Cómo conseguir reestructurar deudas para no acabar en la bancarrota
Algunas personas o empresas se encuentran en una situación tal que les es imposible poder afrontar las deudas que tienen a corto plazo. Se trata de un escenario que puede ser provocado por distintos motivos pero que, no necesariamente, implica estar cerca de una quiebra o concurso de acreedores:
- Realización de una inversión con un retorno menor al esperado: la empresa decidió emprender una inversión que esperaba que diera unos determinados beneficios en un plazo. Por desgracia, consecuencia de una mala planificación o vaivenes inesperados del mercado, finalmente tales flujos no llegan al valor previsto. Ello reduce la disponibilidad de líquido y de, por lo tanto, hacer frente a las deudas más próximas.
- Época de baja temporalidad: hay negocios que concentran la mayor parte de sus ingresos en periodos específicos del año. Ahora bien, hay que hacer frente a una serie de costes fijos durante todo el año, no solamente cuando la actividad es mayor.
- Impagos puntuales de algunos clientes: disponer de una cartera de clientes diversificada es clave para no depender en exceso de la solvencia de unos pocos. Puede ser, pero, que alguno de los importantes esté pasando una situación complicada y no esté al día de los pagos.
- Bache en el sector: por un cambio de preferencias en el sector, por ejemplo, aquello que en su momento generaba mucha demanda, en otro momento, no. Por lo tanto, la empresa se ve obligada a reinventarse y redirigir su actividad hacia las nuevas preferencias mostradas por el público objetivo.
¿Cómo conseguir la reestructuración de la deuda?
En contextos como los comentados, hay que dirigirse a los acreedores para conseguir que la deuda a corto plazo se convierta en deuda a largo plazo. A continuación, se dan unos consejos sobre cómo hacerlo:
- Presentar un plan de viabilidad: es el punto clave para hacer llegar a los acreedores la total certeza que la empresa es viable y que solamente precisa de atrasar el vencimiento de los pagos para seguir funcionando.
- Ofrecer alguna cosa a cambio: no habrá una reestructuración en las mismas condiciones de deuda ya existentes. Por lo tanto, hay que ser conscientes que habrá, a medio y largo plazo, un encarecimiento del coste de la financiación.
- Basarse en el propio historial de la empresa: en caso que sea la primera vez que la compañía se encuentra en una situación de este tipo, poner énfasis en el historial pagador para mostrar que existe voluntad de hacer frente a las deudas.
- Utilizar reservas si es necesario: toda empresa tiene una serie de reservas. Se trata de aquellos beneficios que, en lugar de repartirse en forma de dividendos entre los accionistas, se quedan en el balance (concretamente en el patrimonio neto) para dotar de mayor solidez a la compañía. En caso que los acreedores acepten refinanciar una parte, la otra puede intentar cubrirse mediante estas reservas.
- Presentar el proyecto a otros inversores: en algunos casos, puede que los acreedores exijan una mayor solvencia en términos de capital. Entonces, a la empresa no le quedará más remedio que encontrar inversores dispuestos a invertir en el negocio. Llegados a este punto, habrá que aceptar una cierta pérdida de control en la dirección.
Temas:
- Reto de la Financiación
Comentar
Consulta aquí la política de comentarios