El IPC subyacente sigue desbocado y supondrá un lastre para la futura moderación de la inflación
La moderación de la subida de los precios en marzo al 3,3% (en gran medida por el efecto estadístico de la altísima inflación de marzo de 2022) tiene un lado muy negativo: el IPC subyacente, que no cuenta la energía ni los alimentos frescos, que se mantiene en el 7,5% con una fuerte subida del 0,7% en el mes.
Este dato es muy relevante porque demuestra que la escalada de los precios se ha trasladado a todos los bienes y servicios de la economía, y que no sólo se trata de la factura energética o de la cesta de la compra. Y eso supondrá un lastre para que la inflación general siga bajando en los próximos meses.
«La inflación subyacente, aunque mejora una décima (al 7,5%) se mantiene muy alta (de hecho, más del doble de la general, lo que resulta extraordinariamente atípico). Esto lanza un mensaje negativo, en términos de resistencia a la baja de la cesta general de compra y precios de los servicios», señala Pedro del Pozo, director de inversiones de la Mutualidad de la Abogacía.
Añade que «es de esperar que la bajada del precio de energía y alimentos no elaborados tenga su traslación a la economía general, reduciendo así el IPC subyacente, en un plazo razonable. En la medida que esto no ocurra (costes estabilizados de producción, capacidad de mantener márgenes en las empresas, etc.), podríamos asistir a desequilibrios de cierto calado, esencialmente efectos de segunda ronda. En ese sentido, aún dentro de una visión claramente más constructiva, es necesaria la cautela en cuanto a evolución de inflación a corto plazo y, con ello, de los tipos de interés».
La bajada del IPC general se debe al efecto base, ya que compara con marzo del año pasado, justo tras la invasión de Ucrania, cuando la inflación se disparó al 8,5%. Asimismo, afecta la moderación que están experimentando los precios de la energía, tanto del gas como del petróleo, que a su vez se traslada a la factura de la luz.
Tipos de interés
La resistencia a la baja de la inflación subyacente también tendrá su impacto en la evolución de los tipos de interés del BCE. El banco central se fija más en este dato que en el IPC general precisamente por ese peligro de efectos de segunda ronda (traslación de la subida de precios al conjunto de la economía y a los salarios).
«Será en las cifras subyacentes en las que el BCE se centrará a la hora de continuar defendiendo la necesidad de mantener la actual hoja de ruta, con independencia de lo que veamos en las lecturas generales», afirma el broker Monex Europe.
Algunos miembros del BCE han reconocido este jueves el posible efecto desinflacionario de las turbulencias en el sector financiero, pero han insistido en la necesidad de seguir subiendo tipos, precisamente por la resistencia a la baja de la inflación subyacente.