Crisis económica

El Gobierno engaña a Bruselas: su plan presupuestario es papel mojado si se prolongan los ERTE

Reconoce que el déficit se disparará mucho más allá del 7,7% que recoge el documento

Sánchez entierra el escudo social: reducirá las ayudas económicas y laborales por el virus en un 95% en 2021

El Gobierno engaña a Bruselas: su plan presupuestario es papel mojado si se prolongan los ERTE
La ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero, y la ministra de Economía, Nadia Calviño.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El Gobierno pretende tomar el pelo a la Comisión Europea, puesto que su cacareado plan presupuestario se quedará en papel mojado si, como todo apunta, los ERTE deben prolongarse más allá de enero. El déficit público del 7,7% del PIB prometido en el documento es una quimera, así como el 117% de deuda pública. El problema es que esta burda treta se suma a la inseguridad jurídica creada por el asalto al CGPJ y pone en peligro las ayudas prometidas por la UE para salir de la crisis.

Como informó OKDIARIO, el plan remitido a Bruselas entierra el llamado «escudo social», ya que reduce su dotación presupuestaria un brutal 95% respecto al gasto estimado para 2020 (17.840 millones). De hecho, lo previsto para los ERTE en el próximo año entero, 718,5 millones, es menos de lo que se gastó en ese concepto solo en septiembre (867 millones).

Un disparate porque, pese a sus habituales diferencias, tanto la ministra de Trabajo -Yolanda Díaz- como el de Seguridad Social -José Luis Escrivá- han reconocido que lo más probable es tener que prolongar esta figura más allá de enero para evitar que su fin se traduzca en despidos masivos que disparen la tasa de paro.

Y no se trata solo de los ERTE. La prestación por cese de actividad para los autónomos se queda en 435 millones para 2021 frente a los 5.339 millones estimados este año. Y otro tanto ocurre con la exoneración de cuotas a la Seguridad Social: en el caso de los ERTE, bajan desde los 6.349 a los 435 millones; y en el de los autónomos, retroceden de 2.708 a 400 millones.

El plan del Gobierno es pura ficción

Si cualquiera de estas partidas se prolonga, como es casi seguro que ocurrirá, el propio Ministerio de Hacienda reconoce que habilitaría una nueva partida presupuestaria, igual que se ha hecho este año, para afrontar su abono. Pero como esa partida no se incluye en el plan, eso disparará el déficit muy por encima del 7,7% que estima el documento. A sensu contrario, las cifras que se han mandado a Bruselas son pura ficción.

Y lo peor es que el Gobierno sabe perfectamente que son ficción y, aun así, las envía a la Comisión a ver si cuelan. Algo que varios observadores consideran inexplicable viniendo de la ministra de Economía, Nadia Calviño, que conoce como pocos el funcionamiento de las instituciones comunitarias. «¿De verdad se piensan que va a colar este plan? Es impensable que lo apruebe Bruselas, es casi seguro que lo devolverá a ‘toriles’ y les pedirá otro más realista», según una de estas fuentes.

Desde el Ejecutivo, sostienen que no pasaría nada por tener que acometer esos gastos adicionales derivados del covid porque las reglas fiscales están suspendidas. Eso es cierto, pero también lo es que Alemania y otros países europeos han pedido que las ayudas -los famosos 72.700 millones que van a dar a España- se liguen a un compromiso con la estabilidad presupuestaria que, evidentemente, está en las antípodas de este plan. Que además, recurre a esas argucias para intentar disimularlo.

Las ayudas europeas, en el aire

Por tanto, no sería de extrañar que, además de exigir un nuevo plan al Gobierno, la Comisión ponga en cuarentena parte de las ayudas. Algo a lo que también empuja la inseguridad jurídica creada por el intento de cambiar el sistema de elección del CGPJ para dejarlo a merced del PSOE y Podemos.

Pero, lejos de ponderar ese riesgo, Pedro Sánchez ha incluido 27.000 millones de ese dinero en el plan, dando por seguro que Europa se los va a adelantar ya en 2020. Y sin tener en cuenta tampoco que ese dinero es finalista, es decir, va a dirigido a financiar proyectos concretos para incrementar la competitividad de nuestra economía. Lo cual implica que no se pueden meter en el saco común de los ingresos del Estado para financiar todo tipo de gastos, incluidos asesores, subvenciones, burocracia y demás conceptos improductivos.

Como es evidente, si al final no llegan esos 27.000 millones -o si solo llega una pequeña parte de los mismos- el déficit público también aumentará mucho más de lo presupuestado por el Gobierno. Sea como fuere, el plan es una pura quimera y no parece nada probable que la UE se lo vaya a tragar.

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