Análisis

Un Gobierno en contra de la realidad económica

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

El Banco de España continúa en la lucha de demostrar los efectos negativos que está provocando la nueva normativa salarial. El incremento de los costes laborales podría tener efectos muy negativos en el empleo en el medio y largo plazo.

El banco de España continúa en su lucha con el Gobierno por la subida de los salarios. Ante lo ocurrido, el Banco de España vuelve a advertir de que la subida de los salarios representa más un lastre para el crecimiento económico y el buen porvenir de las compañías, en lugar de lo que, por otro lado, afirma el Gobierno de España, el cual proyecta una mejora para las clases sociales, producto de esta medida.

Para ponernos en situación, la guerra se desató cuando el Gobierno de España, liderado por la formación socialista que encabeza Pedro Sánchez, ideó y ejecutó su el decreto mediante el que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en España subiría hasta los 900 euros. Una medida que ha causado gran polémica entre los principales organismos económicos en el país, entre ellos, como el Banco de España.

Hace unas semanas, el Banco de España realizaba un nuevo informe en el que instaba al Gobierno a tomar medidas que tratasen de contrarrestar la destrucción de empleo prevista ante la nueva normativa salarial. Peticiones que no sentaron nada bien en Moncloa, desde donde se exigió al Banco de España el recular en sus afirmaciones, a la vez de disculparse por las declaraciones emitidas.

En el estudio realizado, el Banco de España afirmaba que, como consecuencia de la nueva normativa salarial en el país, en un modelo estándar de oferta y demanda en el mercado de trabajo, los empleadores, ante el pronunciado aumento de los costes laborales, tiende a reducir la demanda de empleo en las empresas. De esta manera, prediciendo una destrucción de empleo.

Algo que no ocurre, en algunas circunstancias, cuando existe un poder monopsónico por parte de la empresa en el momento de fijar los salarios. En el escenario supuesto, la subida del SMI, según los modelos estudiados por los analistas del Banco de España, podrían generar un efecto positivo en el empleo, al provocar una mayor participación de ciertos trabajadores en el mercado de trabajo.

No obstante, pese a lo mencionado anteriormente, como cualquier predicción económica, en el estudio se detallan distintos casos en los que las variables influyeron de forma distinta, provocando impactos distintos en función del territorio y el contexto histórico en el que se daba. Por ello, las declaraciones del Banco de España no fueron más que un mero aviso de que, en función de las variables seleccionadas, el efecto esperado podría ser peor de lo esperado.

Para el Gobierno, como hemos mencionado, este tipo de declaraciones no eran más que falacias. Algo que, en cualquier mente crítica, sería una auténtica barbarie. Estamos hablando de un Gobierno que critica un estudio por el simple hecho de que no concluye con unos resultados que apoyen su postura. Y por si fuera peor, como hemos comentado, el estudio incluye la advertencia de que los resultados pueden variar en función del comportamiento de las variables.

Esto me lleva a pensar en una frase que decía Antonio Escohotado y que hace referencia al mundo académico y científico, el cual, según sus integrantes, se caracteriza por el predominio de la verdad y sólo la verdad. Escohotado, gran pensador y ensayista económico decía lo siguiente: “La mayoría de los autores escriben un libro para demostrar una hipótesis previa. Yo hago al revés. Quiero descubrir cosas nuevas con el lector. Sólo escribo lo que me sorprende y no lo que ya creía saber y quiero demostrar”.

Esta frase me lleva a pensar acerca de lo ocurrido entre el Gobierno y los analistas del Banco de España. Ante un comportamiento como el ejercido por el Gobierno socialista, estamos yendo en sentido contrario a lo que algunos pensadores denominan como la cultura del hallazgo, promoviendo así la imposición de una doctrina, aunque, como hemos mencionado, esta subida provoque una destrucción de empleo.

Como hemos podido observar, la destrucción de empleo en las grandes compañías ya se está produciendo. Como muy bien predijo el Banco de España, los costes laborales derivados de la subida del SMI ha provocado que en las grandes compañías españoles, en mayor medida, se esté dando una destrucción de empleo, ya que no solo han aumentado las trabas a la contratación con la penalización de contratos, sino que también aumentan los costes, sin ningún retorno extra para la compañía.

La productividad en España sigue estancada. Las compañías españolas no son más productivas con el paso del tiempo, por lo que no existe justificación alguna, más allá de lo social y el poder adquisitivo, que justifique la subida salarial ejercida por el Gobierno. Es más, tampoco podemos justificarla a través de la competitividad de las empresas españolas, la cual tocó techo en 2017 y desde entonces no ha vuelto a remontar en sentido alcista.

Por último, tampoco podría verse justificada la subida por el ciclo económico o la evolución de la economía, la cual continúa desacelerándose, perdiendo el dinamismo alcanzado durante el último trimestre del año anterior y moderando sus crecimientos por debajo de lo esperado, especialmente en Europa. La incertidumbre se ve penalizada por más agravantes como, en este caso, la subida salarial.

En resumen, estamos ante unas políticas adoptadas por el Gobierno en las que no se sabe, de forma exacta, lo que va a ocurrir. Europa, coincidiendo con el Banco de España, ha coincidido en que las subidas tendrán un impacto positivo en la renta disponible de las familias, pero que, por el contrario, tendrán un efecto negativo en el empleo y la contratación, al igual que concluía el Banco de España.

Estamos hablando de que una ralentización en la creación de empleo, ante una de las mayores tasas de desempleo de la Unión Europea, a la vez de una altísima tasa de desempleo en el colectivo juvenil –concretamente, en ambos casos, las terceras más elevadas de Europa- provocaría una recuperación más lenta y forzosa que en otras situaciones. Algunos economistas definen estas medidas como desempleo institucional, ya que es un desempleo provocado por el Gobierno.

Para terminar, no debemos olvidarnos de que la economía no es una ciencia exacta como tal, por lo que ante el diferente comportamiento de las variables, los efectos en la economía pueden verse alterados. Por ello, exigir a un organismo que no publique, o que rectifique, unos resultados, por la sencilla razón de que no sostienen una política adoptada, no es una opción válida.

Me gustaría acabar con otra frase que viene muy al hilo de lo acontecido. Esta frase también es de Antonio Escohotado y dice así: “La ciencia es un mito, sólo que es el mito más hermoso, el único generalizable a toda la especie y quizás el más digno de respetarse. La ciencia es un mito, y cuando pretende decir que está más allá del mito está mintiendo. La ciencia es la humildad en la búsqueda de lo verdadero y en cuanto pierde esa humildad ya no es más que una forma de embaucamiento”. emitidasarse dede España realizabasus afirmaciones, pidiendo disculpas al Gobierno por las declaraciones del organismo.

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