Aceite de oliva

Lo que va a pasar con el precio del aceite da miedo y lo dice un experto: «Se prevé…»

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Blanca Espada

Durante los últimos años, el aceite de oliva se ha convertido casi en un artículo de lujo. Lo que antes era un básico en cualquier cocina española llegó a superar precios impensables, poniendo en jaque tanto a consumidores como a pequeños productores. Sin embargo, en los últimos meses el mercado ha empezado a mostrar señales de alivio. El precio en origen ha bajado ligeramente y los supermercados ya hace meses que lo reflejan en sus lineales. Aun así, los expertos advierten: el futuro del aceite de oliva virgen extra sigue dependiendo de un factor que nadie puede controlar, el clima.

La campaña actual ha sido, según los agricultores, menos dura que las anteriores, pero todavía queda por ver cómo cerrará el año. El sector vive a la espera de ver qué nos depara el clima. Lo llovido en el mes de octubre y la evolución de las temperaturas determinarán si el descenso que empieza a notarse en los precios se consolida o, por el contrario, vuelve la escalada. Pero hay cierto optimismo. En los supermercados ya se pueden encontrar garrafas de tres litros a unos 13,70 euros, una cifra más razonable si se compara con los picos de 2021, aunque todavía se hace un llamamiento a la prudencia. Y una de las voces que más sabe sobre lo que podría pasar con el precio del aceite de oliva es Antonio Velasco, socio fundador de la almazara Quaryat Dillar, que en  una entrevista para Ideal explica que prevé una campala «normal, aunque no especialmente buena». El problema, apunta, es que venimos de un verano seco y cualquier alteración en el tiempo puede echar por tierra las previsiones. La esperanza, por tanto, está puesta en las lluvias otoñales.

Qué pasará con el precio del aceite de oliva según un experto

La reciente bajada de precios no es casualidad. Tras una campaña complicada y con la sequía como telón de fondo, el equilibrio entre la oferta y la demanda parece empezar a estabilizarse. Los precios en origen, que hace un año resultaban prohibitivos, han dado un respiro. Esto ha permitido que el consumidor final note la diferencia: el litro de aceite de oliva virgen extra se encuentra ahora en torno a los cinco euros, cuando hace apenas dos años podía alcanzar los doce.

Los expertos lo atribuyen a una mejor cosecha y a la moderación del clima, pero insisten en que el futuro inmediato depende por completo del comportamiento atmosférico en los próximos meses. Si las lluvias continúan y el frío no llega demasiado pronto, la producción podría mantenerse estable. En cambio, una sequía repentina o heladas tempranas volverían a tensionar el mercado.

El papel clave de la climatología

Según la voz de los expertos el grueso de la producción se decide en noviembre. Hasta entonces, el sector vive en una especie de espera activa, pendiente de cada parte meteorológico. Las lluvias asociadas a la dana de octubre han dado un pequeño respiro, pero no es suficiente para cantar victoria. Según el propio Velasco, «la campaña será normal, pero no especialmente buena porque venimos de meses muy secos».

El gerente de ASAJA-Jaén, Luis Carlos Valero, coincide en el diagnóstico:»La campaña que viene será similar a la del año pasado, siempre y cuando la climatología acompañe». Esa condición (siempre y cuando) es la que mantiene en vilo a los productores. De ella depende que el aceite siga bajando o que vuelva a escalar en cuestión de semanas.

Estabilidad hasta final de año y luego, la incógnita

A corto plazo, las previsiones invitan al optimismo. Los expertos coinciden en que los precios se mantendrán estables al menos hasta Navidad. No se esperan subidas en los supermercados ni en las almazaras. «Como consumidores no esperamos que haya una subida de precios en los supermercados, en los lineales e, incluso, en las almazaras», señala Velasco.

Sin embargo, a partir de enero el panorama se vuelve incierto. Todo dependerá de cómo se desarrolle la recogida de la aceituna y de si el tiempo respeta el proceso. Un invierno demasiado seco o lluvioso podría alterar el equilibrio logrado. De momento, el sector se conforma con no volver a los excesos de años anteriores, cuando una simple botella de aceite se convertía en un pequeño lujo.

Los aranceles y el futuro del aceite español en el mundo

Otro factor que preocupa al sector aceitero es la política comercial internacional. Los aranceles de Estados Unidos y los impuestos a la importación siguen siendo una amenaza latente. Velasco lo tiene claro: «el consumidor norteamericano tiene un alto poder adquisitivo y va a soportarlos pero, al final, son trabas con las que nos encontramos para poder exportar y ser competitivos con otros países».

Ante esa realidad, muchas almazaras han comenzado a diversificar su mercado. Japón, Corea del Sur o Taiwán se han convertido en destinos estratégicos para el aceite de oliva virgen extra español, donde se valora su calidad y se paga lo que realmente vale. La apuesta por Asia no es casual: se trata de mercados más estables, menos sujetos a tensiones arancelarias y con un consumidor que busca productos premium.

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