La demografía es clave para la economía y el proceso de fabricación de niños es muy grato
Queridos amigos, nos hemos reunido esta semana en la Fundación Ramón Areces para hablar de un asunto que no se toca pero que es clave para la supervivencia económica de un país; la demografía. Expertos de la talla de Alejandro Macarrón, uno de los más profundos estudiosos de esta materia, Josep Piqué, exministro con gran visión geopolítica, y Joaquín Leguina, expresidente de la Comunidad madrileña y estadístico de carrera, vinieron más o menos a rescatar y explicar una de las más célebres frases de la Transición española: A fornicar, a fornicar, que se acaba el mundo. La frase no es así exactamente, pero es para no herir sensibilidades, el verbo original también empieza por fo.
Les puede parecer una exageración pero, tanto la mesa de sabios como todo tipo de expertos acuerdan que en la demografía está el destino, no sólo de cualquier economía sino también de cualquier país. Ni en España, ni en Europa se reponen a las personas que nos dejan y esto ya se está empezando a reflejar en las pensiones, Tema que sí consta ya como una de las preocupaciones patrias del CIS. Como también se recoge, que las españolas (hasta que no se demuestre lo contrario sólo las féminas pueden traer hijos al mundo) quieren tener el doble de hijos de los que finalmente tienen. Que seamos menos, además de que es más aburrido, supone un mayor gasto en pensiones, menor consumo e inversión, déficit creciente, caída de la innovación y el emprendimiento (más propio de jóvenes que de veteranos), caída de la productividad, de las economías de escala, el auténtico caos. Hay quien afirma que cuantos menos seamos menos pensiones hay que pagar, a lo que yo les respondo, cuando nos morimos todos los problemas se acaban. Cuestión esta que ya sacó a colación tanto Christine Lagarde como el primer ministro japonés: los viejos en occidente viven demasiado, deberían morir antes para causar menos gasto. Empiecen por ustedes, habrá quien replique.
De hecho, el propio Macarrón llegó a decir que si en Cataluña no ha habido más violencia física es porque tiene una población tremendamente envejecida. De media, consumimos 8 años más de pensión que lo que hemos contribuido (lógicamente también de media pues hay honrosas excepciones) al sistema durante nuestra vida laboral. Por ello, Leguina pidió (también le dio tiempo a meterle un viaje al líder del PSOE para los micrófonos de la COPE desde la mencionada Fundación) la prohibición de las jubilaciones anticipadas, mientras que Piqué pedía un plan integral para que en España se tengan más hijos.
A este paso, y no es ninguna broma, a finales de este siglo España tendrá la mitad de población de la que ahora registra el INE.
En este acto pudimos al director de la Fundación Ramón Areces, Raimundo Pérez-Hernández, que habla inglés pero ni se mete la camisa por dentro del pantalón, ni se cierra el cuello de la camisa y a dos prebostes del Círculo de Empresarios, vascos para más señas, como son Manuel Azpilicueta y Fernando Eguidazu.
Siempre me gusta contarles anécdotas de mi vida como reportero dicharachero así que pregunté a Beatriz Toribio, mítica jefa de estudios de Fotocasa, sobre qué es especular con la vivienda a raíz de lo acontecido con la pareja feliz de Podemos. Toribio dixit: Para mí comprar una vivienda nunca es especulación. Esta señora elabora estudios fundamentados del mercado inmobiliario todos los meses.
Otro que me tiene preocupado es Ángel López Maraver, presidente de la Federación Española de Caza, que dice que nadie se ocupa de la tercera práctica deportiva en nuestro país con más federados. Afirma que no hay un sólo partido que les entienda, los que menos Podemos y Ciudadanos, y que se está haciendo una gestión del mundo rural pésima.
Ese mismo al que animamos a los jóvenes al que vayan a poblar de nuevo y llenen de tiernos infantes sus caminos y praderas, si antes no se los comen las turbas de jabalíes, los plagas de sarna o los lobos que también están en crecimiento exponencial, no sólo en Wall Street.
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