Los Presupuestos y la crisis sanitaria ponen en evidencia la debilidad del Gobierno valenciano
El futuro del Gobierno valenciano pende de un hilo. O más concretamente de varias polémicas decisiones que podrían condicionar su porvenir a año y medio de las próximas elecciones autonómicas y municipales. La negociación de las cuentas públicas, los efectos que tendrá el fin de las concesiones sanitarias y la ofensiva para apartar el español como lengua vehicular en la educación son los elementos que pueden tumbar al ejecutivo regional.
El Ejecutivo que preside Ximo Puig no atraviesa su mejor momento. Y cada vez son más los altos cargos y asesores que no quieren que el presidente valenciano «arriesgue» con decisiones en las que tiene mucho que perder y poco que ganar, como la reversión del Hospital de La Ribera a la gestión pública (con una población afectada de 250.000 ciudadanos), la polémica con el Instituto Valenciano de Oncología, a pesar de haber firmado la renovación del acuerdo, por haber reducido el número de pacientes enviados, la retirada de los conciertos en Bachiller con muchos colegios o la implantación de un nuevo modelo lingüístico en los colegios de la Comunidad Valenciana.
Son mayoría los que creen que es mucho más grave la imagen de debilidad que comienza a evidenciar el Gobierno valenciano que el hecho de que, efectivamente, éste sea un Gobierno débil. Porque, ¿qué coalición no flaquea cuando se acercan las elecciones? El problema es que esa pérdida de estabilidad política del presidente valenciano, Ximo Puig, ya no sólo se nota, sino que se publicita.
De hecho, quedó expuesta claramente, durante el inicio de la tramitación de la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de la Generalitat valenciana. Podemos dio plantón a las cuentas presentadas por el Ejecutivo valenciano y esto, sumado a la ausencia de dos diputados del bipartito, dejó en minoría a los socialistas y a sus socios nacionalistas de Compromís que, durante gran parte de la mañana, temieron sufrir una dura derrota si finalmente salía adelante la enmienda a la totalidad de la Ley de Acompañamiento, presentada por el Partido Popular.
A Ximo Puig le salvaron, en el tiempo de descuento, los votos de los cuatro tránsfugas de Ciudadanos, ahora en el grupo de los No Adscritos, y que se hacen llamar a sí mismos con el poético nombre de “agermanats”. Pero lo cierto es que al presidente Puig, el portavoz socialista en el parlamento valenciano, Manuel Mata, y el portavoz de Compromís, Fran Ferri, apenas les llegaba la camisa al cuello durante la mañana de debate. El llamado Pacto del Botánic, que sustentaba hasta ese momento el Gobierno valenciano, hacía más agua que el Titánic.
Pero más allá del peligro de que la oposición y el díscolo grupo Podemos tumben las cuentas valencianas, que acaban de empezar su tramitación, esta debilidad parlamentaria de los partidos actualmente en el Gobierno valenciano, sin el apoyo del partido de los círculos, ha puesto en evidencia la fragilidad de Puig y Oltra ante decisiones polémicas en el último tercio legislatura.
«Una mala decisión puede provocar un efecto rebote más contundente de lo habitual. Igual que un virus ataca más fuerte a una persona baja de defensas, una mala gestión de las recuperadas concesiones sanitarias, si finalmente se producen o nuevas movilizaciones ciudadanas de apoyo al IVO, a los colegios concertados o en contra de la imposición del valenciano como lengua vehicular pueden dinamitar los apoyos ciudadanos que catapultaron a socialistas y nacionalistas de Compromís al Palau de la Generalitat valenciana», señalan fuentes parlamentarias valencianas.
«Los valencianos castigaron los escándalos del Partido Popular en esta región. Pero pasados cuatro años, no parecen dispuestos a sacrificar la calidad de su Sanidad o su Educación con tal de satisfacer las condiciones de un pacto, el del Botánic, que firmaron sin consultarles socialistas, Compromís y Podemos, aunque éste último esté chantajeando a los dos primeros con dejar de apoyarlo en la tramitación de los Presupuestos, como hizo hace apenas unos días», añaden las mismas fuentes.