Abertzales escupen, acosan e intentan agredir a ediles de Navarra Suma en la procesión de San Fermín

Al grito de «¡UPN, kanpora!» -«¡UPN, fuera!-. Así recibían este domingo los abertzales a los miembros de Navarra Suma en la corporación municipal de Pamplona a su llegada a la catedral navarra durante los actos programados con motivo de la procesión de San Fermín.

Una vez más los radicales han hecho gala de su espíritu violento e intolerante para empañar el día grande de los navarros con sus consignas, arengas y actitudes hostiles hacia los no separatistas. En esta ocasión, las víctimas del odio proetarra han sido los representantes de Navarra Suma -coalición conformada por Unión del Pueblo Navarro (UPN), Partido Popular y Ciudadanos- en el Consistorio pamplonés.

Un centenar de jóvenes abertzales -pertrechados con ikurriñas y ataviados con camisetas donde podían leerse lemas de apoyo a los terroristas de ETA y a los agresores de los guardias civiles en Alsausa- entonaron el Ikusi mendizalek durante los minutos previos a la llegada de sus objetivos hasta las inmediaciones de la catedral de Pamplona. Caldeando el ambiente.

Así lo denunciaba el vicesecretario de Programas y miembro del Consejo Político de UPN en Navarra, Angel Ansa Echegaray, en su perfil de Twitter:

❌ Es intolerable y vergonzoso que esto suceda año tras año en la calle Curia. Nunca había vivido tanto odio y tanta violencia por parte de los radicales de la izquierda abertzale contra el alcalde Maya y los ediles de @navarra_suma y @PSNPSOE.
Mi rotunda condena. pic.twitter.com/mgHuDhoqIz

— Ángel Ansa Echegaray (@angelansae) 7 de julio de 2019

Pero los momentos de máxima tensión se producían a la altura de la calle Curia cuando un grupo de jóvenes radicales trataba de establecer contacto físico con los concejales de UPN y PP mientras estos se desplazaban hacia el acceso catedralicio como parte de la comitiva institucional. Entre ellos, el alcalde Enrique Maya y la edil popular que ayer arrebataba a los de Bildu la ikurriña que trataron de colgar en el balcón del Consistorio de Pamplona, durante el chupinazo. Recibió por ello numerosas patadas que hoy eran visibles en sus piernas amoratadas.

Una vez los cargos de Navarra Suma se aproximaron hacia el interior del templo, hasta donde escoltaban los símbolos religiosos de la procesión de San Fermín, se produjeron los altercados más graves por parte de los cachorros de la kale borroka navarra: intentos de agresión, zarandeos, pitadas, insultos, escupitajos y gritos de «fascistas» contra los políticos constitucionalistas. Situación que ha requerido la inmediata intervención de los agentes de la policía local.