Energía

Cerrar las nucleares costará 22.600 millones a los consumidores y disparará las emisiones de CO2

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Nucleares
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El cierre de las centrales nucleares es uno de los principios irrenunciables del Gobierno de coalición de PSOE y Sumar, pero tendrá un coste muy alto para los consumidores y, además, incrementará en vez de reducir las emisiones de CO2. Así lo asegura un estudio elaborado por el think tank Oikos y la consultora Afry titulado ‘¿Verde, competitiva y segura?’.

Este coste se estima en 22.600 millones de euros, y resulta de calcular la demanda eléctrica y el precio que tendrá la luz en el mercado mayorista en un escenario de extensión de la vida útil de las centrales y en un escenario de cierre de las mismas, donde el precio sería más caro. Así, el informe deduce que el coste directo adicional de no prorrogar las nucleares ascendería a 22.600 millones de euros entre 2027 y 2050, que sería soportado por las empresas y consumidores españoles.

Hay que tener en cuenta que la nuclear es la energía con el coste de producción de electricidad más bajo (salvo las renovables y la hidroeléctrica, pero sólo en algunos momentos), por lo que su retirada de las subastas diarias las dejaría en manos de fuentes más costosas.

Pero, aparte del coste, el efecto sería el contrario al que teóricamente busca la «transición ecológica» de Pedro Sánchez y Teresa Ribera: cerrar las nucleares elevará las emisiones de CO2 en vez de reducirlas. Esto es así porque «las renovables no son capaces de absorber toda la demanda de electricidad que las centrales nucleares cubren actualmente. Esto se debe principalmente a que su capacidad no es flexible, y a que otras posibles tecnologías flexibles (baterías, almacenamiento, interconexión…) no se están desarrollando lo suficientemente rápido como para cubrir el calendario previsto de desmantelamiento de las centrales nucleares».

En consecuencia, «el cierre anticipado de las nucleares reduciría la seguridad de suministro, y obligaría a seguir recurriendo a la generación de gas, que es lo que emite CO2», algo de lo que ya alertó el Foro Nuclear. Según los autores del estudio, «en términos de volumen de emisiones, la cantidad acumulada de CO2 adicional es de  unas 28 toneladas. Para poner esta cifra en contexto, se trata de casi tres años de emisiones medias durante el mismo periodo. En términos de valor de mercado, el coste total de estas emisiones adicionales sería de 3.400 millones de euros teniendo en cuenta los precios previstos del CO2».

Las renovables no pueden asegurar el suministro eléctrico 24 horas al día ni todos los días: no funcionan cuando no hay viento (eólica), cuando no llueve (hidráulica), cuando está nublado o es de noche (solar), etc. Además, no proporcionan la estabilidad necesaria a la red por las leyes de la física. Dicha estabilidad sólo la aportan las nucleares y los ciclos combinados (centrales de gas); por tanto, si desaparecen las primeras, hay que aumentar la producción de las segundas.

Es decir, justo lo contrario de lo que teóricamente pretende la transición ecológica del Gobierno verde: reducir las emisiones de CO2, el principal responsable del cambio climático. Sin embargo, el acuerdo de investidura firmado por Pedro Sánchez y Yolanda Díaz contempla el cierre progresivo de todas las centrales nucleares gradualmente entre 2027 y 2035.

Este cierre, además, va en contra de la tendencia en los países de nuestro entorno, que como mínimo van a permitir que sus centrales nucleares agoten su vida útil, sin cierres anticipados, para facilitar la transición energética. Otros la están alargando e incluso hayt Estados como Reino Unido, Francia Polonia que están construyendo nuevos minirreactores más seguros y con mayor capacidad de producción que las centrales antiguas.

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