Reto de la Financiación

¿En qué consiste el ‘forfaiting’?

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(Foto: GETTY/ISTOCK).

Durante los años en los que la crisis ha golpeado de una forma más intensa a la economía, una de las vías que ha permitido a muchas empresas sobrevivir y hasta crecer ha sido la exportación. No es nada fácil entrar en un mercado extranjero: hay que realizar el correspondiente estudio de mercado para conocer las preferencias del público objetivo, hacer frente a importantes gastos de transporte, iniciar una prospección comercial previa, encontrar partners que faciliten la entrada del producto o servicio…

Si se ha desarrollado todo correctamente, finalmente, se encuentra un cliente interesado y se empieza a vender. Dada la inversión desarrollada, puede que la empresa presente dificultades a corto plazo, ya que no necesariamente las ventas se cobrarán al momento. Se precisará, pues, financiarla. Para hacerlo, un instrumento que gana peso es el forfaiting.

¿Qué es el forfaiting?

El forfaiting es una modalidad de financiación por la cual la empresa vende en la modalidad de sin recurso a una entidad financiera los derechos de cobro de una venta internacional. Concretamente, se cede la letra o pagaré internacionalmente aceptada. Al ser una cesión sin recurso, todo el riesgo ante una situación de impago del deudor recae sobre la entidad financiera, que deberá realizar las gestiones necesarias para cobrar aquello sobre lo cual ha recogido el derecho. Por lo tanto, la empresa queda exenta de todo riesgo.

¿Cuáles son las características principales del forfaiting?

Un forfaiting se describe a partir de las siguientes características:

  • Cesión de la totalidad del riesgo a la entidad: dado que la venta del derecho de cobro es sin recurso, se transfiere el riesgo del impago a la entidad financiera.
  • No pueden cederse facturas: la entidad solo acepta como derecho de cobro letras o pagarés, que son posibles de reclamar por vía judicial de una forma más rápida. Al asumir ella el riesgo, no aceptará la cesión de unas facturas la reclamación de las cuales es mucho más larga y costosa.
  • Se aceptar letras o pagarés a largo plazo: el vencimiento de las letras de pago o pagarés aceptados oscila entre los tres y los cinco años. En el caso de las facturas, en cambio, difícilmente supera los 90 días.
  • La entidad se hace cargo de las gestiones administrativas: para la empresa, es una ventaja muy importante. Las operativas de exterior pueden a llegar a ser complejas y obligan a ocupar mucho tiempo en ellas.
  • Se ceden pocos efectos pero de importes elevados: la entidad quiere asegurarse que podrá hacer efectivo el derecho de cobro que ha adquirido. Por lo tanto, antes de aceptar la operación, estudia de forma minuciosa la empresa deudora. Por ese motivo, se limita a aceptar letras o pagarés de pocas empresas pero que, debido a su solvencia, pueden manejar cantidades importantes.

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