¡La retórica de la mentira!
“El vulgo se deja cautivar siempre por la apariencia y el éxito.” Nicolás Maquiavelo
Loable, así describiría la resiliencia que está demostrando la economía global, encarnizada de una parte por su decidida batalla en contra de la inflación y unos indicadores adelantados que siguen demostrando confianza entre los empresarios, y por otra parte un mercado laboral que continúa resistiendo el incremento paulatino de los tipos de interés y su impacto en la economía real. Es importante remarcar que durante el transcurso de 2023 iremos viendo cómo el coste financiero de la subida del euribor impacta en las hipotecas de tipo variable, puesto que por el momento únicamente se han revisado todas aquellas que fueron concedidas hasta el mes de junio. Sin embargo, si bien no podremos valorar el impacto real en la subida de tipos cuando los costes hayan repercutido en el 100% de los contratos de financiación, lo cierto es que por ahora no se aprecia más que un lógico desplome en el mercado inmobiliario, no tanto en los precios como sí en los permisos de construcción, algo especialmente preocupante en España dada la importante falta de stock de vivienda, mermando así la oferta de forma flagrante. Pero he de decir que ante un sólido mercado laboral, es bastante más simple la misión de una FED que sigue concienzudamente reduciendo su balance, pensando tal vez que la ruptura que tanto piden algunos sobre acontecer el fin de la normalización monetaria no quedará únicamente en la crisis del Silicon Valley Bank puesto que sus consecuencias han quedado como ya mantuve, en una mera anécdota para todos. Bueno, menos para los accionistas del malogrado banco, claro.
La FED sigue por lo tanto con licencia para romper, mientras el desplome de la inflación le permite mantenerse firme y sin preocupaciones para con el nivel de tipos actual, utilizando la batalla dialéctica para asustar a aquellos que anhelan desesperadamente la continuación de la contaminación del mercado alcista, pero sin la necesidad de profundizar en el famoso ‘pain’ (dolor) de Mr. Jerome Powell. Y es que la amenaza continuada de nuevas subidas de tipos de interés parece más cavilada para la teatralidad y el engaño, que para hechos plausibles. Y claro, el mercado empieza a tomarse un poco a la torera la retórica del bueno de Jerome, ¿no les parece?
Y si de teatralidad y de engaño se trata, me quedo con el Estado Ruso. El dantesco ocaso de un régimen autoritario que hace abuso descarado del efectismo y del embuste en pro de los intereses económicos de su cuadrilla de amigos oligarcas, ha culminado el epicentro de la vergüenza este pasado fin de semana en el que el mundo atendía atónito al desenlace de un circo, que no hace más que agravar la injusticia de esta absurda e injustificada guerra. ¿Qué sentido tiene esta rebelión de la fuerza Wagner?; ¿en qué situación queda un debilitado Vladímir Putin que ha permanecido desaparecido ante la furia de Prigozhin?
Evidente me parece que esta rebelión es sintomática. Las cosas de un modo u otro no van bien en Ucrania para el ejército ruso, y muy probablemente esto explique que, o bien han teatralizado en búsqueda de un cabeza de turco en el ministerio de defensa ruso para justificar el alto el fuego de Putin (ojalá esta fuera la hipótesis correcta), o bien la rebelión es síntoma del agotamiento por parte del ejército profesional Wagner ante unas directrices caóticas de quien decide en el Kremlin…
Quedará para los anales de la historia como un ejército privado de mercenarios que tomó el control de un centro administrativo público (Rostov del Don) por primera vez en la historia poniendo en jaque a una potencia nuclear con únicamente 25.000 efectivos bien preparados. Cierto es que el desenlace de esta crisis deja abiertas muchas dudas, pero desde el punto de vista geopolítico y económico el resultado final de este episodio de rebelión es sin duda el mejor de los escenarios planteados, puesto que la caída y desestabilización del Estado Ruso en manos de mercenarios ultraderechistas radicales y sanguinarios no aportaba precisamente tranquilidad a los mercados financieros. Y es que el mal menor de esta absurda guerra es que el poder no caiga en manos del ala dura del Estado ruso. Y visto lo visto, dicho mal menor se impone, continuando con el penoso ‘statu quo’ de lo que esperamos haya quedado aquí sin más consecuencias que una muestra de facto de la debilidad de un dictador déspota que parece haber perdido el poder que se le presuponía.
Y tal y como algunos amenazan a su manera sin consecuencias, ya sean monetarias o políticas, otros se apresuran a prometer ¡el milagro de los panes y los peces señores! Si si, me refiero a ese “Yolandismo” que parece haber entrado con cierta fuerza en la propaganda electoral prometiendo más salario, más vacaciones, menos horas de trabajo semanal, y la jornada de los 4 días. Un zasca en toda la boca al populismo comunista, muy empecinado en reducir el incentivo de la propiedad privada a la mínima expresión en pro de fomentar y promocionar la inoperancia a la acción humana, por cierto. Haría bien la Sra. Díaz en aprender un poquito siquiera de economía austríaca. Desde aquí, querida, le recomiendo Camino de servidumbre de Hayek y La acción humana de von Mises, seguro que si lo entiende, le hará reflexionar, o eso imploramos gran parte de este país. Ay ay ay, vulgo traicionero, te has dejado impresionar por la supuesta apariencia del éxito, ya sabemos aquello de que es más simple votar a quien promete salario y fiesta, que no a quien tiene la decencia de contarnos la realidad de los hechos y sus consecuencias como tal. Yo a lo primero le llamo populismo, ¿y a lo segundo? ¡sentido común!