El desembarco de EEUU no pone en peligro la inversión española mientras siga el castrismo
Las empresas españolas presentes en Cuba no tienen demasiado que temer con el cambio en las relaciones entre EEUU y el régimen de los hermanos Castro, si bien este sí puede repercutir en el negocio del sector hotelero. Sin embargo, sí tienen mucho que perder a largo plazo, cuando la dictadura comunista sea sustituida por una democracia y se instauren instituciones política y financieras equiparables a las que cualquier país occidental.
El economista Elías Amor, miembro del grupo opositor en el exilio Unión Liberal Cubana (ULC), ha dicho que “a corto plazo los empresarios españoles no van a tener problema, están bien posicionados”. Recuerda que ha habido compañías españolas en Cuba en Cuba desde la llegada al poder de Castro y que no han tenido problemas para tomar posiciones en diferentes sectores. “Eso ocurría incluso en época de Franco, que mantuvo una muy buena relación con la dictadura comunista y no hizo nada por los españoles que fueron expropiados”.
“Los empresarios españoles saben negociar con los ‘compañeros’ del Partido Comunista»
Amor destaca: “Los empresarios españoles presentes en Cuba saben negociar con los compañeros del Partido Comunista y con la Seguridad del Estado”. Señala además que la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba (AEEC), que agrupa a unas 200 compañías, “es un lobby bien relacionado y muy influyente en la isla”. En opinión de este economista miembro de la ULC, los gobiernos del PP y el PSOE han mantenido la misma política hacia el castrismo: “priorizan los intereses económicos sobre el apoyo a los demócratas, la lucha por la libertad y la defensa de los derechos humanos”.
Esta política ha beneficiado a las empresas españolas y seguirá haciéndolo a corto y medio plazo, pero a largo plazo puede tener un coste muy alto. “No creo que los empresarios estadounidenses vayan a desembarcar en masa en Cuba, no al menos hasta que no haya instituciones económicas y financieras reales y estables que a día de hoy no existen”, dice Amor. “Pero cuando estas instituciones existan”, añade, “y sobre todo cuando haya un cambio a la democracia las cosas se van a poner duras para las empresas españolas”.
Destaca: “Muchos de los intereses económicos españoles han apoyado a la dictadura y cuando haya democracia las nuevas autoridades no querrán saber nada de esos empresarios socios de los comunistas”. Destaca que en la mayor parte de los casos, las compañías presentes en Cuba no poseen en realidad nada. Trabajan mediante convenios con el régimen, con empresas participadas en un 51% por el Estado, que son las propietarias de hoteles y otro tipo de instalaciones”. Pone en duda que un Gobierno democrático quiera mantener esos convenios y se muestra convencido de que los hoteleros españoles llegados a ese punto venderán a su competencia estadounidense”.
Competencia hotelera estadounidense
El sector turístico es el más sensible al cambio de relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Al calor del deshielo oficial entre ambos gobiernos, ha comenzado la llegada de empresas norteamericanas a la isla. Si bien no supone un reto importante para la presencia española en la más extensa de las Antillas, sí implica la llegada de nuevos competidores.
Este sábado, un día antes de la llegada de Barack Obama a Cuba, el régimen de los hermanos Castro firmó un acuerdo con el grupo estadounidense Starwood por lo que este asume la gestión de dos hoteles en la capital cubana. Uno de ellos es el Hotel Inglaterra, uno de los más emblemáticos de la ciudad y situado en La Habana Vieja y a pocos minutos andando del Malecón. Este establecimiento se integrará en la gama de lujo de la cadena. El otro es el Hotel Quinta Avenida, en el selecto barrio de Miramar (donde se sitúan numerosas embajadas) y que se integrará en la gama Four Points (clase económica) de Sheraton.
Por otra parte, Booking se va a convertir en la primera agencia de viajes online estadounidense que comercializará reservas de hoteles cubanos en Estados Unidos. Priceline Group, propietaria de esa web, ha firmado un acuerdo con las autoridades cubanas para poder ofrecer ese servicio.
El vicepresidente de CEOE y presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la misma, Joaquim Gay de Montellà, mantuvo a finales de enero un encuentro con el director general para Iberoamérica del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, Pablo Gómez de Olea y con su homólogo en Comercio Internacional del Ministerio de Economía y Competitividad, Antonio Fernández-Martos. Gay de Montellà destacó la gran presencia de empresas españolas presentes en la isla, especialmente en el sector hotelero y en el turismo en general. Se refirió a las oportunidades que se presentan con el proyecto de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, ubicada a 45 kilómetros de la Habana, y que ofrece buenas comunicaciones, así como ventajas fiscales y corporativas muy importantes para las empresas que decidan instalarse allí. “El objetivo es convertir Mariel en el hub de la logística caribeña”, subrayó.
Efectos mínimos del embargo
Aunque lo que el castrismo denomina “bloqueo” estadounidense es uno de los mantras de la propaganda del régimen comunista, los efectos reales del embargo son mínimos. Cuba mantiene relaciones perfectamente normalizadas con cerca de 90 países de todos los continentes, incluyendo a más de tres decenas de europeos. De hecho, Estados Unidos es uno de los principales socios económicos de la isla. El año pasado las exportaciones norteamericanas con destino al país gobernado por los Castro fueron de 180.300 millones de dólares.