Mas aprobó en 2014 privilegios para la inmigración marroquí para ganar votos en el referéndum

Artur Mas
Artur Mas. (Foto: AFP)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La Generalitat de Artur Mas aprobó en 2014, apenas dos meses antes del 9-N, el Plan Marruecos (2014-2017), con el que pretendía atraerse a la población inmigrante marroquí a sus tesis independentistas, y en especial al referéndum ilegal, mediante una atención privilegiada.

El Plan incluía, entre otros, un ‘Programa de lenguas de origen’, mediante un convenio con Marruecos mediante el cual «se proporcionaría profesorado a los alumnos de origen marroquí pero también catalán», introducir la enseñanza de árabe y bereber en horario escolar, planes específicos contra el abandono escolar, una mayor atención religiosa en centros penitenciarios, además de planes de asistencia prioritaria a determinados colectivos vulnerables (mujeres, jóvenes no escolarizados o en riesgo de marginación). Incluso se ofrece organizar la visita de una delegación cultural de Marruecos a las fiestas de la Mercè.

Todo, estratégicamente planificado y aprobado dos semanas antes que la Ley de Consultas, que dio amparo a la celebración del 9-N, que, por primera vez, permitía a los extranjeros votar en un referéndum.

El interés de las autoridades catalanas era así atraerse al colectivo de inmigrantes marroquíes, con diferencia, el más numeroso en esta comunidad. Entonces, 2014, la cifra ascendía a 228.403 personas -hoy son 215.816, según el último dato contabilizado- un número lo bastante jugoso para los cálculos independentistas. Cataluña es, de lejos, la comunidad en la que trabajan más marroquíes (casi el 27 por ciento de todos los que se cuentan en España).

En 54 páginas, el plan desglosa las relaciones con la comunidad marroquí en cinco ámbitos -relaciones institucionales; cooperación al desarrollo; relaciones económicas; cultura, universidades e investigación, y catalanes de origen marroquí- promueve los contactos institucionales entre la sociedad civil de Marruecos para acercarlos a las Administración catalana y se ofrece además a una colaboración activa con el Gobierno marroquí para afrontar retos como «la lucha contra las desigualdades internas, la reducción de las bolsas de pobreza, especialmente en zonas rurales y periferias urbanas, promoción de derechos de la mujer y de la salud materno infantil y reducción del paro juvenil» .

El documento recuerda que el colectivo marroquí «tiene un nivel de asentamiento considerable y se distribuye de forma homogénea por el territorio: tan sólo uno de cada cuatro municipios de Catalunya no tiene ningún residente de esta nacionalidad». Solo entre 2012 y 2016 obtuvieron el pasaporte español en Cataluña 43.644 marroquíes, es decir, casi un tercio del total en todo el país, y muy por delante de las cifras en Andalucía o Madrid.

Permeables a sus tesis

Los secesionistas catalanes han considerado siempre a la inmigración marroquí más permeable a sus tesis, al contrario de la procedente, por ejemplo, de Iberoamérica, además muy inferior en número. Y su reto ha sido evitar que acabasen votando a las formaciones de izquierda, como sucede en otros países del entorno. Cabe recordar, además, la pública hostilidad de Marruecos con la causa independentista, por temor al contagio de esas tesis en el Sáhara Occidental.

Los nacionalistas han justificado siempre ese interés en el caso de Quebec, que rechazó la independencia de Canadá por un margen de apenas 54.000 votos. 

Y por ello, el mismo Artur Mas creó en 2012 la fundación ‘Nous Catalans’, durante años el ‘brazo’ de la promoción independentista entre los inmigrantes. Su director, Àngel Colom, se recorrió un buen número de mezquitas de Cataluña en plena campaña para las elecciones autonómicas de ese año prometiendo a los marroquíes trabajo y un Estado independiente en el que todo serían facilidades. Como mano derecha de Colom estaba el marroquí Noureddine Ziani (Oujda, 1968), entonces presidente de la Unión de Centros Culturales Islámicos de Cataluña, y responsable del área catalanomarroquí de su fundación. Ziani fue expulsado a Marruecos en 2013 acusado por el CNI de ser un agente de la inteligencia marroquí (DGED) y de poner en peligro la seguridad nacional. Otro de sus colaboradores, Khalid Shabaz, fue detenido también por falsificación de documentos.

Tutela del Islam

En otro punto muy controvertido, el plan ofrecía a Marruecos la tutela del Islam en colegios o mezquitas y otorgar al país un papel clave en la elaboración de los contenidos religiosos a los musulmanes en Cataluña, algo que no ocurre en ninguna otra parte del mundo.

Este punto fue duramente criticado por la Comisión Islámica Española (CIE), que advirtió entonces de la necesidad de controlar la formación de profesores e imanes que imparten el Islam en nuestro país y evitar las injerencias de otro país.

En virtud de los acuerdos de 1992 entre el Estado español y la CIE, «los contenidos de la enseñanza religiosa islámica, así como los libros de texto relativos a la misma, «han de ser «proporcionados por las comunidades respectivas, con la conformidad de la Comisión Islámica de España».

Marruecos ha sido señalado en ocasiones por su actitud condescendiente con el terrorismo. Como ejemplo, apenas cuatro días después de los atentados de Barcelona y Cambrils, y en un gesto muy polémico, el Rey Mohamed VI decidió indultar a 13 condenados por terrorismo. Los yihadistas de este país encabezan la autoría de los atentados que han golpeado todo el mundo, también los de Barcelona. 11 de los 12 integrantes de la célula de Ripoll eran marroquíes.

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