Alfonso Alonso critica a Casado pero él fulminó a Quiroga al primer desplante

Arantza Quiroga Alfonso Alonso
Arantza Quiroga, presidenta del PP vasco. (Foto: EFE)
Carlos Cuesta

El ya ex presidente del PP vasco Alfonso Alonso y algunos de los miembros de su cúpula más cercana critican ahora a Pablo Casado por haberle relevado en la candidatura a la Presidencia del País Vasco. Pero se les olvida cómo fue su propio ascenso: de un sólo golpe y tras criticar una ponencia de la entonces presidenta del área regional de este partido, Arantza Quiroga, en la que invitó a todos los partidos vascos a sumarse a un texto por la “libertad y la convivencia”. El movimiento fue interpretado con certeza por Alfonso Alonso como un gesto de debilidad y complacencia ante Bildu. Y el entonces ascendente Alonso exigió el relevo inmediato de Quiroga.

Ahora el que cae es Alonso, tras criticar en abierto y en cerrado, en la calle y en las esquinas a Casado y su proyecto nacional; tras pedir un perfil propio para su formación regional frente al PP nacional; tras respaldar como presidente de la Comisión de Derechos Humanos a un miembro de Bildu en Guipúzcoa; y tras haber intentado relegar la escuela de verano Miguel Ángel Blanco.

Alfonso Alonso ha debido olvidar estos días el mes de octubre de 2015. El entonces poderoso ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad reprendía a la presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, por una polémica ponencia. Alonso le recordaba que «el futuro del País Vasco sólo se puede construir con garantías, contando con las víctimas del terrorismo y de la memoria».

Alonso respondió de este modo a Quiroga, tras haber presentado la entonces presidenta del PP vasco una ponencia a la que pidió que EH Bildu y el resto de partidos se sumaran a un texto impulsado por el Parlamento vasco sobre Libertad y Convivencia. La única condición impuesta a Bildu para sumarse al texto era que rechazara la violencia. No le exigió que la condenara.

El ministro de Sanidad no tardó en parar los pies a Quiroga porque «este cambio de posición puede inducir a la confusión» y exigió que en el Parlamento vasco «se afirmen con rotundidad nuestras posiciones».
Alonso no paró ahí. Y, con toda razón, afirmó ante sus compañeros del PP vasco que ese partido regional debía recordar que «la posición del PP nacional es exigir la condena expresa del terrorismo de ETA», ya que, en su opinión, «Bildu pretende diluir las responsabilidades de los terroristas, blanquear su pasado, y no podemos consentir esto».

Alonso fue a más, y con todo el sentido, recordó que todavía quedan «cientos de crímenes sin resolver”, por lo que la postura del PP respecto a Bildu «no tiene que dejar dudas a nadie», porque si no es así, «podemos inducir a confusiones».

Arantza Quiroga presentaba días después su dimisión como presidenta del PP vasco y abandonaba la política convencida de que había «fracasado» y en medio de una fuerte presión de los potentes apoyos de Alonso en aquella época: Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría.

Los errores de Alonso

Han pasado unos cuantos años. Y unos cuantos capítulos. Como en el que el PP vasco que comandaba hasta este momento Alfonso Alonso decidió respaldar a Joxemari Carrere (Bildu) como presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Cultura Democrática de las Juntas Generales de Guipúzcoa. Por cierto, elección que se proclamaba el mismo día que se celebraba el 22 aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco.

La Juntas Generales no son cualquier cosa. Representan el poder legislativo en Guipúzcoa. La Comisión de Derechos Humanos, de nueva creación e impulsada por el diputado general, Markel Olano (PNV), quedó tristemente galardonada por la Presidencia de un miembro del partido proetarra que hoy sustenta al PSOE a escala nacional. Todas las formaciones votaron a favor. Incluido el único representante del PP en las Juntas Generales, Juan Carlos Cano, que repetía en el cargo tras las elecciones del pasado 26 de mayo y sumaba 20 años como juntero. Era complicado esgrimir falta de experiencia.

Pero no es el único capítulo. Porque igualmente la escuela de verano Miguel Ángel Blanco tuvo que ser rescatada en 2019 por las Nuevas Generaciones del PP tras ser relegada por el mismo PP de Alonso. E igualmente fue Alonso quien desafió a Casado pidiendo una federalización del partido vasco porque ellos tenían “perfil propio”.

Igualmente fue Alonso quien fue cazado en innumerables críticas y desafíos locales contra el presidente del partido nacional. Pero ahora, será difícil que Alonso recuerde que un sólo ataque suyo sirvió para tumbar, con razón, la primera deriva de Quiroga. Será difícil que lo recuerde, ahora que Alonso ha sumado infinidad de capítulos como el de Quiroga.

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