Seat duda del negocio de las empresas de coche compartido: «Todas pierden dinero»
El presidente Luca de Meo pide ayudas públicas para poder afrontar la transformación tecnológica que le espera en los próximos años
"Sus cuentas están ahí. Todas pierden dinero con las condiciones actuales"
La prohibición de emisiones que el Gobierno de Pedro Sánchez quiere implantar para los próximos años es tan exigente que obliga a acelerar la transformación tecnológica de Seat. La marca española ya ha pedido oficialmente -en declaraciones de su presidente Luca de Meo ante periodistas incluyendo OKDIARIO- ayudas públicas que le permitan llegar a buen puerto en esta transformación con vistas a 2025 y 2030. Mientras tanto, entra en nuevos mercados que considera poco productivos para el beneficio de la empresa, como es el ‘carsharing’ ¿Una burbuja?
Seat adquirió en febrero Respiro, una startup para entrar en el negocio del coche compartido. Por lo que sabe por propia experiencia que por el momento es un negocio ruinoso.
En un encuentro con la prensa de Luca De Meo en las instalaciones de Seat en Martorell (Barcelona), el ejecutivo ha confirmado que actualmente las empresas de alquiler de coches son deficitarias: «Mira las cuentas de todas ellas, pierden dinero, porque por el momento hay demasiados gastos y la demanda no es suficiente. Los usuarios que usan el carsharing también tienen su vehículo propio, por lo que este sistema no está sirviendo para quitar vehículos de las calles de las ciudades». Por tanto, «hasta que los coches no se muevan solos y sean ingenierizados este negocio no va a ser rentable», lo cual puede tardar en ocurrir más de una década.
Las marcas de carsharing que hay en Madrid son propiedad de las constructoras: Daimler, PSA y KIA tienen las principales y todas son deficitarias
Muchas de las grandes compañías de carsharing tienen a fabricantes detrás. Ocurre con Car2Go, posiblemente la pionera, que es propiedad de Daimler, con Emov, que pertenece al grupo PSA, o con Wible que es una joint venture de KIA y Repsol. Un intento de las constructoras de acaparar un nuevo mercado que por el momento es una ruina.
«Tenemos que ver la luz al final del túnel porque un negocio que no es rentable tiene las patas muy cortas. Hay mucha alegría mediática e ilusión pero la realidad es que por el momento no se ve la solución desde el punto de vista empresarial y económico», ha indicado el presidente de Seat.
Gastos en los que incurre un carsharing
El carsharing, asegura, tiene que afrontar gastos importantes. El primero es «el parking. Tienes que ir por ejemplo al ayuntamiento de Madrid, comentarle que tienes 700 coches para poner en la ciudad, y pagar su parking respectivo. A lo mejor el primero tiene una buena oferta. Pero si eres el quinto el precio sube porque lógicamente todos están ocupando el espacio de la calle. Hoy la plataforma de carsharing se añade a la plataforma de coches ya existentes. No ayuda nada o muy poco a quitar coches».
Otro gasto que hace que estas empresas no sean rentables es la utilización de los coches, que está por debajo de las capacidades que tienen: » Todos los coches que hay en la plataforma de movilidad, sea un Zoe, un Golf, un Mini, son productos que pueden hacer mucho más que transportar una o 2 personas. Están muy por encima de lo que se les pide, su tecnología es más de lo que se necesita».
La propiedad de los activos es la gran diferencia entre Uber y Cabify y las plataformas de coches compartido. «Nosotros tenemos unos activos que amortizar y ellos no.Pero actualmente los costes hacen que el precio sea elevado y no sirva para hacer lo que yo llamo ‘efecto Ryanair’, que es bajar tanto el coste de algo, que se tome como una opción para el día a día».
Por último, con respecto a la entrada en Barcelona, de momento ni llega ni se espera que llegue porque el ayuntamiento de Ada Colau no está interesado, asegura.