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El CEO-activismo no llega a España: los empresarios guardan silencio para no meterse en líos políticos

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Mickey Mouse.
  • Eduardo Segovia y Beatriz Jiménez

La oposición frontal de Disney a una ley del Estado de Florida que prohíbe hablar de orientación LGTBI en los colegios se incluye dentro de un movimiento bautizado como «CEO-activismo» que está dominado por el relato de la izquierda: se ha caracterizado por sus ataques a Trump y su defensa de sus banderas ideológicas. Esta actitud no ha llegado a España, en parte porque aquí gobierna la izquierda (y es mucho más radical que la norteamericana), y en parte por la tradicional alergia de nuestras élites económicas a criticar a los Gobiernos de cualquier signo.

En Estados Unidos, movimientos sociales como el #MeToo, las protestas raciales del #BlackLivesMatter, la lucha por los derechos LGTBI+ y el cambio climático son los grandes temas que sobre los que los presidentes y CEO estadounidenses han atacado a los republicanos y defendido a los demócratas. En cambio, los empresarios españoles se han decantado por guardar silencio pese a los ataques frontales recibidos por parte de miembros del Gobierno.

Aquí es muy extraño que un presidente o consejero delegado de una gran empresa haga público un posicionamiento político, más allá de ciertos comentarios sobre el sector en el que opera su compañía (como han hecho recientemente las eléctricas). La gran excepción es María Dolores Dancausa, CEO de Bankinter, muy crítica siempre con las subidas de impuestos y el descontrol del gasto público: «Básicamente, lo que ha hecho el Gobierno es dar subvenciones que provienen del cobro de unos impuestos que representan unos gastos que, por otro lado, no se ven reducidos en otras partidas. Por lo tanto, lo que van a hacer es incrementar el déficit y la deuda y yo creo que esa no es la solución adecuada», sentenciaba hace dos semanas.

Otro de los que suele hablar claro es Juan Roig, propietario de Mercadona. Una de sus declaraciones más contudentes ocurrió en 2020, al inicio de la pandemia. El empresario no tuvo miramientos en criticar que se priorizara inicialmente la salud a la economía con estas duras palabras: «Menos vacuna y más pico y pala». Roig ha sido blanco habitual de las críticas podemitas. «Lo único que quiere priorizar son sus privilegios y su riqueza por encima de la fuerza productiva que ha creado. Ninguna vida vale más que otra y ninguna propiedad justifica esta desigualdad» aseguraba la portavoz de Podemos en el parlamento valenciano.

Otro de los grandes empresarios que ha sufrido numerosas embestidas por parte de Podemos es Amancio Ortega. La formación morada califica de «limosnas de multimillonarios» las repetidas donaciones que ha realizado el fundador de Inditex a la sanidad pública. La respuesta del hombre más rico de España ha sido siempre la misma: el silencio.

Tras el 1 de octubre, el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliú, aseguraba que el banco que preside «no contemplaba la independencia de Cataluña». Asimismo, Oliú señalaba que esa fecha tan señalada para los separatistas catalanes “les tocó el bolsillo a unos pocos” y a “nosotros nos obligó a cambiar la sede social, produciéndonos gastos extra”.

CEO-activismo en Estados Unidos

En EEUU, las declaraciones de importantes ejecutivos sobre temas de calado social y más tendentes a la ideología de izquierdas son muy comunes. La aparición del concepto de CEO-activismo urge hace aproximadamente cinco años, cuando los investigadoros y articulistas de Harvard Business School, Mike Toffel y Aaron Catterji, comenzaron a analizar el impacto que tiene la movilización de distintos ejecutivos ante temas sociales, tanto en la sociedad como en la política que no están directamente relacionadas con los intereses de la empresa.

Uno de los temas que llevó a muchos empresarios de EEUU a pronunciarse es el de los dreamers – término que se utiliza para nombrar a los jóvenes que viven en Estados Unidos y que llegaron al país de manera ilegal-. Por ejemplo, el presidente y jefe del Departamento Legal de Microsoft, Brad Smith, hizo la siguiente afirmación ante la posibilidad de que el Gobierno decida expulsar a algún dreamer empleado por Microsoft: “Tendrán que pasarnos por encima para llegar hasta esa persona”.

El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, no sorprendió a nadie al preferir usar su propia red social para emitir una entrevista con tres dreamers sin papeles para debatir sobre la cancelación del DACA -Acción Diferida para los Llegados en la Infancia- y el impacto que tendría sobre ellos. Casi tres millones de personas la vieron.

El sector financiero también ha sido muy activo en su respuesta a estos cinco eventos. Los CEO de compañías como Goldman Sachs, JP Morgan o Banco de América han alzado la voz contra temas tan controvertidos como el veto migratorio o Charlottesville (la ciudad donde se desató la violencia entre supremacistas blancos y manifestantes contrarios). Varios ejecutivos del sector energético, como Patrick Pouyanné de Total Energy y Bob Dudley de BP también han alzado la voz contra la decisión de la administración Trump de sacar a EEUU del Acuerdo de París sobre Cambio Climático.

El último en episodio se ha dado hace menos de dos días, cuando estalló  la guerra del gobernador de Florida contra la empresa por su oposición a la ley Don’t Say Gay. Esta ley  fue propuesta por la mayoría republicana de la legislatura estatal y firmada por DeSantis el pasado 28 de marzo. Disney, presionada por sus empleados, que realizaron protestas mientras el proyecto era discutido y enviaron cartas a sus directivos, anunció que retirará los donativos políticos al Partido Republicano en la Florida. También expresó que su meta como empresa es que la legislación sea revocada o derrotada en las cortes. «Nuestros empleados ven el poder de esta gran compañía como una oportunidad para hacer el bien. Yo estoy de acuerdo», dijo el CEO de Disney, Bob Chapek.

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