Escándalo en la SEPI

Sánchez desprecia a las hoteleras españolas y rescatará una aerolínea con 6 aviones tras Plus Ultra

Aviones de Albastar
Aviones de la aerolínea Albastar.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El Gobierno va a volver a rescatar una pequeña aerolínea de capital extranjero tras el escándalo de la ‘venezolana’ Plus Ultra. Se trata de Albastar, una compañía casi desconocida de vuelos chárter que solo tiene seis aviones. Su capital es mayoritariamente italiano pero su sede está en Palma de Mallorca, y la SEPI pretende inyectarle 25 millones, según fuentes conocedoras de la operación. Mientras tanto, cerca de 50 empresas españolas, la mayoría hoteleras, siguen esperando el dinero pese a haberlo solicitado hace meses y cumplir las condiciones impuestas por el fondo de rescate.

Albastar es una aerolínea fundada por empresarios de Catania (Sicilia) en 2010 que cuenta con cinco aviones y se dedica a ofrecer vuelos a los touroperadores para traer turistas a Baleares, principalmente. También cubre rutas desde y hacia varios aeropuertos italianos, las islas griegas y Oriente Medio, y está especializada en viajes de peregrinación a lugares como Lourdes o La Meca.

Su importancia para el sector turístico balear es la justificación que pretende usar la SEPI para considerar a Albastar estratégica, algo difícil de sostener, como en el caso de Plus Ultra. Solo vuelva a Palma desde Amsterdam, Cuneo (Italia), Inverness (Escocia), Londonderry (Irlanda del Norte) y Milán, y no es conocida por las grandes cadenas hoteleras del archipiélago español.

Los principales accionistas de Albastar (a cierre de 2019) son Italy Aviation Service (un broker que pone en contacto los touroperadores con las aerolíneas) con el 26,88% del capital; Nasreddin Ibrahim (consejero delegado de Eritrean Airlines); y el italiano Antonio Corrado Spadaccini  con un 11,83%. Está presidida por la también italiana Daniela Rosalia Caruso y el consejero delegado, el británico Michael David Hugo Harrington.

Sus últimas cuentas disponibles son también de 2019, año en que obtuvo un beneficio de 3,37 millones con una facturación de casi 100 millones. Albastar ha ganado dinero en cuatro de los últimos cinco ejercicios sin contar 2020 (la excepción fue 2016), a diferencia de Plus Ultra, que nunca ha tenido beneficios.

Albastar tampoco es estratégica

La normativa del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas permite rescatar a empresas de capital extranjero siempre que tengan su «domicilio social y principales centros de trabajo situados en España». Sin embargo, como es sabido, las empresas deben cumplir básicamente dos condiciones: ser solventes y atravesar problemas puntuales derivados de la pandemia -cosa que parece cumplir Albastar a diferencia de Plus Ultra-, y tener consideración de empresas estratégicas.

Y aquí viene el problema. Estas compañías deben ser «consideradas estratégicas para el tejido productivo y económico nacional o regional, entre otros motivos, por su sensible impacto social y económico, su relevancia para la seguridad, la salud de las personas, las infraestructuras, las comunicaciones o su contribución al buen funcionamiento de los mercados», o bien que los servicios que presta tengan carácter esencial. La citada normativa añade que esta calificación puede justificarse porque «un cese forzoso de actividad tendría un elevado impacto negativo sobre la actividad económica o el empleo, a nivel nacional o regional».

Nada de esto se aplicaba en el caso de Plus Ultra y tampoco parece poder sostenerse que Albastar sea estratégica, ya que no presta ningún servicio esencial y que su contribución al negocio turístico balear es marginal, por lo que su desaparición no tendría apenas impacto en la economía o el empleo de las islas.

Agravio comparativo para decenas de empresas españolas

Pero, además de no poder considerarla estratégica, está el agravio comparativo respecto a las decenas de empresas españolas que llevan meses en la cola del fondo de rescate. En especial, del sector turístico, donde la lista de empresas turísticas que esperan sentadas la respuesta de la  SEPI no para de crecer.

La más importante es Hotusa, que ha elevado su petición de 190 a 320 millones por culpa precisamente de la tardanza del organismo. Le sigue Naviera Armas, propietaria de Trasmediterránea, con una solicitud en torno a 100 millones de euros. Por detrás aparecen Wamos con 75 millones, Hesperia (55 millones), Room Mate (52), Selenta y Hoteles Playa Senator (50 cada una), Abades (40), Grupo Julià (37), Sehrs y Global Exchange (35 cada una), Soho Hotels (32), y Hotelatelier Pangea (25 cada una).

Fuera del sector, hay otras empresas importantes que también están esperando su turno, como la siderúrgica Celsa (700 millones), Abengoa (249 millones, que necesita imperiosamente para evitar el concurso), Tubos Reunidos (112 millones), la maderera Losán (35 millones) y la acerera Rugui Steel (25 millones). Aparte, por supuesto, de Mediapro, que pretende hacerse con 230 millones de dinero público.

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