España inunda EE.UU. de aceite de Túnez y Marruecos bajo marca nacional para evitar los aranceles
"Se trata de la misma táctica que han hecho durante décadas las marcas italianas, que han vendido en Estados Unidos aceite español bajo marca italiana, y que ahora las industrias españolas han aplicado", dice a este periódico una fuente especializada en el sector.
Se acaba de cumplir un año desde que el Gobierno de Donald Trump aplicó al aceite de oliva español unos duros aranceles que castigaban a los productos españoles, como respuesta a las ayudas de Estado que varios países, entre ellos España, dieron durante años a Airbus. Doce meses después, los malos augurios de la industria aceitera no se han cumplido y las embotelladoras españolas han podido evitar la debacle en el mercado estadounidense. ¿La estrategia seguida? Importar aceite de terceros países que no tienen arancel -especialmente Túnez, Marruecos y Portugal, pero también Siria o Turquía-, embotellarlo y distribuirlo en el mercado de EE.UU. bajo marca española o como marca blanca.
«Se trata de la misma táctica que han hecho durante décadas las marcas italianas, que han vendido en Estados Unidos aceite español bajo marca italiana, y que ahora las industrias españolas han aplicado», dice a este periódico una fuente especializada en el sector.
Todas las grandes embotelladoras españolas están ejecutando la estrategia de vender a Estados Unidos con materia prima extranjera. Las principales embotelladoras de aceite de oliva en España por facturación son Dcoop, Migasa, Coosur, Sovena, Deóleo o Borges. De hecho, hasta el año pasado la marca blanca hecha por españoles que consumían los norteamericanos era aceite nacional y actualmente es aceite de terceros países. El mercado de los grandes supermercados e hipermercados compite por precio y los grupos españoles no han podido actuar de otra manera.
El aceite con origen español en Estados Unidos ha caído un 77% pero si las exportaciones desde España de aceite de oliva han subido un 24%
Según datos recientes de la oficina de exportación de Estados Unidos -Usitc-, el volumen de exportaciones de aceite de oliva virgen extra con origen en España envasado ha caído un 77% entre noviembre de 2019 y julio de 2020 mientras que las salidas totales (granel y envasado) de aceite de oliva, sin importar el origen de la materia prima, con destino al mercado de Estados Unidos se han incrementado un 24% desde que están los aranceles, con más de 118.000 toneladas.
Mantener volumen
Esta estrategia está haciendo que las embotelladoras españolas mantengan su facturación en Estados Unidos -el tercer mercado en consumo de aceite de oliva después de Italia y España- y que mantengan su primacía en el aceite de oliva de marca blanca en el país, de la mano de grandes distribuidores como Walmart o Costco. La mayoría de aceite de oliva vendido en las grandes superficies estadounidenses está embotellado en España aunque con materia prima de terceros países.
Según Rafael Pico, director general de la patronal Asoliva, «este año no hemos perdido exportaciones desde España a pesar de los aranceles pero sí hemos perdido para la Marca España. En un momento en el que el crecimiento del mercado de Estados Unidos ha sido del 30%, nosotros hemos crecido algo y esperamos que los aranceles se reviertan para poder volver a traer producto nacional a ese mercado».
Pico asegura que «hemos perdido el 80% de las exportaciones de aceite de oliva de origen España en Estados Unidos y eso es un drama. Desde hace seis años somos líderes en ese mercado desbancando totalmente a Italia pero ahora para evitar los aranceles del 25%, que te sacan totalmente fuera del mercado, hemos tenido que recurrir a traer aceite de otros orígenes, Portugal, Marruecos, Túnez, Turquía y Siria los principales».
Diferencia con Italia
Pico niega que la situación sea la misma a la que se ha dado durante años con marcas italianas, que vendían aceite español bajo marca italiana sin especificar su origen, apropiándose así la calidad del producto nacional. «El aceite español que estaban vendiendo las marcas italianas no ponían origen España» mientras que los embotelladores españoles tienen que especificar que el aceite no es de España en la etiqueta para evitar el impuesto aduanero.
Sin embargo, todavía se siguen vendiendo en Estados Unidos marcas españolas, principalmente Carbonell -Deóleo-, La Española -Acesur-, y también otras marcas ‘premium’ como Castillo de Canena, Aceites García de la Cruz o Núñez de Prado. Marcas, estas últimas, que sí que están sufriendo el arancel del 25% por la imposibilidad de ofrecer aceite no español en sus botellas.
Sufren los productores
Por otra parte, esta situación ha hecho mucho daño a los productores nacionales, que se han quedado sin este mercado principal y que tampoco pueden exportar a Italia aceite embotellado para reexportarlo a Estados Unidos. De esta manera, los precios de producción de parte del aceite español han bajado al tener que exportar con graneles, que no están afectados por el arancel de Donald Trump.
Pedro Barato, secretario general de Asaja, asegura que «los grandes operadores como Dcoop, Deóleo, Borges o Migasa se han buscado la vida, y algunas marcas están usando el aceite de otros países bajo su propia enseña. Pero los productores quedan en una posición más difícil».
Marca blanca
El mercado norteamericano exige especificar el origen del aceite pero no es tan sencillo descubrir una trazabilidad adecuada. Por ello los embotelladores españoles están consiguiendo salvar los muebles e incluso incrementar con las marcas del distribuidor en Estados Unidos -marca blanca- usando aceites como los de Túnez, con unos costes de producción muy bajos debido a los jornales que se pagan en el país. El efecto no ha tardado en llegar, y los precios de los aceites virgen extra de estos mercados ya están subiendo.