventilación que renueva el aire completamente cada 12 minutos

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Raphael ha vuelto por Navidad a Madrid, un año más, en un primer concierto triunfal (hoy domingo será el segundo) y el primero también multitudinario en pandemia. Lo cual ha ocasionado críticas desde los sectores más contestatarios con la Comunidad de Madrid. Esas voces critican la presencia de 5.000 personas en el Wizink Center de la capital (antiguo Palacio de los Deportes).

Desde que el pasado mes de marzo estas mismas gradas del Wizink Center de Madrid recibieran a 10.000 almas para disfrutar de Camela, ningún otro evento musical en España había recibido a tanto público, eso sí, con todas las medidas y precauciones sanitarias activadas.

Esa masiva asistencia ha sido, precisamente, el objeto de los comentarios, a los que ha salido al paso rápidamente la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, quien ha asegurado que el evento contó con todas las medidas de seguridad protocolarias.

«El concierto era seguro» y cumplió con todos los protocolos, ha destacado Ayuso, pero ha avisado de que suspenderán eventos de este tipo si aumenta la incidencia acumulada de casos en la región.

«Yo entiendo a la sociedad cuando ve un concierto como el de ayer, en el que además la imagen confunde porque el Wizink Center tiene una capacidad para 16.000 personas y ayer estaba al 30%. Ahora que no vamos a poder estar con los nuestros más de seis personas estos días, entiendo ese malestar», ha expresado la presidenta regional tras asistir a la manifestación convocada en el centro de Madrid contra la Ley Celáa.

Sin embargo, ha subrayado que si la incidencia acumulada fuera «preocupante» de aquí en adelante se suspenderían todos estos eventos «porque ya los aforos son tan bajos que lo siguiente es la suspensión».

Aire renovado cada 12 minutos

Ha recordado un punto importante: que el Wizink Center, pese a estar cerrado, renueva el aire cada 12 minutos, gracias al sistema pionero que instaló el recinto con motivo de la pandemia. Ayuso ha afirmado también que el pabellón que tiene diferentes entradas y salidas y se contaba con «doble mascarilla». Además, ha apostillado que todos los asistentes quedaron registrados para facilitar los rastreos si hubiera algún problema.

«El concierto de ayer se celebró en condiciones de seguridad», ha afirmado Ayuso, a lo que ha añadido que la mayoría de los contagios se están produciendo en el ámbito doméstico. «Los ciudadanos puedan estar seguros con estos conciertos, pero si sube la incidencia que sepan que se suspenderán», ha indicado.

La dirigente madrileña ha trasladado que se mantendrán «vigilantes» para que no se produzcan incidentes y se respeten las medidas de seguridad no solamente en conciertos, sino también en celebraciones como Nochebuena y Nochevieja.

«Qué felicidad más grande tenerles enfrente»

Por lo que se refiere al concierto en sí, Raphael, ajeno a la polémica, evidentemente, destacó ayer: «Qué felicidad más grande tenerles enfrente. Esta noche es muy importante para mí y sé que para muchos de ustedes también, que esto empiece a rodar», certificó el protagonista de la noche ante un sentimiento generalizado y una panorámica del recinto que alentaba la esperanza de recuperar la vieja normalidad.

La excusa bien merecía esta puesta de largo: celebrar los 60 años en la carrera de Raphael, un aniversario que hace solo unas semanas motivó el lanzamiento del disco «Raphael 6.0», en el que versiona con dúos de altura canciones ajenas igualmente míticas, como «Resistiré», «Se nos rompió el amor» o el «Me olvidé de vivir» que popularizó Julio Iglesias.

Él nunca se olvidó de vivir, precisaba en un charla con Efe el artista incombustible nacido como Rafael Martos (Linares, 1943), que lo que sí ha hecho a menudo durante su carrera es emerger como el «Ave Fénix» con el que puntualísimo a las 19 horas ha saltado a las tablas, fiel a su estilo, de riguroso negro pero dando espacio a la fantasía con una chaqueta de lentejuelas.

Tras ese tema atípico extraído de su álbum del mismo nombre publicado en 1992, con toda probabilidad una apuesta con doble lectura por el momento que estamos atravesando, el divo no ha tardado en hacer suya otra de las joyas de su último álbum, «Vivir así es morir de amor», de Camilo Sesto.

Cerca de una treintena de temas interpretó a lo largo de las dos horas y quince minutos de concierto de esta noche, en el que no han faltado sus grandes éxitos, como los potentísimos (y ahora electrónicos) «Digan lo que digan» y «Mi gran noche», o como «Yo sigo siendo aquel» y «Estuve enamorado», que han puesto al gentío en pie y con ganas de soltar las horas de baile acumuladas en los meses de parón.

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