Pescado

Soy pescadera y éste es el pescado que pido no consumir a diario: «Problemas por el…»

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Blanca Espada

El pescado forma parte esencial de nuestra gastronomía. Se encuentra en muchas de nuestras recetas, pero es que además, no podemos olvidar que es un alimento que se recomienda y mucho, por sus múltiples beneficios para la salud. Rico en proteínas, ácidos grasos omega 3 y minerales, este alimento se ha ganado con creces su puesto en la pirámide alimenticia, especialmente dentro de la dieta mediterránea. Sin embargo, como todo en nutrición, su consumo también requiere ciertos matices y precauciones, sobre todo cuando se trata de especies concretas.

En mercados de barrio, donde el trato es cercano y el producto de calidad es la norma, se puede encontrar mucho más que pescado fresco, ya que algo que nos puede beneficiar, y mucho, a la hora de comprar es  la experiencia y los consejos de aquellos que conocen bien su oficio. Entre ellos está el de María José, una pescadera del Mercado de Guzmán el Bueno que aunque asegura que todo el pescado es «absolutamente bueno», hay uno que no recomienda consumir todos los días. La pregunta entonces es evidente: ¿cómo puede ser que un alimento tan saludable se vuelva problemático si se toma con demasiada frecuencia? A continuación, abordamos la advertencia de esta veterana pescadera y el porqué de su cautela con ciertos ejemplares.

El pescado que una pescadera pide no consumir a diario

La pescadería Hermanos González, situada en el Mercado de Guzmán el Bueno en Madrid, es mucho más que un negocio. Es una historia familiar que empezó en 1963 y que hoy continúa bajo la atenta mirada de María José, una profesional con formación en veterinaria que conoce el producto no sólo desde la experiencia, sino también desde el conocimiento científico. Y aunque defiende el consumo de pescado, lo recomienda con criterio y lo vende con la convicción de estar ofreciendo lo mejor.

En un reportaje que ha realizado El Español, esta pescadera destaca las bondades de todos los tipos de pescado: desde los azules, ricos en omega 3, hasta los blancos, más suaves y fáciles de digerir, especialmente indicados para personas mayores. En concreto, recomienda los que se consideran «de toda la vida», como la merluza, el lenguado y los boquerones. Pero también el marisco, aunque advierte que su consumo excesivo puede provocar ácido úrico. En definitiva, todo el pescado en general es bueno.

Pero dentro de esta generosa oferta marina, hay un tipo de pescado con el que se muestra especialmente cauta: el que procede de piscifactoría. Aunque no lo considera directamente perjudicial, sí lanza una reflexión interesante sobre la poca información que manejamos los consumidores respecto a lo que comen estos animales, cómo se crían y en qué condiciones sanitarias viven. «Mientras haya salvaje, ¿para qué voy a comer de piscifactoría?», se pregunta en El Español, dejando claro que, cuando se trata de elegir, ella lo tiene claro.

El mercurio, la gran preocupación a la hora de consumir pescado

No obstante, su advertencia más enfática no se dirige al origen del pescado, sino a su tamaño y a su lugar en la cadena trófica marina. Hay una razón clara para ello: el mercurio. Algunos pescados grandes, como el atún rojo o el pez espada (también conocido como emperador), acumulan este metal pesado en cantidades considerables, lo que puede suponer un riesgo para la salud si se consumen con demasiada frecuencia.

Es aquí donde entramos en el meollo de la cuestión. En las declaraciones que recoge el mencionado periódico, María José explica que para que el mercurio se convierta en un problema real, hay que comer grandes cantidades (unos 200 gramos diarios) de estos pescados durante largos periodos de tiempo. Una situación que, como ella misma reconoce, es poco común por una razón muy práctica: el precio. «El atún está a 60 euros el kilo», comenta. Un lujo que no muchos pueden permitirse a diario.

Aun así, la advertencia no es en vano. La propia Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentaria (AECOSAN) ya recomienda limitar el consumo de estos pescados a un máximo de cuatro veces por semana, especialmente en mujeres embarazadas, niños pequeños y personas con ciertas patologías. En otras palabras, no se trata de demonizar el atún o el pez espada, sino de consumirlos con cabeza y moderación.

¿Qué pescado debemos evitar a diario?

La respuesta, según María José, es clara: los grandes peces depredadores como el atún rojo, el emperador o incluso el tiburón (cazón). No porque no sean sabrosos, ni siquiera porque sean insalubres per se, sino porque el riesgo está en el abuso. Son especies que, por vivir más años y estar en la cima de la cadena alimenticia marina, acumulan más contaminantes como el mercurio. Por eso, cuanto más grandes y longevos, más prudencia requieren en la dieta.

Eso no significa que haya que eliminarlos por completo. Todo lo contrario: “Son buenísimos, tienen muchas propiedades y son perfectos para muchas recetas”, asegura. Pero no todos los días. Alternar su consumo con pescados blancos, azules pequeños como sardinas o boquerones, y mariscos de temporada es la clave para disfrutar del mar sin poner en riesgo la salud.

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