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Bildu auxilia al PSOE: silencia el aquelarre contra la Guardia Civil en Alsasua en plena negociación

Guardia Civil Alsasua
Ospa Eguna de una edición anterior.
Pelayo Barro

Desde hace décadas, el final del verano llegaba a Alsasua (Navarra) en forma de fiesta del odio contra la Guardia Civil. El llamado Ospa Eguna, una jornada de acoso en la que la izquierda abertzale próxima a EH Bildu y Sortu se lanza a la calle contra los agentes destinados en el municipio y en toda Navarra. De la edición de este año, que debería celebrarse este fin de semana, nada se sabe. No está oficialmente convocada ni la Policía tiene constancia de que vaya a celebrarse. Una ausencia que juega a favor del PSOE, inmerso en una negociación discreta con los de Arnaldo Otegi para sumar apoyos a Pedro Sánchez.

Ni rastro del Ospa Eguna (Día contra la Guardia Civil). Ni en redes sociales, ni en plataformas abertzales de Navarra y el País Vasco, que tradicionalmente anunciaban y agitaban esta «fiesta» convertida en aquelarre desde semanas antes, ni siquiera entre la información que recopilan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sobre este tipo de citas. Las calles de Alsasua, municipio que fue testigo en 2016 de una paliza multitudinaria a dos agentes de la Guardia Civil de paisano (un teniente y un sargento) y a sus parejas, parece haberse olvidado del día del odio a la Benemérita.

Este año, por tanto, no se colgarán muñecos con tricornio ni se colocarán en las plazas replicas de cartón de cuarteles de la Guardia Civil ardiendo. Algunas de las muestras de odio que se han venido repitiendo en las últimas ediciones de esta cita. La presión de la calle desaparece mientras cobra fuerza la institucional: Bildu reclama a la presidenta socialista, María Chvitie, que fuerce el repliegue total de la Guardia Civil en la Comunidad Foral, iniciado con la retirada de las competencias de Tráfico.

Negociaciones

La no comparecencia del Ospa Eguna coincide con las negociaciones que EH Bildu y el PSOE mantienen detrás de los focos para que los de Arnaldo Otegi renueven su sociedad parlamentaria con Pedro Sánchez y respalden otros cuatro años de Gobierno de coalición.

Al igual que ocurrió el pasado mes de mayo, cuando EH Bildu introdujo hasta 40 candidatos con historial de pertenencia a ETA -7 de ellos con delitos de sangre-, la celebración de un acto de este tipo podría poner al PSOE en un brete de cara a la opinión pública. El hecho de que los abertzales renuncien a manifestar su odio a la Guardia Civil en Alsasua es de gran ayuda para Sánchez ante una opinión pública sensibilizada por sus pactos con los proetarras.

Prohibirlo

El Partido Popular de Navarra anunció el pasado mes de julio que, si llega al poder y tiene acceso a la Delegación del Gobierno de Navarra, pondría en marcha todas las vías legales posibles para impedir que se celebren en Navarra actos como el Ospa Eguna.

Sin embargo, las negociaciones del PSOE de María Chivite con EH Bildu llegaron a buen puerto y finalmente, el pasado 23 de agosto, fue investida como presidenta de Navarra para una nueva legislatura.

El Partido Popular señaló que, de todas formas, se podrían poner en marcha y estudiar todas las vías legales posibles previas a la realización del Ospa Eguna, como aplicar la ley de protección de víctimas del terrorismo, durante o después de su realización denunciando a sus convocantes con el código penal por presunto delito de odio, o en el Congreso y el Senado explorando modificaciones legales para impedir tanto el Ospa Eguna como los homenajes a ex terroristas en sus municipios de origen.

En septiembre de 2022, la asociación profesional Justicia para la Guardia Civil (Jucil) también presionó al Ministerio del Interior y a la Fiscalía General del Estado para que evitasen la comisión de un «delito de odio» y suspendieran el acto convocado en Alsasua. La asociación consideró que la convocatoria del Ospa Eguna «persigue como única finalidad la humillación, el acoso y el ataque» hacia los guardias civiles y también las víctimas del terrorismo.

La Delegación del Gobierno en Navarra, en manos del PSOE, descartó entonces cualquier maniobra encaminada a prohibir una cita que enmarcó dentro de la «libertad de expresión». Todo pese a que tanto desde la Guardia Civil como desde los colectivos de víctimas de ETA se consideró como un acto de humillación a las víctimas.

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