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La OCU lo confirma: comprar sandía por mitades en el supermercado es la peor opción

OCU sandía
Sandías en un supermercado.
Blanca Espada

Comprar sandía por mitades es una práctica muy común, especialmente en los meses de verano cuando las temperaturas se disparan y buscamos formas refrescantes de hidratarnos. Las sandías, debido a su tamaño considerable, a menudo se venden en mitades o incluso en cuartos en los supermercados para facilitar su consumo y para evitar que se desaprovechen. Este tipo de venta es especialmente atractiva si tenemos en cuenta que una sandía entera, dependiendo de cuántos seamos, puede resultar excesivo. No obstante, a pesar de su popularidad, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ofrece algunas advertencias que deberían hacernos reconsiderar esta práctica.

La OCU ha señalado que, aunque adquirir sandía partida parece conveniente, esta opción puede conllevar riesgos para nuestra salud que muchos consumidores desconocen. Cuando la sandía es cortada, se rompe la barrera protectora natural de la cáscara, lo que expone la pulpa a agentes externos como bacterias y otros microorganismos que pueden crecer en las condiciones adecuadas. Aunque los supermercados suelen refrigerar estas mitades, no siempre se respetan las normas de conservación óptima, y esto puede tener consecuencias importantes para nuestra salud. La advertencia no sólo busca protegernos a corto plazo, sino también concienciar sobre la correcta manipulación y almacenamiento de este tipo de frutas. De este modo, aunque la sandía, como cualquier fruta, es extremadamente beneficiosa para la salud, su manipulación incorrecta puede hacer que pierda parte de sus propiedades y, lo que es peor, que se convierta en un vehículo de transmisión de bacterias dañinas. A continuación, exploraremos en profundidad las razones detrás de esta alerta de la OCU y los riesgos asociados con la compra de sandía por mitades, además de ofrecer consejos prácticos para asegurarnos de disfrutar de esta fruta sin poner en peligro nuestra salud.

La alerta de la OCU sobre la sandía por mitades

La sandía es una de las frutas más consumidas durante el verano en España. Su frescura y alto contenido de agua la convierten en una opción ideal para combatir el calor, mientras que su dulzura natural la convierte en un placer para el paladar. Según datos de la OCU, cada español consume alrededor de ocho kilos de sandía al año, siendo los meses de junio, julio y agosto los de mayor demanda. Junto al melón, la sandía se ha consolidado como la fruta estrella de esta época del año, ofreciendo una solución saludable y deliciosa para aquellos que buscan mantenerse hidratados y saciados al mismo tiempo.

Existen numerosas variedades de sandía, desde las tradicionales negras con pepitas hasta las rayadas «sin pepitas», pasando por las innovadoras sandías con pulpa amarilla. Cada una ofrece características únicas en cuanto a sabor, textura y tamaño, lo que permite a los consumidores elegir según sus preferencias personales. Sin embargo, independientemente de la variedad que elijamos, es común encontrar en los supermercados piezas ya cortadas, algo que en teoría facilita su consumo. Pero, a pesar de los beneficios obvios de esta práctica, la OCU advierte que la manipulación y conservación de estas mitades podrían estar exponiendo a los consumidores a riesgos innecesarios.

La alerta emitida por la OCU surge a raíz de un estudio sobre la seguridad alimentaria en frutas que se venden cortadas. Según este informe, una vez que la sandía es partida, su vida útil se reduce drásticamente. Al cortar la sandía, la pulpa, que normalmente está protegida por la gruesa cáscara, queda expuesta al aire y, con ello, a posibles contaminantes. La exposición al aire no sólo afecta la frescura de la fruta, sino que también crea un ambiente favorable para el crecimiento de microorganismos, como la salmonella y otros patógenos que pueden provocar infecciones alimentarias graves.

El estudio de la OCU subraya que las sandías cortadas deben ser consumidas rápidamente o, de lo contrario, almacenadas en condiciones adecuadas, es decir, en un entorno refrigerado y limpio. Dejar una sandía cortada a temperatura ambiente por más de tres horas puede suponer un riesgo, sobre todo si la temperatura supera los 25 grados, algo muy común en los días calurosos de verano. Además, muchas veces estas mitades de sandía no se almacenan adecuadamente en los supermercados, quedando fuera de las neveras y expuestas a temperaturas no controladas. Esto puede convertir a la fruta en un caldo de cultivo perfecto para bacterias peligrosas.

Riesgos para la salud

El principal riesgo asociado con el consumo de sandías cortadas de forma incorrecta es la contaminación bacteriana. Entre los microorganismos más preocupantes se encuentran la salmonella, que puede causar salmonelosis, una infección que provoca síntomas como fiebre, diarrea, y vómitos. Aunque la sandía por sí sola no es un alimento que típicamente se asocie con intoxicaciones alimentarias, la manipulación incorrecta puede convertirla en un riesgo.

El simple acto de cortar la sandía ya abre la puerta a contaminantes que de otro modo no estarían presentes. La higiene del cuchillo y la superficie donde se corta la fruta es fundamental. Sin embargo, no siempre podemos estar seguros de que estos factores hayan sido tomados en cuenta en el lugar donde se compró. Esto es especialmente problemático en grandes superficies, donde el volumen de ventas es tan alto que a menudo los empleados no tienen el tiempo o los recursos para seguir rigurosamente las normas de higiene necesarias.

En conclusión, la sandía es sin duda una de las frutas más populares y refrescantes del verano. Sin embargo, la alerta de la OCU debe hacernos reflexionar sobre la seguridad alimentaria cuando optamos por comprar piezas cortadas. Aunque puede parecer más práctico, los riesgos asociados con la manipulación incorrecta y el almacenamiento inadecuado de estas mitades no son algo que deba tomarse a la ligera. Por tanto, la mejor opción sigue siendo comprar la sandía entera y cortarla en casa, garantizando así su frescura y seguridad para el consumo. De esta manera, podemos seguir disfrutando de este delicioso manjar veraniego sin poner en peligro nuestra salud.

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