Crisis del coronavirus

Aún hay clases: la ‘facha’ Aguirre se cura en un hospital público y la ‘progresista’ Calvo en uno privado

Esperanza Aguirre
Carmen Calvo y Esperanza Aguirre
Agustín de Grado
  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

Esperanza Aguirre y su marido han abandonado este lunes la Fundación Jiménez Díaz tras vencer al coronavirus. Lo hacían horas después de que la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, ingresara en la clínica Ruber de Madrid por una infección respiratoria, uno de los síntomas asociados al coronavirus, motivo por el que la dirigente socialista ha sido sometida al test. A la hora de cerrar esta información aún se desconoce el resultado.

La coincidencia de que Calvo y Aguirre, dos mujeres de gran relieve político, hayan tenido que pasar como pacientes de la Sanidad española no ha pasado desapercibida a una opinión pública sometida al persistente mensaje gubernamental que ensalza lo público y desdeña lo privado.

La realidad es que, a la hora de la verdad, cuando la salud está en juego, la ex presidenta madrileña, convertida por la izquierda en el ángel exterminador de los servicios públicos, ha permanecido ingresada en el hospital que le correspondía como beneficiaria del Sistema Madrileño de Salud, la Fundación Jiménez Díaz. Tanto Aguirre como su marido han sido tratados en las dependencias públicas de un centro que también funciona como privado.

Por el contrario, la vicepresidenta del Gobierno progresista ha ingresado en la Ruber, una de las más prestigiosas clínicas privadas de Madrid. El comunicado oficial de Moncloa informando del ingreso de la vicepresidenta recordaba que Calvo es funcionaria de carrera y construía una coartada para disimular la contradicción en la que incurría la socialista: «Se encuentra en la clínica Ruber de acuerdo con los convenios de Muface, la mutualidad pública a la que pertenece».

Sin embargo, aún tratándose de una funcionaria de carrera, Calvo pudo elegir como mutualista recibir la misma cobertura en la sanidad pública, porque no es obligatorio para los asegurados de Muface acudir a las clínicas privadas.

Lo explica con claridad la propia web de Muface: «A través del convenio vigente con el INSS, los mutualistas que eligen la asistencia sanitaria prestada por los 17 servicios autonómicos de salud y el Instituto de Gestión Sanitaria para Ceuta y Melilla, reciben una asistencia de calidad y son beneficiarios de las actuaciones y programas institucionales para la promoción y protección de la salud, prevención de la enfermedad y rehabilitación».

Calvo tiene la residencia oficial en Madrid desde 2014. Funcionaria de carrera como Aguirre, tuvo opción de elegir la cobertura del Sistema Madrileño de Salud, pero prefirió la sanidad privada que le ofrecía Muface.

Por el contrario, no es la primera vez que Esperanza Aguirre ingresa en un centro público por motivos de salud. En 2011 fue operada de un cáncer de mama en el Hospital Clínico de Madrid y meses después la entonces presidenta regional superó definitivamente la enfermedad. En septiembre de 2012 abandonó la presidencia de la Comunidad de Madrid habiendo inaugurado ocho nuevos hospitales de titularidad pública en toda la región.

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