Naturgy y Repsol: ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio
La situación de bloqueo en Naturgy se está complicando por momentos y amenaza con hacer la compañía «ingobernable», a decir de quienes conocen bien el percal. No hay forma de encontrar un sustituto para Taqa tras la tocata y fuga de la emiratí, y la alternativa que más sentido podría tener, la de Repsol, tampoco arranca. No contigo ni sin ti tienen remedio las penas de Francisco Reynés, presidente de la gasista.
Como es sabido, el problema de Naturgy es que los fondos CVC y BlackRock (heredero de la posición de GIP) llevan años intentando vender el 41% que poseen en el capital. Y su presencia, así como la del fondo australiano IFM con un 16%, supone un lastre para que Criteria (el holding de La Caixa) pueda gestionar a su gusto la compañía, por mucho que todos hayan aprobado su plan estratégico.
Para solucionarlo, Reynés planteó primero el ‘proyecto Géminis’, que consistía en separar el negocio regulado del liberalizado. El primero era fácil de vender por su rentabilidad asegurada. Aunque no solucionaba por completo el problema, al menos los fondos deshacían parte de su posición y probablemente a buen precio. Pero el proyecto chocó con la oposición de la ínclita Teresa Ribera y se fue al limbo.
Tras una intensa labor de búsqueda, Isidro Fainé (el presidente de Criteria) y su nuevo y activo consejero delegado, Ángel Simón, encontraron a una empresa dispuesta a lanzar una OPA conjunta sobre Naturgy: Taqa, la energética de Abu Dabi.
Buscar sustituto a Taqa
Pero aquí Criteria tensó demasiado la cuerda y los emiratíes acabaron desistiendo: Taqa tenía que pagar un precio elevado, asumir una posterior ampliación de capital para devolver la liquidez al valor en Bolsa (lo que implicaba perder de saque), poner más dinero que Criteria y todo ello sin disponer de mando en el consejo. Demasiadas exigencias para poca recompensa.
Así que tocaba volver a empezar, y el propio Simón reconoció que solucionar la cuestión de Naturgy era la prioridad absoluta de Criteria: «Nos gusta participar con otro socio, no en solitario, vamos a explorar todas las alternativas que sean posibles. Estamos abiertos de manera positiva a cualquier tipo de accionista que permita el crecimiento», trasladaron desde el holding. O sea, no es necesario que sea un socio industrial, sino que también pueden desempeñar ese papel otros fondos de inversión.
Pero esa nueva búsqueda sigue sin dar frutos casi cinco meses después de la espantada de Taqa. Y es que ese precedente espanta a otros potenciales interesados: si los emiratíes, que tienen dinero de sobra, no han querido entrar, menos vamos a entrar nosotros, se comenta en las sedes de fondos y energéticas de medio mundo.
Por ello, es necesario cambiar aquellas condiciones, empezando por el precio. Fainé ha tratado de convencer a CVC y BlackRock de que rebajen sus pretensiones o se quedarán para siempre atrapados en Naturgy. A cambio, pidieron un dividendo extraordinario, pero la compañía ya tiene un pay out del 85%.
La opción Repsol
Con este estancamiento, el Gobierno ha tomado cartas en el asunto. Hay que tener presente, como les hemos venido contando en OKDIARIO, que el Ejecutivo y Criteria habían acordado una «solución global» por la que Pedro Sánchez no iba a poner pegas a la operación de Taqa a cambio de que el holding de La Caixa llegara al 10% de Telefónica y buscara una alternativa a la OPA húngara sobre Talgo que el presidente quería vetar por todos los medios, como acabó haciendo.
Ahora, el Gobierno ha tomado cartas en el asunto Naturgy y ha urdido una operación que consistiría, como les hemos adelantado aquí, en que IFM eleve su participación hasta el 30% para no tener que lanzar OPA -cosa a la que están dispuestos los australianos- y Repsol adquiera el resto del porcentaje de los fondos. Una operación muy complicada también porque podría entenderse que es una operación concertada y eso obligaría a lanzar OPA sobre el 100%. Y no está claro que Repsol esté dispuesta a llegar a tanto, aunque fuentes al tanto de las conversaciones aseguran que podría comprar «un porcentaje significativo» de Naturgy.
Por si fuera poco con que el Gobierno meta la cuchara en el asunto, el PNV tampoco ha perdido la oportunidad de arrimar el ascua a su sardina. Según estas fuentes, los nacionalistas -que tienen a su ex presidente Josu Jon Imaz como consejero delegado de Repsol, no lo olvidemos- piden que, a cambio de solucionar la papeleta de Naturgy, la gasista lleve más negocio al País Vasco: nuevas plantas, inversiones, centros administrativos, etc.
Esa exigencia no tendría demasiados problemas con el Gobierno, a pesar del enfrentamiento que mantiene la petrolera con las políticas energéticas de Teresa Ribera. Pero Sánchez necesita los votos del PNV en el Congreso para todo, así que les dará lo que haga falta, como ha hecho con Bildu, ERC o Junts.
Pero hay otro obstáculo más grave: la oposición frontal de Fainé, que libró una dura batalla con el presidente de Repsol, Antonio Brufau, por la presidencia de La Caixa hace 20 años. El primero salió victorioso, pero las heridas que se abrieron entonces siguen abiertas. Ésa fue una de las razones por las que la petrolera salió del capital de la entonces Gas Natural en 2018.
Por tanto, la situación de Naturgy está bloqueada: la solución de Repsol es muy complicada, no hay en el horizonte ningún otro interesado y los fondos incrementan su presión en el consejo. Y el tiempo se agota.