La nueva «Ley del pan» no consigue que bajen los precios

El pasado 1 de julio entró en vigor el Real Decreto 308/2019, más conocido como la nueva «Ley del pan», que sustituye a la antigua legislación del año 1984. La norma garantiza a los consumidores la adquisición de productos de calidad perfectamente etiquetados. Esta implantación busca crear un marco general de calidad respecto a la producción de este producto, adecuando la normativa a las actuales demandas del mercado.

La aprobación introduce una nueva definición del pan común, que incluye productos elaborados con otro tipo de harinas distintas al trigo, permitiendo así el uso de harinas integrales y de otros cereales. Además, incluye otros aspectos más beneficiosos para la salud, como la reducción de la sal según el Artículo 11.2 de la norma.

Hasta ahora, los panes integrales elaborados a base de semillas de centeno, harina diferentes a la de trigo o bajos en sal, se gravaban con un 10% de IVA. Con la aplicación de la nueva normativa, muchos panes se han beneficiado de una rebaja fiscal. Todos aquellos incluidos bajo la denominación de «pan común» han pasado de tener un 10% al reducido del 4%. Anteriormente, solo se contemplaba como pan común aquel elaborado con harina de trigo. Esta Ley amplía la definición e incluye así a aquellos creados a partir de harinas integrales y de otros cereales.

Una ley demasiado confusa

Desde la Confederación Española de Organizaciones de Panadería (CEOPAN) aseguran que se trata de una legislación «demasiado confusa, incluso para los que la hemos trabajado». Además, consideran «insignificante» la bajada de precio de los productos. El panadero artesanal lleva asumiendo la subida del coste energético y mano de obra mucho tiempo sin repercutirlo en el precio final, afirma CEOPAN.

La Panotheca coincide con CEOPAN: «La nueva Ley del pan ha afectado al considerarla poco clara y ser muy precipitada su implantación», asegura David de la Cal, socio mayoritario. En su caso los precios sí que se han visto afectados, ya que han aplicado la rebaja de precios en sus productos pero «por el momento no hemos apreciado cambios en la facturación imputables a la nueva Ley del pan».

Aún así, pocas han sido las panaderías que han aplicado esta rebaja fiscal a sus productos como es el caso de Levaduramadre, que no ha modificado el precio del pan al tratarse de solo unos céntimos. «A los artesanos apenas nos ha afectado porque ya lo hacíamos ‘bien’. Es decir, la mayoría trabajamos con masa madre, harinas integrales o de grano completo y fermentaciones largas» asegura Moncho López, uno de los socios de Levaduramadre Natural Bakery.

En su caso, la facturación sí que se ha visto afectada pero de forma positiva. La gente, al estar más concienciada, cada vez elige comprar panes de mayor calidad y con mejores ingredientes asegura López. «La única modificación que hemos tenido qué hacer para adaptarnos a la ley ha sido cambiar el IVA de un producto y modificar el nombre de una hogaza», continúa López.

¿Cómo reconocer un buen pan?

Moncho López de Levaduramadre asegura que no es una tarea fácil reconocer un buen pan: «Si un pan es demasiado ligero y tiene la forma de la rejilla marcada en la base, no es artesano». Un pan elaborado artesanalmente y con el tiempo suficiente de fermentación, tiene mucho más peso que el preparado de manera industrial asegura López.

Mientras, David de la Cal, socio mayoritario de La Panotheca, asegura que los consumidores sí que son capaces de reconocer un buen pan ya que, «afortunadamente, la diferencia entre un buen pan artesano y un pan industrial es tan grande que una vez que el consumidor lo prueba, difícilmente acepta conformarse con un producto más mediocre, máxime cuando sabe de los beneficios para la salud y que por la durabilidad del
pan artesano de hasta 3 ó 4 días, la diferencia de precio se acorta sustancialmente».