Entrevista a Miguel Rodríguez, dueño del Grupo Festina

«Hubo voluntad de sacar rentabilidad de la manifestación del 8-M por encima de la salud»

"Ha habido improvisación absoluta, se ha actuado demasiado tarde", opina este empresario sobre la gestión sanitaria del Gobierno.

"Algunas comunidades autónomas han demostrado que lo han hecho mejor que el Gobierno", apunta el propietario de una de las firmas de relojes líderes en el mundo.

«Hubo voluntad de sacar rentabilidad de la manifestación del 8-M por encima de la salud»
Miguel Rodríguez, dueño del Grupo Festina.

Miguel Rodríguez es el propietario de la marca de relojes Grupo Festina, uno de los líderes mundiales del sector. Este empresario nació en La Línea de la Concepción (Cádiz) en 1948 y, aunque vive en Cataluña, no ha perdido sus raíces andaluzas. Durante su amplia trayectoria ha ejercido diferentes oficios: fue albañil y lavacoches de día y estudiante de Delineación y Peritaje Industrial de noche, en Suiza trabajó como camarero y empleado en una fábrica de turbinas y, cuando regresó a España, abrió una tienda de relojes en Barcelona.

El éxito de las ventas de esta tienda le permitió comprar dos marcas suizas: Lotus, en 1981; y Festina, en 1984. Posteriormente adquiriría Jaguar (1989) y Candino (2002). Desde los años 1980 el crecimiento de su empresa ha sido imparable, convirtiéndola en una multinacional y en la compañía relojera que más factura en España.

Menos conocida es su faceta solidaria, ya que ha colaborado discretamente con múltiples organizaciones no gubernamentales y diversas obras sociales en los últimos años. En la crisis del coronavirus, ha sido el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, el que le ha sacado a la palestra, agradeciendo a Miguel Rodríguez la donación de 100.000 test rápidos al Servicio Andaluz de Salud (SAS). En esta entrevista concedida a OKDIARIO analiza la gestión del Gobierno y ofrece su opinión sobre las medidas económicas y el futuro.

¿Cómo ve la gestión del Gobierno en la crisis del coronavirus?

Hay que ser extremadamente cuidadoso con el dinero público, que han generado millones de españoles y empresas con su trabajo. Frente a la filosofía de algún dirigente que dijo que «el dinero público no era de nadie», yo diría que el dinero público sale del esfuerzo de millones de españoles, que a través de sus impuestos generan ese dinero público. Los que trabajamos en la economía real, los empresarios, sabemos el esfuerzo que representa la generación de la riqueza y el pago de los impuestos. Los que se dedican a distribuir esa riqueza, muchos empleados públicos, posiblemente no son conscientes del esfuerzo que hacen los primeros. Si hubiesen trabajado en el primer equipo y después en el segundo posiblemente actuarían de una forma diferente.

«Hay que ser extremadamente prudente con el dinero público»

Como empresario que ha ayudado en la compra de test y material sanitario para comunidades como Andalucía, ¿cómo valora la gestión sanitaria del Gobierno?

De improvisación absoluta. De falta de previsión. Tengo fábricas en Suiza y allí a principios del mes pasado el Gobierno recomendaba que no se reunieran más de 500 personas ni en el fútbol ni en ninguna otra manifestación, incluso limitando a 300 personas el aforo en grandes almacenes. Y vengo aquí a Barcelona y veo que no hay ningún control de temperatura en la aduana, en el aeropuerto, mientras que en Italia a algunos de mis empleados, que van allí todas las semanas para pasar el fin de semana con sus familias, les extrañaba que al llegar les hacían control de temperatura y, sin embargo, al volver a Barcelona, cuando venían de un lugar donde estaba la pandemia, aquí no se les ha hecho ningún control.

Ha habido improvisación absoluta, se ha actuado demasiado tarde. Si los ciudadanos normales teníamos poca información y sabíamos lo que venía, mucho más el Gobierno, que tenía la información de la Organización Mundial de la Salud y de las altas instancias de la sanidad pública europea. Tenían la información de lo que pasaba en Italia. Yo creo que hubo voluntad de sacar rentabilidad política de la gran manifestación en Madrid por encima de la salud de los españoles.

«Ha habido improvisación absoluta, se ha actuado demasiado tarde».

¿Cómo valora las medidas económicas del Gobierno? ¿Cree que se están aprobando suficientes medidas de estímulo para las empresas?

Poca gente es consciente de la España que tenemos por delante y del mundo que tenemos por delante. No olvidemos que unos años atrás el petróleo llegó a estar a 146 dólares el barril y hace tres días los productores de petróleo pagaban porque les compraran. Esta situación va a cambiar completamente nuestras costumbres. En el comercio fundamentalmente. Somos un país de servicios, un país donde el turismo ocupa un lugar muy importante de entre el 12% y el 13% del PIB. Veo bastante complicado nuestro futuro. Esta crisis no es comparable a la anterior porque aquella fue una crisis económica, pero ahora estamos ante una crisis de consumo, una crisis de cultura que va a cambiar todo. Son épocas de mucha improvisación. Se están cambiando las leyes, los Reales Decreto, cada hora, cada dos horas… No tengo tan claro el futuro de nuestro país.

«Poca gente es consciente de la España que tenemos por delante»

¿Cómo ve la gestión del Gobierno en la compra de test a China, usted que ha hecho ese tipo de gestiones?

Aquí hubo un grave error por parte del Gobierno cuando pretendió centralizar las compras en una actividad que llevaba 20 ó 25 años cedida a las comunidades autónomas y donde el Ministerio de Sanidad tenía poca experiencia y poco personal. No ha habido la decisión política que debería haber habido. Cuando vi a la ministra de Asuntos Exteriores decir que había hablado con el Gobierno chino para aumentar nuestro intercambio comercial me pareció ridículo ese comentario. También lo hizo el presidente del Gobierno, que dijo que había hablado con el presidente chino para aumentar nuestro intercambio comercial. En los días posteriores se vio en todas las televisiones al responsable económico y delegado comercial de la embajada china diciendo que si España le pedía ayuda se la darían. Pero España nunca pidió ayudas. Lo que tendrían que haber hecho es ponerse en contacto a través de nuestras embajadas y de nuestra representación diplomática con el Gobierno chino y, oficialmente, haber pedido ayuda. Deberían haberles dicho a las autoridades chinas: «Encargue usted a sus empresas, que conoce bien y con nuestra garantía de Estado, que compre este material y que nos lo envíe. Nosotros lo vamos a pagar inmediatamente». Una relación de Estado a Estado. Ni se ha utilizado el cuerpo diplomático ni los delegados comerciales. Me reservo mucho la opinión yo que he viajado por el mundo entero. Si el Estado tiene que ir a mayoristas e importadores, ¿para que me sirve entonces el Estado?

Si la gestión en una empresa privada fuera como la del sector público, ¿como sería la situación de esa compañía?

En una empresa privada es muy importante la confianza. Y para la confianza la gente que dirige la empresa no puede mentir constantemente. Por lo tanto, dejo que los demás saquen las conclusiones.

Si tuviera que adoptar un paquete de medidas en la economía española antes esta situación, ¿cuál sería?

La primera medida sería demostrar la capacidad de liderazgo. Habría que decir: «Vamos a sentarnos todos y entre todos vamos en encontrar las soluciones. Aquí nadie va a estar excluido». Todos somos necesarios. Todos somos españoles. En una empresa todos formamos parte de la compañía y, por lo tanto, es del interés general de todos los empleados que la salvemos. A nivel político es lo mismo. Dejemonos de sectarismos, dejemos de querer rentabilizar políticamente, dejemos de hacer grandes discursos de los que la gente se cansa porque están vacíos de contenido… Sentemonos y vamos a encontrar soluciones, porque somos un gran país. Todos juntos, buscando el interés general y no el interés particular de algunos en la empresa, que quieren destacar y apuntarse méritos que no les corresponden.

«Dejemonos de sectarismos, dejemos de querer rentabilizar políticamente, dejemos de hacer grandes discursos de los que la gente se cansa porque están vacíos de contenido…»

¿La gestión política está siendo igual en todos los dirigentes o ve alguna mejor disposición en algunas comunidades autónomas?

Evidentemente, es una realidad que en Galicia lo están haciendo muy bien. Porque ellos han apoyado, y llevan muchos años apoyándose, en empresarios como Amancio Ortega. Ojalá hubiera muchos en nuestro país como él. Han utilizando la logística de Amancio Ortega y de sus empresas para suministrarse de productos sanitarios. Independientemente del signo político, a la Comunidad Valenciana o a la Comunidad de Madrid también han llegado aviones con material. Algunas comunidades han demostrado que lo han hecho mejor que el Gobierno, con la información que disponemos los ciudadanos. Entre los miembros del Gobierno se nota la diferencia entre aquellos que llevan años en la administración pública y tienen una experiencia de gestión y la gente que no tiene en absoluto ninguna capacidad de gestión y son nuevos en el tema. Tengo amigos de un cierto partido político que me ponen como ejemplo a Portugal, pero yo les digo que la ministra de Sanidad portuguesa es una mujer con una gran experiencia en la gestión de la sanidad pública portuguesa y ahí están los resultados. Como ha ocurrido también en Grecia, Alemania u otros países de nuestro entorno. No podemos engañarnos y engañar la realidad.

«Algunas comunidades han demostrado que lo han hecho mejor que el Gobierno, con la información que disponemos los ciudadanos»

Desde el punto de vista de su negocio, de Festina, ¿cómo ve las perspectivas? 

En mi sector las perspectivas son francamente duras, porque no es un producto de primera necesidad. Va a cambiar mucho el hábito del consumo. El virus ha llegado para quedarse. Después de esta oleada, hasta que no se encuentre vacuna, pasarán años. No va a cambiar sólo nuestro sector sino muchos sectores. Es lo peor que ha pasado en nuestro país después de la Guerra Civil y no es comparable con ninguna de las crisis económicas que hemos tenido en los últimos 70 años. Esto es otra historia, es una historia mundial, de la humanidad. Posiblemente tenemos que reflexionar, un poco, sobre el futuro de la humanidad.

¿Cómo puede prepararse entonces una empresa como la suya para el futuro?

Reinventándose y reorganizándose, que es lo que intentaremos hacer, como hemos hecho en otras crisis.

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