Encaje de bolillos en el Ibex por la ley de paridad y las guerras de poder
Naturgy, Telefónica y Unicaja tienen difícil cuadrar los intereses de sus accionistas con la paridad
Por si tenían pocos problemas en sus consejos de administración algunas de las grandes compañías del Ibex 35, encima tienen seis meses, hasta el 1 de julio, para cumplir la ley de paridad de Pedro Sánchez que les obliga a tener como mínimo un 40% de mujeres en sus consejos de administración. Algunas van a tener que hacer verdadero encaje de bolillos para cuadrar los intereses contrapuestos en su órgano de gobierno y a la vez cumplir la norma.
De las empresas del Ibex, las que están más lejos de cumplir esa ley de paridad son Fluidra y Sacyr. Pero las que van a tener más problemas por los líos accionariales que tienen encima son Naturgy, Telefónica y posiblemente Unicaja Banco.
Y la norma no es ninguna tontería. Su incumplimiento acarrea serias consecuencias, ya que las sanciones pueden llegar a la suspensión de cotización de la sociedad. La sanción mínima que contempla este proyecto de ley -que todavía debe tramitarse en el Parlamento- tampoco es menor: multas por hasta «el 2% de los recursos propios de la entidad infractora».
La guerra de Naturgy
Pensemos en Naturgy. La gasista tiene un 25% de mujeres, tres de los 12 miembros de su consejo de administración. Aquí, a la dificultad de sustituir hombres por mujeres se añade la guerra accionarial que vive la compañía entre Criteria Caixa y los fondos de inversión presentes en su capital. Una guerra que el año pasado provocó el intento de estos vehículos por nombrar un consejero delegado, que frustró el holding de La Caixa.
Después de esa batalla, las aguas se han tranquilizado por el momento, pero en el mundillo se espera que los fondos vuelvan a la carga este año. Lo cual se complica aún más con la ley de paridad. En la actualidad, Criteria cuenta con tres representantes en el consejo (entre ellos una mujer), frente a dos de CVC, dos de GIP (uno de ellos consejera) y uno de IFM. El resto son independientes -ahí aparece la tercera mujer- y el presidente Francisco Reynés, que tiene consideración de ejecutivo.
Una opción sería sustituir a los dos independientes varones -Claudi Ponsa y Pedro Sáinz de Baranda- por dos mujeres y llegar así a cinco representantes femeninas. En caso contrario, uno o más accionistas de referencia tendrían que relevar a alguno de sus representantes, que son de la máxima confianza de estos inversores, en plena guerra de poder. Algo realmente complicado.
La que se avecina en Telefónica
Pero si lo de Naturgy va a ser complicado, qué les voy a contar de Telefónica. La operadora está a la espera de que la saudí STC reciba el visto bueno para alcanzar el 10% y que el Estado a través de la SEPI empiece sus comprar para llegar al mismo porcentaje. Como les adelantamos en OKDIARIO, ambas quieren un puesto en el consejo, e incluso hay base para que pidan dos cada una. Lo cual ya es un problema sin tener en cuenta la paridad porque a ver cómo les hacen hueco, es decir, a ver quién sale.
Ahora mismo, Telefónica tiene seis mujeres de 17 miembros del consejo, es decir, el 35%. Con cambiar un hombre por una mujer valdría para cumplir la ley. Pero va a depender de a qué representantes nombren los nuevos accionistas. ¿Ustedes se imaginan a una empresa de Arabia Saudí nombrando una mujer? Yo no, francamente.
Y si por el lado de los saudíes entra otro varón, no podría sustituir a ninguna mujer. Asimismo, la SEPI también tendría que nombrar una consejera que sustituyera a un hombre… lo dicho, José María Álvarez-Pallete va a tener que hacer encaje de bolillos. Y no digamos ya si STC y la SEPI se ponen farrucos y solicitan dos asientos. Apaga y vámonos.
La duda de Unicaja
Hay otro caso especial, que es el de Unicaja Banco. Ahora mismo, cumple el requisito del 40% porque cuenta con seis mujeres sobre 14 consejeros. Pero esta cifra es provisional, ya que hay una vacante que debe ser cubierta y que, en principio, será para Tomás Olivo o el representante que designe. Asimismo, la entidad malagueña está en proceso de elegir nuevo presidente en sustitución de Manuel Azuaga. Aunque hay alguna mujer entre los candidatos, Amparo Solís, no es la favorita y es mucho más probable que sea un hombre.
Además, ese presidente tendría que salir de entre los consejeros actuales -el favorito es Antonio Carrascosa- para mantener un mínimo de independientes. Si es fichado desde fuera -entre los candidatos se encuentran José Sevilla o Francisco Celma-, tendría que sustituir a alguno de los dominicales actuales. Algo que se antoja complicado después de la guerra de poder vivida por Unicaja, porque ninguno de los accionistas de referencia quiere perder un asiento: Fundación Unicaja tiene cuatro consejeros, y la Fundación Cajastur y Mayoral tienen uno cada uno.
En función del representante de Tomás Olivo, del nuevo presidente y de las posibles salidas del consejo, Unicaja también podría acabar incumpliendo la ley de paridad. Por tanto, la norma de marras también complica aún más una composición que ya es enrevesada de por sí.
Fluidra y Sacyr
Fluidra es la que más lejos está de cumplir ese 40%, ya que sólo tiene un 23% de mujeres en su consejo, tres de 13 miembros en total. La fabricante de piscinas tendría que sustituir, por tanto, a otros dos varones por cuatro mujeres en su órgano de gobierno. También puede optar por aumentar el tamaño del mismo para dar cabida a más consejeras.
Una situación similar se da en el caso de Sacyr, donde el porcentaje también es del 23%: tres mujeres sobre 13 miembros del consejo que preside Manuel Manrique. Además, en la junta de accionistas del año pasado se decidió eliminar el voto de calidad del presidente y se decidió contar con un consejero delegado a partir de 2025, en línea con las mejores prácticas internacionales de gobierno corporativo.
Como informó OKDIARIO, 18 de las 35 empresas del Ibex ya cumplen con el requisito del 40% de representación femenina de la ley de paridad, encabezadas por la citada Cellnex. Ya llegan a un nivel del 50%, es decir, a la paridad real, Inditex, Logista, Redeia y Aena.
Lo peor de todo es que el Gobierno de Sánchez justifica esta complicación de forma torticera, como es habitual en él. La ley de paridad se fundamenta en la trasposición de una directiva europea, eso es cierto, pero ese texto no impone un mínimo del 40% de mujeres, sino del 33%. Una vez más, España se ha querido poner el primero de la clase en las cuestiones woke. Y si se hubiera mantenido el 33%, todos estos líos tendrían una solución mucho más fácil.