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¡Genuinidad como insignia de poder!

Pedro Sánchez inversores deuda
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

“Cambiar de respuesta es evolución. Cambiar de pregunta es revolución”, Jorge Wagensberg.

Una vez oí que de niños somos gente seria y no conocemos lo imposible, que los problemas son siempre pasajeros y que contra los valores afectivos no valen razones, porque las razones no son nada más que eso, razones. Es decir, ni siquiera son verdad. Somos simples herederos de nuestros sentimientos, incluso de aquellos con los que disfrazamos nuestras elaboradas y pomposas ideas. Este año sentí que existe algo tan inevitable como la muerte: la vida, ¡sucede! y te deja fuera de juego. Entonces recordé que lo realmente grave es resbalar sobre esa propia vida sin adentrarse en ella, sin levantarse con ella… ¿Por qué buscamos constantemente saber lo que vivimos? Nuestra vida es el territorio de la posibilidad, una lucha entre el desengaño y la esperanza, entre realidades posibles y ensueños imposibles. ¿Les ha pasado alguna vez que están buscando el móvil y lo tienen en la mano? A mi sí, pues algo similar ocurre con la felicidad. Todo el que alguna vez ha construido un nuevo cielo encontró antes el poder para ello en su propio infierno. Ladran, Sancho, señal que cabalgamos… 

Y hablando de infiernos, este endemoniado 2020 nos ha atizado de lo lindo. Muchos compartimos el inmenso dolor que supone perder a algún ser amado, esta pandemia sanitaria ha puesto de manifiesto lo extremadamente vulnerables que somos como seres humanos y que si no nos tomamos en serio nuestros grandes desafíos, cualquier ‘Black Swan’ puede suceder. Tal vez esta crisis nos ayude a concienciarnos mejor acerca del cambio climático, otro de los grandísimos problemas a los que nuestra especie debe hacer frente cuanto antes, y que como decía Darwin, si no sabemos adaptarnos a este grave problema, no sobreviviremos como especie, habiendo hecho de la arrogante inteligencia nuestra propia sentencia. Tomemos el covid-19 como aviso de lo que podría venir y como recuerdo de que los recursos de nuestro planeta son un bien escaso. El exceso de población es un reflejo del progreso económico y tecnológico del ser humano, pero sin lugar a dudas un problema para el medio ambiente y para la transmisión de nuevas enfermedades. La vida sólo puede ser entendida mirando hacia atrás, aunque deba ser vivida mirando hacia adelante, o sea hacia algo que no existe.

Ante tales desafíos el capital privado se ha manifestado nuevamente como la única solución, demostrando la ya archiconocida incompetencia general de las autoridades. Algunos políticos como Boris Johnson advirtieron de que muchos perderíamos a seres queridos, pero nadie quiso asumir enfrentarse con firmeza a dicho problema. El confinamiento general, sin discernir datos, ha sido toda una chapuza económica que va a necesitar los recursos de dos generaciones para recuperar lo destruido. Este supuesto, que quedará impune ante la Ley, sería absoluta causa penal en cualquier sociedad empresarial. Por supuesto con ello no quiero acusar a nadie en concreto, ya que ha sido un fallo más de la concepción del poder del Estado que de otra cosa. Sin embargo, la riqueza de una nación se define por la capacidad de emprender y casualmente, el país que mejor comprende el capitalismo (USA) ha sido el gran buque insignia (una vez más) de la solución. El ocultismo con el que China ha tratado la infección, se contraviene con la capacidad de EEUU para encontrar una solución. Pfizer y Moderna, ambas compañías con capital privado americano, han logrado en tiempo récord encontrarla.  

Recursos dilapidados

Por supuesto, no esperaba menos de nuestro paupérrimo Gobierno, que sediento de titulares baratos trata de vestir y maquillar la vacuna en todas las redes sociales con su escudo socialista, atribuyéndose una vez más un mérito que no les corresponde en absoluto. La única realidad es que este Gobierno pusilánime convirtió su gestión sobre la primera oleada en un completo desastre. La cantidad de recursos económicos que fueron dilapidados y darle la puntada final a la peor crisis económica desde la gran depresión, quedará tristemente oculto tras los pésimos datos sanitarios. La gran excusa 2020 servirá nuevamente como escudo protector de un Pedro Sánchez que empieza a destacar como un superviviente nato. Sin embargo; ¿A qué se atribuye el cambio de estrategia en la segunda oleada? Astutamente el superviviente ejecutivo de Sánchez se las ha ingeniado para trasladar el marrón a las CCAA con el elevado coste electoral que eso supone. Creo que esta ha sido la mejor decisión que ha tomado el gobierno en toda la gestión de la pandemia. Y ya es decir…

Hoy nos queda una Europa devastada, a la que se le exige dar continuidad a un programa de expansión monetaria sin fin y que apresurada intenta poner en marcha la mayor movilización de recursos de la historia, por encima en términos relativos al histórico ‘Plan Marshall para la reconstrucción de Europa’ tras la segunda guerra mundial. Esperanzador a corto plazo, pero muy relevante y peligroso a largo plazo. Y es que este programa de ayudas llega en un momento clave de la historia y con probablemente el gobierno más “incompetente” de la democracia española al frente.

Esta elevada cantidad de estímulos necesita unanimidad absoluta en su gestión, puesto que significa dilapidar a toda una generación de ciudadanos que merecemos que los recursos se dispongan de manera efectiva para fomentar inmediatamente la recuperación del tejido empresarial y para enterrar muchos viejos vicios establecidos si queremos convertir España en un país referente en Europa. Sin embargo, las sensaciones que teníamos el pasado año ante la formación del gobierno de concentración del PSOE, ahora parecen tener mucha mayor importancia. Los pactos del PSOE con partidos comunistas e independentistas van a tensionar pero que mucho cualquier pacto, puesto que nos acercará más a una batalla de intereses partidistas, que a un gran pacto de Estado, algo que sin duda acabará sentenciando el futuro de millones de españoles. 

España ha crecido y evolucionado en un marco político traumático. La herencia histórica entre el fascismo y el comunismo parecía haberse moderado con la constitución e incluso parecía haber logrado un encaje ante las sensibilidades nacionalistas mediante las autonomías. Sin embargo, la mala gestión de una clase política marcada por la crispación y la corrupción, ha vuelto a caldear ¡y mucho! el ambiente y a dar un peligroso salto hacia los extremos, ya sean de derechas, de izquierdas o nacionalismos variopintos. 2020 nos ha recordado nuestras vulnerabilidades como especie, como comunidad y como individuos. ¿Son las preguntas que han marcado nuestra vida en sociedad las correctas? Ha llegado la hora de reventar el ‘statu quo’. Nos hacemos mayores pero no cambiamos, en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños: criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra o la misma historia, una y otra vez… Cambiar de respuesta es evolucionar, pero cambiar de pregunta es la bendita revolución. ¡Feliz 2021!

Gisela Turazzini Escuredo, Founder CEO, Blackbird Bank

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