No se fíen de que el Gobierno vaya a quitar el impuesto a las energéticas: necesita recaudar como sea
La vuelta de las reglas fiscales de la UE y la negativa a hacer recortes obligan al Gobierno a recaudar más
¡Albricias, un signo de racionalidad en el Gobierno! Teresa Ribera ha planteado esta semana la posibilidad de una «actualización» del impuesto a las energéticas, posibilidad que confirmó el propio Pedro Sánchez en una entrevista el jueves. ¿Lo van a bajar o incluso a eliminar? No se fíen ni un pelo.
En el caso del impuestazo, esta posibilidad se ha abierto tras las amenazas de Repsol de llevarse inversiones por 1.500 millones a Francia o Portugal si no hay estabilidad fiscal para el sector. Más sutilmente, Iberdrola ha firmado un acuerdo con Masdar (Abu Dabi) para invertir nada menos que 15.000 millones en renovables e hidrógeno verde, de los que ni un euro va a venir a España. Y, como adelantó OKDIARIO, la gran empresa está manteniendo contactos para unificar su mensaje de que sin seguridad jurídica no habrá inversión.
Nuestro Ejecutivo es populista y socialista, pero no tonto. Y aunque su mensaje sigue siendo que hay que crujir a impuestos a «los ricos» y a las grandes empresas porque «ganan mucho dinero», son conscientes de que, si ordeñan demasiado a la vaca, se pueden quedar sin ella. Máxime cuando esa fuga de inversiones pone en peligro la famosa «transición energética», es decir, el ecologismo, uno de los pilares de su doctrina ideológica. Y hacen falta muchas inversiones, sobre todo en redes (que hay que remunerar), para dicha transición. Por tanto, como le están viendo las orejas al lobo, han decidido lanzar un mensaje conciliador.
Reglas fiscales
Ahora bien, no se fíen porque está más que comprobado que no se puede confiar en nada de lo que diga el presidente, ni aunque lo prometa (y esto no lo ha prometido). Ahí tienen a sus socios independentistas exigiéndole compromisos por escrito, verificadores y hechos constatables para darle su apoyo. Porque no se fían.
Pero hay más razones aparte de la facilidad de Sánchez para mentir, perdón, para cambiar de opinión. La más importante es uno de los grandes condicionantes de la política española en 2024: la vuelta de las reglas fiscales de la UE, eufemismo de la obligación de reducir el déficit y la deuda públicos. Nuestro Gobierno está intentando por todos los medios que esa reducción sea lo más suave y paulatina posible, pero está por ver si cuela en los países centrales, que están hartos del desmadre presupuestario español (que ellos mismos han tolerado hasta ahora, por cierto).
Sea más o menos suave, habrá que reducir el déficit. Y dado que la economía se va a desacelerar (mucho o poco), no se va a poder mantener el récord actual de ingresos por impuestos. Si tienes menos ingresos y te obligan a rebajar el déficit para endeudarte menos, la solución lógica es recortar gasto público. ¿Recortes? Por encima del cadáver de Yolanda Díaz.
Más impuestos
Por tanto, si la economía no va a dar suficientes ingresos con los impuestos actuales, habrá que subirlos y crear otros nuevos. Por eso van a seguir sin deflactar la tarifa del IRPF con la inflación (ingresos gratis para el Estado a costa de pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos) y se van a eliminar las rebajas del IVA y de los impuestos a la electricidad adoptadas con la guerra de Ucrania. Y ojo cuidado con la TUR (tarifa de último recurso) del gas, que está subvencionada por el Estado y tiene toda la pinta de que va a dejar de estarlo en 2024. Justo cuando venga el recibo gordo del invierno.
Volviendo a los impuestos, el de las grandes fortunas está aquí para quedarse y el de la banca no sólo eso, sino que además va a subir con la excusa de las menores aportaciones al Fondo de Garantía de Depósitos, como adelantó OKDIARIO. El sector financiero tiene menos poder de presión con las inversiones y no es «verde».
¿Y el impuesto a las energéticas? Pues ahí va a estar la batalla. Los ingresos que aporta (1.600 millones este año) son demasiado jugosos para renunciar a ellos, a pesar de la presión de otros aliados del Gobierno favorables a su eliminación, básicamente el PNV. Sánchez va a tener que hacer encaje de bolilllos entre el PNV y Sumar, pero es probable que todo se quede en un una pequeña rebaja de la carga, y ya está. Por supuesto, el Gobierno venderá que se lo ha bajado y que, si las compañías siguen llevándose inversiones, es que son insolidarias y antiespañolas. Esta cantinela la hemos oído mil veces.
Y por supuesto también, cualquier posible bajada será compensada con el alza de otros tributos. Ahí está la propuesta del tipo mínimo del Impuesto de Sociedades, de la que no se ha vuelto a hablar pero que se retomará sin duda. Y cualquier otro impuesto que ni siquiera podamos imaginar, pero ellos sí. Como siempre, anunciarán que lo pagarán «los que más tienen» pero lo acabará pagando, como dice el profesor Rodríguez Braun, «usted, señora».