Iberdrola vincula el salario variable de sus ejecutivos a la reducción de emisiones de CO2

Galán petroleras
José Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola.

Iberdrola vinculará por primera vez el bono estratégico que reparte entre sus consejeros ejecutivos y altos directivos a la consecución de objetivos medioambientales, en este caso consistentes en la reducción de emisiones de CO2.

La definición de los objetivos para el reparto de este bonus aparece recogida en un informe incluido en la documentación de la próxima junta general de Iberdrola. De hecho, la medida será sometida al visto bueno de los accionistas.

En la propuesta, la empresa incorpora por primera ver criterios medioambientales. En concreto, el incentivo estará vinculado a la reducción de la media de intensidad de emisiones de CO2 conforme a los objetivos de Naciones Unidas.

Iberdrola considerará cumplido este objetivo si la empresa alcanza una reducción de 5% en la intensidad media de emisiones entre 2017 y 2019 comparada con la media del periodo comprendido entre 2014 y 2016. Se entenderá que este objetivo no está cumplido si no se reduce la intensidad media.

Este objetivo se suma a otros de carácter financiero y de negocio, entre los que figuran un crecimiento medio anual acumulado del beneficio neto durante el período 2017-2019 superior al 5% y una rentabilidad total para el accionista superior a la del accionista del Eurostoxx Utilities Index.

El último objetivo consiste en el mantenimiento de la solidez financiera conforme a la relación entre los fondos procedentes de las operaciones y la deuda neta. Para Iberdrola, estos objetivos «proyectan un escenario retador para una compañía que continúa con su crecimiento rentable, sólida financieramente y comprometida con el medio ambiente, la lucha contra el cambio climático y el crecimiento sostenible».

El peso específico de cada uno de estos parámetros en la evaluación global del desempeño de la alta dirección será del 20% tanto para el objetivo medioambiental como para el financiero, así como del 30% para el relacionado con el aumento del beneficio y la mejor evolución con respecto al Eurostoxx.

El bonus se liquidará en los tres ejercicios posteriores, esto es, entre 2020 y 2022. De hecho, la retribución para la alta dirección del bono estratégico comprendido entre 2014 y 2016 se está distribuyendo en el actual trienio iniciado en 2017.

Valorado en 87 millones

En total, Iberdrola repartirá un máximo de 14 millones de acciones como parte de este incentivo, equivalentes al 0,22% del capital social. A los consejeros ejecutivos se les reserva un máximo de 2,5 millones de títulos.

A precio de mercado, los 14 millones de acciones del plan tienen un valor de 87,3 millones de euros. Las acciones de la compañía cotizan en niveles superiores a los 6,2 euros por acción.

El bono se entrega únicamente en acciones y su resultado se evaluará a finales de 2019. El consejo de administración decidirá entre qué directivos se reparte el incentivo, con un límite de 300 beneficiarios.

El anterior bono estratégico, el del periodo 2014-2016, fijaba entre sus objetivos un incremento medio anual del beneficio del 4% y contemplaba el reparto de hasta 19 millones de acciones, equivalentes al 0,3% del capital, de los que un máximo de 2,2 millones de acciones pueden destinarse a los consejeros ejecutivos.

Neurtra en carbono en 2050

Iberdrola, cuya intensidad de emisiones de CO2 es ya un 34% inferior a la media del sector eléctrico europeo, se ha comprometido a reducir su intensidad de emisiones en un 50% para 2030 con respecto a sus niveles de 2007. Además, la empresa se ha puesto como objetivo ser neutra en carbono para el año 2050.

El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, indicó durante su intervención en la Cumbre del Clima de Marrakech, celebrada el pasado mes de noviembre, que las emisiones de la compañía en Europa previstas para 2017 serán un 75% inferiores a las de 2000 y supondrán sólo un tercio frente a la media de las ‘utilities’ del continente.

Galán también señaló que el 90% de los 100.000 millones de dólares (95.200 millones de euros) invertidos por la empresa desde el año 2000 se han dedicado a energías renovables e infraestructuras de redes.

Además, Iberdrola señala que ha cerrado la mayoría de sus centrales de carbón y fuel, con la excepción de dos plantas, que representan sólo el 2% de la potencia total instalada en la actualidad.

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